Algunos medios de comunicación y dirigentes políticos parecen estar ansiosos por encontrar errores en el gobierno Petro. Desde que se anunció el nombramiento de Gareth Sella como viceministro de Juventud en el Ministerio de la Igualdad, los medios lo han señalado como un favor político de la presidencia al candidato por el Pacto Histórico a la Alcaldía de Bogotá, Gustavo Bolívar, a quien se le asocia con la financiación de la llamada primera línea.
Gareth perteneció a este grupo en el movimiento social del 2021 y fue en ese momento cuando perdió la vista por la brutalidad policial de la que fue víctima, tal como lo expuso ese mismo año en el Congreso. Algunos medios mencionan que este hecho es el único mérito que tiene el joven para asumir el viceministerio, pues fue un requisito que dio el presidente Petro para elegir a quien ocupara la vacante. Sella trabajó en el 2021 en la Secretaria Distrital de Gobierno y, este año, trabajó en el DPS como realizador audiovisual. El hecho de que ahora salte a un viceministerio, sin duda, es el sueño de muchos jóvenes, que preferirían tener cargos directivos tan pronto culminan una carrera. La ansiedad permea a los jóvenes y a los medios. Pero ¿por qué molesta el nombramiento?
Es evidente que Gareth no tiene la experiencia en el manejo de presupuesto o en el liderazgo de equipos, lo que lo hace poco apto para el cargo. Pero estaríamos cayendo en el error que están cometiendo muchos empresarios al creer que la hoja de la vida es el reflejo de todas nuestras capacidades, aptitudes y habilidades. Además, cabe preguntarse si todas las personas que han sido nombradas en funciones públicas contaban con los estudios suficientes para hacer frente a una tarea que parece no tener igual con el sector privado. Creo mucho en que los jóvenes tenemos la capacidad de ser flexibles y aprender nuevas y mejores formas de liderar, por lo que, personalmente, encuentro mucho más preocupante otro tipo de cuestiones frente a su nombramiento.
Por un lado, el viceministro tiene un reto enorme: definirse a sí mismo, pues no son claras cuáles serán sus funciones. Para nadie es un secreto que otros ministerios, como el de Educación, tienen capítulos especiales dedicados a tratar y trabajar los problemas de la juventud y, por otro lado, también existe la figura de los Consejos de Juventud que buscan que los jóvenes tengan una participación, concertación, vigilancia y control de la gestión pública. Algo que deberá hacer Sella es encontrar su lugar entre todos estos mecanismos de participación para que su rol no parezca duplicado y obsoleto. Tendremos que esperar para saber si todas estas instancias serán absorbidas por el Ministerio de la Igualdad.
Pero quizás el mayor reto sea de carácter ideológico, pues Gareth tendrá que enfrentarse con la realidad de jóvenes distintos a los que ya conoce. La juventud no es un grupo homogéneo, no todos salieron a marchar, no todos tienen ideas cercanas al Gobierno y prometer igualdad solo a aquellos con necesidades manifiestas deja de lado el grueso de nuestras preocupaciones generacionales.
Tenemos problemáticas asociadas a la falta de oportunidades laborales y a la transformación que queremos hacer en las organizaciones y en la sociedad. El reto estará en conciliar las diferentes posturas que existen entre la juventud y en dejar de lado los sesgos que pueden venir de su mala experiencia con la policía y el establecimiento, pues incluso ahí hay jóvenes.
No es lo mismo gritar en las calles que conciliar políticamente acuerdos para un fin social. Sin embargo, mencionar que no podrá cumplir con sus funciones por haber sido miembro de la primera línea no es más que una ansiedad de algunos medios por ver sucumbir las propuestas de cambio de este gobierno y aplacar la lucha que los jóvenes queremos hacer por el futuro.
ALEJANDRO HIGUERA SOTOMAYOR