Como era previsible no bien ocurrido el apoteósico lanzamiento de En agosto nos vemos (EAV) autoría del más grande escritor del país en toda su historia, Premio Nobel de Literatura 1982 Gabriel García Márquez, se está armando una controversia que crecerá como espuma y que por lo mismo a mí me genera unas preguntas que podrían parecer ingenuas e inútiles, pero que no lo son tanto:
Primera: ¿Vale la pena armar lo que será tamaño ruido alrededor del mundo con esta obra al considerarla póstuma e inconclusa? Claro que no, si es el propio diccionario de la RAE el que define aquella expresión como “(una obra) Que sale a la luz después de la muerte de su autor”. Segunda: Por eso mismo, ¿no es acaso cierto que, según lo muestran el editor, la corrección de los originales por mano de la secretaria y todo corroborado por los hijos del Nobel, fueron estos dos herederos suyos quienes decidieron lanzarla al mercado universal dándose cuenta “…de lo bien que estaba a pesar de sus imperfecciones (…) y anteponiendo …el placer de sus lectores a todos los demás desperfectos”?
Tercera: ¿Es correcto llamar Novela a EAV?. Obvio que sí, atenidos de nuevo a la RAE, que dice: “Obra literaria narrativa de cierta extensión”, características en este caso reunidas con la pulcritud, belleza y esplendor que García Márquez impuso a su extensa producción en el universo de las letras. Cuarta: ¿EAV es “menos inédita” porque algunos de sus apartes ya hubieran sido divulgados en conferencias y charlas de Gabo o porque reposaran en el archivo de un centro académico extranjero? Definitivamente no.
Quinta: ¿Se trataría de “novela musical” porque la protagonista se llama Ana Magdalena Bach y porque menciona diversas obras de grandes celebridades de todos los tiempos, seguramente iradas por el autor quien (creo yo) tuvo que haber sido, por origen y formación, más cercano al vallenato, al currulao o al mapalé? ¿O será una “novela académica”, si vale la expresión, porque cita escritores inmensos como el propio Gabo pero no otros más cercanos a él, amigos y hasta vecinos, como Mutis? Vaya usted a saberlo.
En fin: juzgar estilo, forma, contenido, extensión, aciertos, yerros, oportunidad, congruencia, entre otras... de EAV será cosa de aburridos críticos. Para fieles y agradecidos lectores como yo es, sin más, otra belleza garciamarquiana. Muchas gracias a sus artífices.