¿Resentida? ¿Entusada? ¿Adolorida? ¿Enojada? ¿Asustada? ¿Avispada? Bien lo decía Mario Vargas Llosa en la Civilización del Espectáculo: “La banalización de las artes y la literatura, el triunfo del periodismo amarillista y la frivolidad de la política son síntomas de un mal mayor que aqueja a la sociedad contemporánea: la idea temeraria de convertir en bien supremo nuestra natural propensión a divertirnos”.
Circo, distracción, entretenimiento, juego, diversión o avidez de morbo: 64 millones de reproducciones en Youtube a las 24 horas de haber lanzado su última canción, rompiendo récords en la historia de la música y recordándole al mundo –y a sí misma– que sigue siendo la mayor artista que ha dado Colombia y una de las más grandes de América Latina.
¿Cómo hace Shakira para alcanzar semejante éxito en un solo día? ¿Qué la motiva a cantar esa diatriba contra su exmarido y Clara Chía? ¿Para qué atacar públicamente a Gerard Piqué? ¿Es eso feminismo y empoderamiento? ¿O es mercadeo y necesidad de facturar millones antes del temido juicio por evasión de impuestos?
¿Qué motiva a Shakira a puyar con tanta sátira al papá de sus hijos? ¿Sacarse el clavo, seducir masas, inflamar feministas, luchar por su libertad, influenciar el juicio fiscal, evitar 8 años de cárcel, luchar para no perder la custodia de los niños? ¿Sacó tripas, corazón y vísceras? ¿O le metió cerebro, calculadora y mercadeo? ¿Manifesto feminista o cliché pegajoso para vender millones de euros?
“Las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”, dice una de las frases que creció con virulencia en cuestión de minutos. ¿Pero cuántas mujeres facturan realmente tras un divorcio? ¿Acaso la mayoría no pierde la mitad de lo que tenía? ¿Y qué hay de malo con llorar? ¿Desde cuándo nos avergüenzan nuestras lágrimas? ¿Menoscabar nuestra manera más antigua de exteriorizar? ¿Amordazamos el llanto como machos alfa?
“Cambiaste un Rolex por un Casio; cambiaste un Ferrari por un Twingo”. ¿Cuál es el mensaje cultural subyacente acá? ¿Qué unas mujeres valen más que otras? ¿Qué somos arpías y nos canibalizamos entre nosotras? ¿Muñecas Barbies que piensan en términos de relojes, carros y marcas? ¿Marquilleras, arribistas, esnobistas, materialistas o mujeres empoderadas?
“Tiene nombre de buena persona, clara-mente no es como suena”. ¿Para qué ese varillazo? ¿Reforzar estereotipos de brujas malvadas? ¿Validar narrativas de esposas cachoneadas con sed de venganza? ¿Enemigas de amantes que buscan poder y fama?
Roles culturalmente impuestos que nos han dividido a las mujeres por siglos, más que exorcismo genuino para expulsar demonios muy íntimos.
Y si era una catarsis tan personal, ¿por qué delegó Shakira la composición de la letra? ¿Con semejante coeficiente intelectual y esa pluma tan estupenda? ¿Le faltó inspiración para componer en el momento más importante de su carrera? ¿El más trascendental para su familia y para legiones de mujeres que atraviesan por situaciones similares con sus exparejas? ¿Esta canción nos empodera o nos envenena?
Shakira delegó la composición de la letra en dos hombres jóvenes: el compositor colombiano Keytin y el productor argentino Bizarrap, 26 y 24 años, talentoso escritor de regetón y famoso DJ especializado en trap, música electrónica y hip hop. ¿Mirada masculina que quedó plasmada en la letra de la canción de Shakira?
¿No se supone que las grandes artistas encuentran su mayor inspiración en los momentos de mayor tristeza y devastación interna? ¿Para qué delegar en hombres un mensaje tan importante para millones de mujeres en todo el planeta? ¿Escasez de inspiración, bloqueo mental, necesidad de gran espectáculo? ¿Empoderamiento femenino o producto de consumo masivo?
PAOLA OCHOA
En Twitter: @PaolaOchoaAmaya