El presidente electo Gustavo Petro ha expresado en numerosas ocasiones la intención de sacar a la Policía Nacional del Ministerio de Defensa y crear un Ministerio de paz, seguridad y convivencia ciudadana, iniciativa que también validó la Comisión de la Verdad en su informe final, Hallazgos y recomendaciones.
En Colombia, el artículo 217 de la Constitución dice: “La Nación tendrá para su defensa unas Fuerzas Militares permanentes constituidas por el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. Las Fuerzas Militares tendrán como finalidad primordial la defensa de la soberanía, la independencia, la integridad del territorio nacional y del orden constitucional”. El rol de las Fuerzas Militares está definido claramente, y es el de proteger al estado de agresiones externas o de procedencia estatal, es decir, enfrentar amenazas que requiera el despliegue de hombres, armas y equipos en todo el territorio nacional o fuera de él, abarcando la totalidad del rango de las operaciones militares con la máxima intensidad de violencia disponible, y de esta manera garantizar la supervivencia de la nación.
Por su parte, la Policía Nacional respalda su misión en el artículo 218 de la Carta Magna: “La Policía Nacional es un cuerpo armado permanente de naturaleza civil, a cargo de la Nación, cuyo fin primordial es el mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades públicas, y para asegurar que los habitantes de Colombia convivan en paz.”. Sin embargo, por la misma naturaleza y evolución del conflicto armado interno en Colombia, la Policía se vio abocada a desarrollar capacidades militares y a apoyar y coordinar operaciones con las FF.MM. para enfrentar factores de inestabilidad dentro del territorio nacional, como el narcotráfico, el paramilitarismo y los grupos subversivos, entre otras. No obstante, el rol de la Policía constitucionalmente se debe enfocar a la protección de la ciudadanía, por tanto, el empleo de la fuerza para esta institución debe estar limitado, pues su misión es enfrentar la criminalidad y resguardar la vida, honra y bienes de las personas.
Este tipo de organizaciones, las fuerzas intermedias, que funcionan muy bien en varios países de la región y el hemisferio, entremezclan características policiales y militares.
La Policía Nacional es una organización que ha alcanzado altos estándares de preparación y entrenamiento durante las últimas décadas, capacidades que son reconocidas en el exterior, como en la lucha contra el narcotráfico y otras amenazas transnacionales. Se destacan, entre otros avances, el capítulo Interpol Colombia, fundamental en la persecución del crimen internacional y las capacidades diferenciales de inteligencia, que son modelo en Colombia y el hemisferio. Por otra parte, el armamento y el equipo de última generación que posee en la actualidad la institución son compatibles con los de las Fuerzas Militares, facilitando la coordinación de operaciones en el marco doctrinal Damasco de la acción unificada, sumado a las facultades de la Policía Judicial, que ha sido un factor vital para apoyar el trabajo de la Fiscalía y, por supuesto, del Ejército Nacional, la Armada y la Fuerza Aérea.
Ese nivel de excelencia profesional que ha alcanzado nuestra Policía Nacional, reforzado por un plan de transformación visionario que hoy adelanta la fuerza, podría ser el escenario ideal para mutar hacia una fuerza intermedia o Guardia Nacional.
En términos de reingeniería, implica que algo así como el 60 % de la Policía actual se constituyese en la fuerza intermedia, y un 40 % en la policía renovada. Ambas podrían recibir incorporaciones de reservistas, como ocurre en los EE.UU. con la Guardia Nacional. Este tipo de organizaciones, las fuerzas intermedias, que funcionan muy bien en varios países de la región y el hemisferio, entremezclan características policiales y militares. Poseen helicópteros, aviones y artillería liviana, y su organización, doctrina, entrenamiento y educación, difiere de lo que debe ser una organización policial. Sin embargo, sus roles, misiones y la manera de desplegarse dentro del territorio nacional son más cercanas a una institución policial, cuya esencia debe ser el o permanente con la ciudadanía. Por ende, la forma de enfrentar el crimen, en cuanto a intensidad de la violencia a emplear, es bastante limitada.
Para materializar la paz total que propone el mandatario entrante, junto a las tres fuerzas militares (Ejército, Armada y Fuerza Aérea), estaría la Guardia Nacional, ésta última como parte del Ministerio de la Defensa o de la nueva cartera, todas con la nueva policía, volcadas a generar la confianza que hoy reclama de sus uniformados el pueblo colombiano. Esta propuesta tendría un impacto muy positivo en términos de seguridad humana, que es el centro de gravedad de la política de seguridad que plantea a partir del próximo 7 de agosto el gobierno que inicia.
CNEL. PEDRO JAVIER ROJAS
*Experto en seguridad y defensa. Catedrático y consultor internacional.