Nuestra Constitución Política señala en su artículo 217 que la finalidad de las Fuerzas Militares “es la defensa de la soberanía, la independencia, la integridad del territorio nacional y del orden constitucional”, lo cual implica un diálogo entre el pueblo soberano y unas instituciones que lo defienden, siempre obedeciendo a un principio que ha definido la existencia de las Fuerzas: la neutralidad política, lo que garantiza su compromiso exclusivo con los intereses supremos de la Nación.
De aquí se deriva el perfil del servidor que va a cumplir tan elevada misión: militares y policías que asumen distintas responsabilidades en estricto cumplimiento de las directrices diseñadas para responder a las necesidades de los colombianos. Su vocación de servicio los lleva a asumir el máximo sacrificio: estar dispuestos a entregar la vida por otro, sin conocerlo, únicamente porque es su compatriota y porque protegerlo es su deber.
Las Fuerzas Militares de Colombia y la Policía Nacional son estructuras jerarquizadas, de modo que en ellas existen grupos situados en distintos niveles relacionados entre sí. Dicha jerarquía obedece al tipo de mando, autoridad y responsabilidad otorgados según las condiciones del escalafón. Además, el término ‘jerarquía’ está estrechamente vinculado al de antigüedad, que no solo representa el tiempo de servicio ininterrumpido dentro de la Fuerza y para la Nación, sino que también define su posición en la estructura de mando y su experiencia en el cumplimiento del deber las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
Con el tiempo, toda esa experiencia adquirida y reunida termina por convertir al cadete de antaño en un auténtico profesional en el control y manejo de una determinada Fuerza; es decir, en un general o un almirante de la República, las personas con mayor antigüedad de la institución y, por lo tanto, poseedoras de elevados conocimientos, excelencia y sabiduría. A medida que se asciende, se acumula abundante conocimiento teórico y práctico en asuntos no solo castrenses, sino también técnicos, científicos y humanísticos. Así, luego de más de treinta años de carrera al servicio de la sociedad, los generales y almirantes no solo representan la experiencia militar y la destreza estratégica y táctica, sino que simbolizan, además, la voluntad de seguir una vocación; todo esto, esencial para el ejercicio del liderazgo, mando y control en la conducción militar y policial.
Estas cualidades se reflejan en su destreza para la conducción operacional y en su capacidad para coordinar unidades que ejecutan maniobras complejas en entornos volátiles, inciertos, complejos y ambiguos, donde es crucial tomar decisiones rápidas pero acertadas. Hoy, el mayor desafío de adaptación para las Fuerzas radica en el impacto de las tecnologías emergentes dentro de contextos frágiles, ambiguos, no lineales y, muchas veces, incomprensibles.
Contra las opiniones mal informadas que abundan, el ascenso al grado de general o almirante no es una elección fortuita, tampoco es el resultado de una ‘palanca’ ni una decisión política del gobierno de turno. Su escogencia se da tras un riguroso estudio que abarca alrededor de un año, en el marco de un proceso que podría asimilarse a un cónclave militar o policial –conformado exclusivamente por el cuerpo de generales y almirantes en actividad–, durante el cual se analizan y valoran las cualidades que los aspirantes han reunido en su trayectoria y que deben ser excepcionales.
De ahí que el retiro de un general o un almirante no implique el abandono de su vocación ni la pérdida de su antigüedad o del grado al que llegó, habida cuenta de los extraordinarios méritos exigidos para ello. A ningún militar o policía se le antepone el prefijo ‘ex’, porque su condición de retirado no niega su ser en términos del ethos militar o policial; así, nunca se deja de ser oficial, suboficial o soldado, mucho menos si se llegó al máximo grado. El pueblo de Colombia ordena a sus Fuerzas Militares y a la Policía la misión de defender la República, y los generales y almirantes que las conducen ofrecen su excelencia, haciendo de tal deber el máximo de los honores.
*Rector de la Universidad Militar Nueva Granada