Todo lo que se ignora se desprecia o magnifica. Madre de todas las calamidades públicas, raíz de todos los crímenes, origen de todas las maldades, principio de todos los demás vicios. Ignorancia propia y ajena, ignorancia del pueblo y de los que mandan, ignorancia de quienes viven con el estómago vacío y de quienes piensan con la boca llena.
Ignorancia que hoy nos carcome a todos los colombianos en el día a día, mientras nos ahogamos en el sueño-pesadilla de tener que adivinar qué quiere el Presidente con todas las ideas que explotan indomables en su cabeza: la indómita propuesta de una constituyente, las misteriosas denuncias de unos empresarios que recogen plata para moverle la silla, las insólitas acusaciones de corrupción contra Alejandro Gaviria, la abierta hostilidad contra alcaldes y gobernadores que lo dejaron plantado en discusión de tarifas de energía, la extraña imposición de una nueva junta en Ecopetrol sin experiencia para dirigir la compañía.
Auténtico Argamedón plagado de demagogias sentimentales e incorrecciones políticas, que va aumentando el delirio-paranoide-colectivo sobre lo que se cocina en el interior de la cabeza del presidente de la República. ¿Está loco el presidente? ¿Padece alguna enfermedad? ¿Necesita ayuda y no sabe cómo pedirla? ¿O son las movidas calculadas y astutas de un zorro de la política? ¿Artificios para desviar la atención sobre los resultados de su istración y la falta de ejecutoria pública?
Preguntas malintencionadamente ingenuas, llenas de sadismo y psicología de pacotilla que debilitan la capacidad de pensar sobre lo que realmente puede estar ocurriendo tras bambalinas. Vacíos de información que alimentan el imaginario colectivo con ridículas teorías sobre trastornos de personalidad y adicciones de psiquiatría, dando paso a despreciar o magnificar la realidad que aquí se ignora en medio de esta discusión metafísica.
Globos desde donde emergen figuras como la del exvicepresidente Germán Vargas Lleras, quien regresa de la ultratumba para cogerle la caña al presidente con lo de la constituyente, pero con un doble discurso que tampoco nadie comprende, agrandando y agravando el realismo mágico del menú del presidente. ¿Así que hacer otra Constitución no es tan mala idea si la pueden escribir los líderes de la derecha?
Decía el filósofo inglés Karl Popper que la verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimiento, sino la negativa a adquirirlo. Y cuánta razón tenía.
PAOLA OCHOA
En X: @PaolaOchoaAmaya