Dicen que esta Corte Suprema es diferente a la anterior. No sé por qué creerlo si mandan señales similares a las que conocimos en el pasado.
Son incapaces de cubrir seis vacantes, cinco de ellas desde diciembre. Hay división entre los llamados ‘paisas’, que buscan escoger magistrados amigos de la rama, y ‘los académicos’, que prefieren de otras procedencias. Y, pese a que el cargo de presidente solo es para un año, tardaron tres meses en designarlo. ¿Qué intereses inconfesables no habrá para que demoren tanto y les valga cinco represar procesos de los ciudadanos?
Por eso considero que será una novedad que en el caso de Uribe, que tanta polarización genera, los mismos jueces que dejaron libre a ‘Santrich’ vayan a ser serios y rectos, y solo se atengan a las pruebas y al derecho.
Cuentan con material suficiente para desarrollar bien el proceso y mostrar al final un resultado sustentado y convincente. ¿Serán capaces? Apuesto que no, aunque me encantaría equivocarme.
Si no, digan: ¿para qué hicieron trampas para llegar al día D? Supongo que lustros de unas altas cortes parcializadas, politizadas y corruptas dejaron muchas mañas. Convirtieron “el fin justifica los medios” en su lema favorito. Lo que sea y como sea, con tal de, por ejemplo, sentar a Uribe en el estrado.
Los (presuntos) corruptos Ricaurte, Bustos y Moreno deben estar celebrando. Sus colegas podrán igualarlos con el expresidente. Mientras a ellos los investigan por pedir platales para arreglar procesos, su acérrimo enemigo podrá correr la misma suerte por supuestamente ofrecer dinero a testigos incómodos.
Será una novedad que en el caso de Uribe, que tanta polarización genera, los mismos jueces que dejaron libre a ‘Santrich’ vayan a ser serios y rectos, y solo se atengan a las pruebas y al derecho
Ni digamos la felicidad de Iván Cepeda. Largo tiempo buscando paracos que acusaran al expresidente para clavarlo, y por fin corona. Pasó de demandado a contemplar a su denunciante vinculado a un proceso. Un día debería revelar qué ofrecía y, también, quién costeaba sus viajes a Estados Unidos en el peregrinaje que emprendió junto con Piedad Córdoba por las cárceles del imperio.
En cuanto a las irregularidades cometidas de cara a la última entrega de culebrón, dos me llamaron la atención. Lo de las chuzadas “por error” no tiene presentación. Ni ellos mismos creen una excusa tan pendeja. Sabían lo que hacían y continuaron hasta que tal vez pensaron que no podrían sostener más el engaño. O que ya tenían suficiente material probatorio y ordenaron pararlo.
La segunda que me timbró fue la conversación que alteraron entre Sergio Araújo y Uribe. Escuché varias veces la grabación, y es de una nitidez que no deja resquicio de duda. Durante años, el mayor de los Araújo me atacó en medios; no es santo de mi devoción ni yo de la suya, pero no quita para considerar infame que le adjudicaran una frase comprometedora que jamás pronunció.
“Los abogados dicen que tenemos que hacer escándalo ya, porque lo que hay que solicitar es que hagan alguna corrección o que quemen eso o lo destruyan”, reproducía Daniel Coronell. La palabra usada de verdad no era ‘solicitar’ sino ‘evitar’, una diferencia abismal que elimina la sospecha de que Araújo y Uribe pensaban destruir evidencias.
Me inquietó porque, en tiempos de las fake news, modificar una sola palabra en un proceso para difundirla en una influyente columna puede causar daños irreparables. Coronell alegó que la culpa fue del CTI, que le filtró dicha pieza procesal. Y ni rectificó ni se excusó, aunque debió hacerlo.
Pregunto: ¿cuántas tergiversaciones más no habrá? ¿Quién puede estar seguro con un sistema que chuza con artimañas, cambia declaraciones, acepta testigos manipulables y filtra pruebas para generar un ambiente determinado?
Si lo hacen con Uribe, que cuenta con dos abogados reconocidos y poderosos, ¿qué no harán con simples ciudadanos?
P. D. Demandaré por injuria y calumnia a Francia Márquez, Rubén Devia y César Cerón. Se dedicaron a difundir mentiras en Suárez, a victimizarse y tergiversar una crónica imparcial. Fui al pueblo de Karina García para conocer el entorno de la masacre y sostengo cada palabra que escribí. Volveré allá.