Después del mediocre gobierno de Iván Duque, fiel representante del decadente “uribismo”, Colombia quedará ahora en manos de un poderoso líder de la izquierda democrática, el prepotente senador Gustavo Petro, quien, con más de 8 millones de votos, estuvo a un paso de ganar la presidencia hace 4 años. Insistente, como lo ha sido siempre, no se retiró a sus cuarteles de invierno a lamentar su derrota. De inmediato y con mayor intensidad, comenzó una nueva batalla por la presidencia, que finalmente ganó el mes pasado. Por lo tanto, el 7 de agosto de 2022, Gustavo Petro Urrego será el nuevo presidente de los colombianos. Se cumple así su mayor ambición y se hace realidad su victoria más significativa.
Para descansar de la agotadora campaña electoral, Petro viajó a Italia, donde tiene parientes y dicen que hasta propiedades. Pero antes se reunió con Germán Vargas Lleras y hasta con el expresidente Álvaro Uribe. A esa serie de os se sumó también el que sostuvo con el jefe del Partido Liberal, César Gaviria, quien viajó hasta la Toscana para entrevistarse con Petro y quien, además de felicitarlo por su victoria, le ofreció el apoyo, no se sabe si incondicional, del partido que dirige. Como constancia de esa histórica reunión, la fotografía de los dos jefes apareció publicada en medios de comunicación del mundo.
Sellada la alianza del Partido Liberal con Petro, el nuevo presidente se ha dedicado a conformar su gabinete. Llega al Ministerio de Hacienda José Antonio Ocampo, y como Canciller nombró al curtido político de origen conservador Álvaro Leyva Durán. Para Agricultura designó a la experimentada dirigente liberal Cecilia López, y la nueva ministra de Cultura será la conocida directora de teatro y irable actriz Patricia Ariza. El presidente electo nombró también como ministro de Educación a Alejandro Gaviria, exrector de la Universidad de los Andes, exministro de Salud de Santos y reciente precandidato presidencial.
Al parecer, estos nombramientos han caído bastante bien en casi todos los sectores de la sociedad. Pero falta saber qué opinan los fervorosos militantes de línea dura seguidores de Petro, línea que encabeza el polémico congresista Gustavo Bolívar, quien, a pesar de ser un fiel y veterano seguidor de Petro, no ha dudado en manifestar a los cuatro vientos su malestar y sus desacuerdos con algunas de las medidas anunciadas por el presidente electo.
Hay muchas inquietudes en relación con la personalidad y el estilo del nuevo primer mandatario. No faltan los temores, porque algunos cambios y propuestas han alarmado a sus contradictores.
Por ejemplo, al senador Bolívar le cayó de cuarta el guiño de su irado jefe al oportunista político Roy Barreras para presidir el Senado, en vez de escogerlo a él, su fiel y seguro seguidor que se ha dado la pela defendiéndolo de todos sus contradictores, apoyándolo sin reservas en todo momento. “Amor con amor se paga”, dice el refrán. Sin embargo, la devoción de Gustavo Bolívar por su tocayo y compañero de lucha no ha sido muy bien correspondida.
En pocos días Gustavo Petro se posesionará como nuevo presidente de la república. Por primera vez en nuestra historia, un dirigente socialista ocupará la Casa de Nariño. Hay muchas inquietudes en relación con la personalidad y el estilo del nuevo primer mandatario. No faltan los temores, porque algunos cambios y propuestas han alarmado a sus contradictores. Amanecerá y veremos. Pero también hay esperanzas. Todo depende del camino que escoja el nuevo presidente.
En todo caso, los colombianos nos preparamos para experimentar nuevos estilos y recorrer nuevos caminos. Será un giro radical en relación con lo que ha ocurrido o dejado de ocurrir en Colombia en estos últimos 4 años, durante los cuales han sido mucho más los viajes al exterior del presidente Iván Duque que lo hecho durante su lamentable istración.
La suerte está echada, como dicen los jugadores. Los colombianos esperamos que este revolcón político sea para bien y no para peor. Hay muchas expectativas, no pocos temores, y anhelos de un futuro mejor. Y aunque en política todo es posible, es difícil que nos vaya peor. Al menos los buenos colaboradores que ha nombrado Petro hasta ahora alimentan no pocas esperanzas.
LUCY NIETO DE SAMPER