Pocas cosas me enfurecen más que una noticia sobre desnutrición infantil: millones de niños mueren cada año por causas relacionadas con la desnutrición. En las últimas décadas el mundo ha logrado importantes avances en relación con la desnutrición crónica, que se ha reducido casi un 40 por ciento desde 1990; sin embargo, todavía mueren millones de niños al año a causa de la desnutrición.
Hay que seguir trabajando para salvar las vidas de estos niños, cuya muerte se podría evitar proporcionándoles una alimentación adecuada. En esta sociedad que echa a la basura millones de toneladas de comestibles, que gasta más en armas que en educación, donde hasta se roban la plata de la paz, cómo es posible que permitamos que millones de niños se mueran de la física hambre. Es una verdadera tragedia social ante los ojos y muchas veces la indiferencia de todos.
Creo mucho en la misión de los números. Los números son la verdad, y la verdad es vergonzosa en este caso para una sociedad civilizada. Estos dicen que 2’800.000 niños mueren de hambre todos los años, y los gremios, que piden descuento cuando más bien deberían ofrecer un impuesto voluntario para costear una guerra total al hambre que nos enloda la cara.
Tengo una solución para sortear los problemas recurrentes del PAE. Con la colaboración de las asociaciones de padres y madres de familia, organizar equipos para servicios generales y preparación de los almuerzos en el mismo colegio o en cercanías de este para lograr servirles a los niños almuerzos calientes en lugar de raciones industriales.
Esto solo se logra gracias al trabajo conjunto de los directivos, padres de familia y consejos comunitarios. Ya hay ejemplos.
Con nuestra Fundación Corazón Contento llegamos a servir de 400 a 500 almuerzos diarios en 3 comedores sociales en San José de los Campanos, en Bicentenario y en Nelson Mandela.
Además, colaboramos con un refugio para la tercera edad. Y todo lo hacemos gracias a la colaboración de unas madres voluntarias y de un ejército de donantes que nos permiten conseguir una tonelada de arroz cada mes. En medio de tantas tragedias, de tantos hechos que atropellan a los niños, al menos un alimento saludable suficiente para los más necesitados es lo más justo.
SALVO BASILE