El miércoles pasado, el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, decía en una entrevista de EL TIEMPO: “No en todos lados se puede hacer ecoturismo. Pero tampoco se puede afirmar que Colombia es un país en caos que perdió su seguridad”.
En la misma página 2, debajo de este parte de tranquilidad del Ministro, EL TIEMPO titulaba: ‘Alerta en zonas que dejaron las Farc’. Y señalaba en un mapa: “En Anorí, Antioquia, el Eln cobra vacunas. En Chocó hay una guerra territorial entre el Eln y los ‘Úsuga’. En Cauca, el Eln trata de aprovecharse de sus cultivos de coca. En Nariño, el ‘clan Úsuga’ disputa las siembras de coca. En Meta y Guaviare, ‘los Úsuga’ ordenaron enfrentar a ‘los Puntilleros’ y están en disputa las zonas de disidencia del frente 1 de las Farc. En Norte de Santander, el frente de guerra nororiental del Eln tiene pacto de no agresión con ‘los Pelusos’. Catatumbo está siendo cooptado por el Eln con extorsiones”.
Y eso que el mapa no incluía que el ‘clan del Golfo’ está entregando las tierras de las Farc en franquicias, y por ejemplo a ‘los Pachelli’ les tocó Ituango y San Andrés de Cuerquia; y a ‘Montero’, la zona sur de Caucasia-Tarazá. Avanza el ‘franquiciamiento’ de territorios.
Confrontado con esta dura realidad, el Ministro solo osó decir lo siguiente: “¿No será que esa toma masiva que no han podido hacer ‘Otoniel’ o ‘Gavilán’, líderes del ‘clan del Golfo’, la desean los entrevistadores y entrevistados recientes?”.
Además de infame, esa es una afirmación grotesca que indica el nivel de incapacidad de quien la hace.
Esta tormenta mental del Ministro la desató una entrevista en este mismo periódico con el investigador Ariel Ávila (lunes 15 de mayo), de la Fundación Paz y Reconciliación, cuyo único propósito era publicar las conclusiones de una investigación adelantada por él y 80 personas más que se desplazaron a los lugares históricamente ocupados por las Farc a ver qué estaba ocurriendo allí, en los 281 municipios que tenían o aún tienen presencia guerrillera. ¿Qué pasó luego de que las Farc se concentraron en 26 veredas?
Lo primero que pasó es que las Farc tenían dos caras: la depredadora, de extorsiones, secuestros y combates con la Fuerza Pública, pero istraban también justicia y seguridad de manera déspota, autoritaria, sangrienta, pero efectiva. Eran la única autoridad y justicia que conocían las comunidades de muchos de estos rincones de Colombia. Hoy, en 190 de esos 281 municipios, se ha constatado presencia de economías ilegales como coca, minería y contrabando, cuyas estructuras criminales ya comienzan a copar el vacío de poder que dejaron las Farc. Es tal la anarquía criminal que se ha creado en esos lugares, que una frase de una habitante de estos remotos lugares lo dice todo: “A mí que me devuelvan a las Farc, mientras tanto”. Y afirma Ariel Ávila: “Distinto del Huila, no he observado copamiento del Estado en ninguna otra parte”.
Que el Estado no haya estado a la altura de copar esos municipios dejados por las Farc con seguridad y justicia implica una grave falla por parte de quién debió prever lo que sucedería: el Ministro de Defensa. Le faltó liderazgo, coordinación y eficiencia. Las Fuerzas Armadas bajo su mando, con el coraje que las caracteriza, están listas para moverse. Pero al ministro de Defensa Villegas, quien poco brilla entre sus subalternos, que le obedecen más de lo que lo estiman, en contraste con el respeto y la iración que despertaba su antecesor, el exministro Juan Carlos Pinzón, no tenía preparado el plan para el posconflicto cuando no se necesitaba ser un genio para saber qué ocurriría cuando las Farc se retiraran del 98 % del territorio donde operaban.
Si la máxima victoria del ministro Villegas es decir que en cuatro meses del 2017 se erradicó más coca que en todo el 2016, la conclusión obligada es que no se hizo nada en el 2016, y por eso tenemos 180.000 hectáreas de coca.
No, Ministro. Su falla no es de los que preguntan ni de los que responden las entrevistas. Usted no ha estado a la altura del reto de llevar el Estado a suplir el vacío que dejaron las Farc. Le quedó grande el chaleco.
Entre tanto... Las Farc dijeron durante la negociación de La Habana que aceptarían el veredicto de la Corte Constitucional. ¿Entonces, por qué el berrinche?
MARÍA ISABEL RUEDA