Ciclo económico, inflación y empleo

Los análisis sobre el estado de la economía colombiana tienen que partir del reconocimiento del modelo económico que venía mostrando su agotamiento desde antes de la pandemia. Se puede decir, sin duda alguna, que la economía colombiana no crece desde 2011, lo que indica que desde antes de la pandemia ya se evidenciaba una desaceleración paulatina con serios problemas para la creación de empleo.

La pandemia contrajo la economía en 2020 a -7,2 %, que venía de crecer 3,2 % en 2019. Esta situación condujo a una inyección de recursos básicamente por la vía del gasto público, que en Colombia elevó la deuda a niveles del 61 %. Dicha deuda fue contraída a muy corto plazo, representando un apretón fiscal para los años subsiguientes. El pago de dicha deuda ha limitado la política social y especialmente el gasto de inversión; en otras palabras, el costo de la pandemia quedó contratado para pagarse entre los años 2023 y 2025.

Era previsible que la inyección de recursos tras la pandemia provocara rebote en el ciclo económico, por eso la economía en 2021 creció 10,8 %. Sin embargo, como las políticas de reactivación no eran sostenibles en el tiempo y hubo inflación, el Banco de la República decidió aumentar la tasa de interés para enfriar la economía. La tasa subió de 1,75 % a 13,25 % en 18 meses, es decir, entre septiembre de 2021 y mayo de 2023, provocando contracción del crédito y de la inversión. Por esta razón, y sumada a la desaceleración global, la economía pierde fuerza y entra en una fase de menor crecimiento, pero sin caer en recesión. El crecimiento en 2022 y 2023 fue 7,3 % y 0,6 %, respectivamente.

Ante este contexto, el debate ahora es sobre el empleo. Los datos más recientes indican que la tasa de desempleo creció de 11,4 % a 11,7 % entre febrero de 2023 y de 2024, es decir, hubo 123.000 desempleados más. Esta variación se produjo en sectores como comercio, actividades profesionales, construcción y agricultura. Geográficamente creció en mayor medida en zonas rurales y ciudades pequeñas; no obstante, conviene recordar que dicho aumento suele presentarse en estos periodos de inicio de año y, pese a todo, la buena noticia es que la tasa se ubica en niveles de 2018 y 2019.

Asimismo, los datos muestran que se sigue corrigiendo la brecha de género, es decir, la diferencia entre el desempleo femenino vs. masculino se recorta, lo que indica que las mujeres están logrando acceder a oportunidades laborales. Mientras hace un año la brecha era de 6,4 puntos porcentuales, ahora es de 5,3 p. p.

Por otro lado, hay que destacar que se crearon 260.000 empleos: industria manufacturera (149.000), actividades artísticas (141.000) y transporte y almacenamiento (112.000). Otra buena noticia es que creció el empleo particular, lo que indica que se puede estar impactando positivamente el ingreso de las familias, la formalidad y la estabilidad laboral.

Finalmente, ante el presagio de algunos analistas que advertían sobre un deterioro del empleo debido a la desaceleración, eso todavía no se evidencia. Lo cierto es que las apuestas del Gobierno (Plan Nacional de Desarrollo, política de reindustrialización, programa de inclusión financiera Creo y las múltiples acciones que adelantan los ministerios y agencias) están encaminadas a generar condiciones para la reactivación económica y la transformación productiva del país que permitan superar el agotamiento del modelo económico.

RICARDO BONILLA GONZÁLEZ

Ministro de Hacienda y Crédito Público