La descosida cerebral de Margarita Rosa de Francisco, actriz talentosa en su juventud a quien la senectud con sus excesos y abusos la han hecho desvariar, la llevó a publicar alegremente la semana pasada el numeral #HaitiEsElCatatumbo, tratando de justificar el injustificable viaje del presidente Gustavo Petro al moridero de Haití mientras masacraban a decenas de colombianos en el Catatumbo. La situación no solo ha empeorado, sino que se ha extendido a otras zonas del país.
Con gran orgullo, nuestro nuevo socio y aliado comercial es la majestuosa y avanzada nación de Haití, un país de 12 millones de habitantes consumido por la corrupción, la violencia y la mediocridad, características que le privan a nuestro mandatario. En un acto ponderado y concienzudamente analizado, nuestra maravillosa actriz, con residencia en Miami, trató de comunicarles a sus seguidores que Colombia debe mirar a Haití.
Veamos pues qué traerá para Colombia esta magnífica y visionaria alianza con el país caribeño. ¿Qué aprenderemos de sus destacados avances en materia tecnológica? Según datos del Banco Mundial, la potencia caribeña cuenta con una infraestructura tecnológica básica insuficiente para las necesidades de su población. La electricidad de Haití, vital para el desarrollo tecnológico, ese mismo sistema eléctrico que el gobierno Petro les quiere quitar a los privados, es inestable. Tan solo el 45 por ciento de la población haitiana tiene regular a electricidad, lo que, por supuesto, limita la expansión de soluciones tecnológicas.
¿En qué se está destacando Haití? Tiene un plan muy similar al de nuestro Gobierno: pequeñas iniciativas locales para promover el uso de tecnología en áreas como la educación y el comercio. Cuentan con proyectos tecnológicos como sistemas de energía solar para comunidades rurales. El viaje de Petro a Haití, con su ministro de Defensa, fue clave para aprender cómo progresar como país cuando solo el 20 por ciento de la población tiene a internet, principalmente en áreas urbanas como Puerto Príncipe. El mandatario seguramente recibió información de primera mano para importar el modelo que lleva a que la mayoría de las conexiones son móviles, y que el uso de datos celulares es el principal medio para conectarse a la red. Agrega el Banco Mundial que el a internet limita su uso a las clases más privilegiadas.
El viaje de Petro a Haití, con su ministro de Defensa, fue clave para aprender cómo progresar como país cuando solo el 20 por ciento de la población tiene a internet, principalmente en áreas urbanas como Puerto Príncipe
Nuestro nuevo socio comercial tiene la velocidad de internet más baja en el Caribe, velocidad que limita el comercio digital, la educación a distancia y la telemedicina. Nuestros delegados fueron a adquirir conocimiento de cómo resolver problemas de mantenimiento de la red en el país más incompetente en esa materia.
El Gobierno colombiano no fue a Davos, pero sí acudió a Haití para establecer vínculos de conocimiento en torno al internet en escuelas públicas: en Haití, menos del 10 por ciento de las escuelas tienen a equipos tecnológicos y la formación digital es aún menor. En las zonas rurales la tecnología apenas existe. Lo anterior es fuente de enorme experiencia y conocimiento para mejorar nuestros problemas en el campo.
En fin, nos cerramos a Israel, a Estados Unidos, para absorber conocimientos digitales, entre tantas otras cosas, y nos casamos con países como Haití. Nos estamos convirtiendo en un paria internacional, en un país sometido a los caprichos ideológicos de un sujeto en estado de delirio que cada vez será más peligroso. Colombia merece más, merece mejor, merece sacudirse de la lepra de izquierda que lo ha contagiado. Las últimas 24 horas del país son una muestra de hacia dónde nos quiere llevar Gustavo Petro. Basta de ser políticamente correctos.
Tenemos en la Casa de Nariño a un sujeto incapacitado para dirigir las riendas del país, un loco que nos quiere hundir en su locura.
DIEGO SANTOS
Analista Digital
En X: @DiegoASantos