Ampliar imagen Bogotá, 18 de Junio 2024.
El excanciller Álvaro Leyva, en declaración libre en la Procuraduría General por el caso de los pasaportes.
Foto: César Melgarejo/ El Tiempo
“Por la intromisión del canciller Álvaro Leyva ese proceso no logró materializarse al punto que de no hay ni siquiera una declaración conjunta”, recuerda el investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario.
Aunque todo se dispuso para que algunos de los representantes pudieran estar presentes en la lectura de las conclusiones, al final Leyva leyó en solitario los puntos en una tarima. Fueron tres claves que no sonaron a novedad ya que habían sido ventiladas por diversos actores en las horas previas a la cita, y que parecieron poco: la necesidad de establecer un cronograma electoral, el levantamiento de distintas sanciones y la continuación del proceso de negociación en México .
Los resultados, en cambio, llegaron gracias a la firma de los acuerdos de Barbados, en octubre de 2023. En ese momento, la Cancillería —o mejor dicho, el excanciller Leyva— resaltó el rol de protagónico de Colombia para la culminación del acuerdo político entre venezolanos gobierno-oposición para adelantar elecciones libres en el segundo semestre de 2024. Sin embargo, la visión de los analistas es distinta.
“Colombia se atribuye que el llamado a elecciones es un triunfo de la diplomacia colombiana, pero es más el resultado de presiones internacionales y de la necesidad que tiene Maduro de que se relajen las sanciones de Estados Unidos y de la Unión Europea, por ejemplo. Pero, en otras palabras, Colombia ha sido muy pasivo y permisivo”, explica Paula Ruíz, docente de la Universidad Externado de Colombia.
“El espacio que abrió Colombia en abril de 2023 para reanudar las conversaciones en México no fueron lo que detonó en el proceso del acuerdo de Barbados, realmente fue otra la dinámica. Noruega, Qatar y Estados Unidos fueron los que generaron el espacio que dio lugar a ese acuerdo que hoy permite que por lo menos hasta el momento se prevé a un proceso electoral para el próximo 28 de julio”, complementa el investigador Rodríguez.
En paralelo a estos procesos, el presidente Petro planteó el regreso de Venezuela al Sistema Interamericano de Derechos Humanos . “Nosotros ya nos pronunciamos hace años sobre la situación en Venezuela. Yo le pedí al presidente Chávez , en vida, que regresara al Sistema Interamericano de Derechos Humanos”, dijo al término de la Conferencia de Seguridad de Múnich, Alemania, en febrero de este año.
Colombia se atribuye que el llamado a elecciones es un triunfo de la diplomacia colombiana, pero es más el resultado de presiones internacionales
También sugirió el regreso de Venezuela a la Organización de Estados Americanos (OEA), ausente desde 2019. En este punto, fue el propio Maduro el que descartó cualquier posibilidad. “Nos fuimos para siempre”, comentó en mayo de este año. A pesar de ello, en la última Asamblea General de la OEA, celebrada en Asunción, Paraguay, el canciller Murillo insistió en que todos los países de las Américas deben estar en la OEA: “Los que se fueron deben volver. Es así como se construye unidad desde la diferencia regional y hemisférica en el contexto actual convulsionado internacional”.
La última propuesta en torno a la transición democrática en el vecino país fue la de un plebiscito para garantizar condiciones tras los comicios del
28 de julio , sin importar quién gane. Petro, a través de su embajador en Caracas,
Milton Rengifo , intentó formular una propuesta con el aporte de Brasil. Pero el oficialismo no la compró y esta naufragó en el intento.
EL TIEMPO les preguntó a varios ciudadanos venezolanos que viven en Colombia sobre lo que piensan para las elecciones presidenciales del domingo 28 de julio.
Foto: EL TIEMPO
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En diálogo con EL TIEMPO, Luis Eduardo Martínez,
candidato opositor no alineado con la Mesa de la Unidad Democrática, explicó que la propuesta se hizo a “destiempo” porque hay unos pasos que cumplir, en especial, hacer la propuesta de plebiscito que en el caso venezolano se maneja como referendo consultivo. Además, el jefe de Estado colombiano no insistió en ello más allá de abril de este año, cuando visitó por tercera vez el Palacio Miraflores.
Incluso se llegó a especular con la entrega de un borrador de la propuesta al régimen, lo cual Murillo desmintió : “No tenemos borrador, ¿qué borrador?", cuestionó al ser preguntado por periodistas, a lo que añadió: "No hemos hecho ninguna propuesta, yo leí que había unos documentos, pero no", sostuvo.
“Esa propuesta no podía ser sometida a plebiscito porque básicamente no era viable. ¿Respeta usted o no al perdedor o al ganador de las elecciones? Son preguntas que en ningún espacio democrático e incluso en un espacio no democrático como el venezolano tiene lógica de ser preguntado. Petro trató de generar algún espacio con Brasil que finalmente no fue copiado ni por la comunidad venezolana, ni por la región”, comenta Ronal Rodríguez.
Para el vocero del Observatorio de Venezuela del Rosario, las medidas que ha tratado de tomar el gobierno del presidente Petro para incidir en la situación política en Venezuela demuestran por un lado un alto desconocimiento de la situación y por el otro una falta de capacidad para organizar una alternativa.
“Una propuesta colombiana no existe como tal. Han sido discursos del Presidente en espacios internacionales que no tienen claramente un plan de acción y que no se pueden materializar”, agrega.
Presidenciales sin observación electoral La pérdida de protagonismo colombiano en las presidenciales del 28 de julio también puede verse desde la óptica de observación electoral. Lo que inició como una invitación del canciller venezolano Yvan Gil para que Colombia sea garante de los comicios tampoco se materializó. Hoy se sabe que de manera oficial solo han sido convocados y ya se encuentran en el país el Centro Carter y representantes de las Naciones Unidas.
Ampliar imagen Consulado de Venezuela en Colombia.
Foto: Sergio Acero Yate/ El Tiempo
La Cancillería descartó el envío de observadores técnicos al concluir que los tiempos eran insuficientes para estructurar y preparar una misión de ese estilo, que puede llegar a tomar un año. Expertos indican que la posibilidad de crear una misión de observación electoral con la rigurosidad del caso faltando pocos meses para las elecciones suponía un enorme riesgo político para el gobierno colombiano, al poder haber sido instrumentalizado para legitimar un proceso electoral lleno de vicios y provocar así un efecto contrario.
“Esto puede generar la sensación de estar legitimando un proceso que se sabe que tiene fallos y errores garrafales (...) sería un acompañamiento a un proceso que, de por sí, está viciado de forma y de fondo ”, sostiene Érika Rodríguez, analista y profesora de la Universidad Complutense de Madrid.
Ahora bien, ¿por qué no se planeó con antelación? Los analistas señalan que tiene que ver más con la poca voluntad política del régimen de Maduro de tener la participación de observadores calificados, que se evidencia en la pronta y rápida convocatoria a elecciones.
La directora de la Misión de Observación Electoral (MOE), Alejandra Barrios, afirmó en diálogo con este diario “si no se iba a hacer una observación electoral seria y técnicamente solvente, es la mejor decisión".
El silencio ante la persecución Más allá de propuestas que no llegaron a buen puerto, quizás los cuestionamientos más fuertes hacia el gobierno Petro en el caso Venezuela han sido por la falta de una condena contundente a la represión ejercida sobre la oposición venezolana .
"Chavistas intimidan María Corina Machado. Esto es lo que está pasando en Venezuela contra la líder de la oposición. Callar es ser cómplices. Estamos contigo, María Corina”, dijo la senadora del Centro Democrático, María Fernanda Cabal.
Martha Lucía Márquez, experta en temas internacionales de la Universidad Javeriana, asegura que igualmente, desde la toma en propiedad de Luis Gilberto Murillo como canciller la exigencia de
garantías democráticas por parte de Colombia fue más sólida.
“Hasta la llegada del canciller Murillo los pronunciamientos de Colombia no habían sido suficientemente fuertes frente a la necesidad de respetar los mecanismos democráticos ni de condenar la persecución a la oposición”, dice.
En marzo, la Cancillería se pronunció por la negación de la inscripción de la candidata Corina Yoris subrayando que dichas irregularidades podrían "afectar la confianza de algunos sectores de la comunidad internacional en la transparencia y competitividad del proceso electoral" del 28 de julio. El
presidente Petro , por su parte, se refirió a ello como un
“golpe antidemocrático” .
Luego de estas declaraciones, hubo una vehemente recriminación del régimen alegando injerencia en sus asuntos internos y desde entonces no se han vuelto emitir declaraciones oficiales condenando la violación de los derechos de la oposición. “Empujada por la necesidad de complacer los designios del Departamento de Estado de los EE. UU., la Cancillería colombiana da un paso en falso y comete un acto de grosera injerencia en asuntos que solo le competen a los venezolanos”, escribió el canciller Yvan Gil.
De gestarse nuevamente el fraude electoral en Venezuela, para el gobierno Petro será más difícil legitimar su relación con este gobierno autoritario
El vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Diosdado Cabello , criticó al duramente a Murillo por referirse a las presidenciales en el país vecino. "Este es un funcionario norteamericano, este no trabaja para el Gobierno colombiano. Ocúpese de los asuntos internos de Colombia", apuntó.
En los últimos meses se recogieron las posturas y se apostó por la prudencia y la priorización de la relación bilateral. “El canciller Murillo se ha mantenido al margen y casi que se muestra neutral, los pronunciamientos que se han hecho son de corte diplomático, un llamado a que prevalezca la democracia y que el pueblo elija lo que considere mejor. El no pronunciarse tajantemente frente a las persecuciones de las que sí está siendo objeto la oposición del oficialismo es enviar un mensaje de que Colombia respeta la soberanía nacional de Venezuela, pase lo que pase”, puntualiza la docente Ruíz.
Ampliar imagen María Corina Machado.
Foto: EFE
Martha Lucía Márquez, por su parte, manifiesta que el gobierno de Petro sabe que necesita de Venezuela para sacar adelante su proyecto de paz total, sobre todo, la negociación con el Ejército de Liberación Nacional, Eln. También considera que para el Ejecutivo es importante mantener las relaciones comerciales y los acuerdos energéticos para la explotación de hidrocarburos en la frontera.
“Técnicamente es no molestar al gobierno de Venezuela, pero al mismo tiempo es tratar de proteger los intereses de Colombia", añade el analista experto en derecho internacional, Enrique Prieto.
Igualmente, Ronal Rodríguez sostiene que el silencio puede ser nocivo, pues estar detrás de una búsqueda de estabilidad política en Venezuela implica generar presión para que se respeten los derechos humanos como lo han hecho Lula Da Silva y Gabriel Boric , en Brasil y Chile, respectivamente.
Los escenarios de Colombia tras las elecciones del 28 de julio Para María Gabriela Trompetero, independientemente de quien gane el 28 de julio, el gobierno de Gustavo Petro ha definido una política en la que considera a Venezuela como un importante aliado económico y para lograr la paz. Sin embargo, debe estar preparado para el escenario de una reelección del chavismo en lo que tiene que ver con las consecuencias migratorias, más aún si vuelve a aparecer el fantasma del fraude. “De gestarse nuevamente el fraude electoral en Venezuela, para el gobierno Petro será más difícil legitimar su relación con este gobierno autoritario”.
En el escenario de una victoria de la oposición -hay un 70 por ciento de preferencias por González Urrutia- la profesora Márquez cree que se iniciaría una negociación para la transición y allí Colombia podría jugar un papel importante.
“Colombia tiene una gran experiencia en procesos de transición, por ejemplo, en lo que tiene que ver con justicia transicional y es un tema de relieve ahora en Venezuela. Como se sabe el gobierno de Maduro ha violado sistemáticamente los derechos humanos y si consideran dejar el poder tendrá que negociarse el tema de justicia transicional”, explica.
Ronal Rodríguez teme que la simpatía y la sintonía con Maduro pueda provocar un efecto negativo para las relaciones diplomáticas, si es que gana la oposición.
En lo que coinciden todos es que de cara a estas elecciones que podrían ponerle fin al chavismo, Colombia no tiene “y nunca tuvo” la fuerza para influir en una solución real a la crisis política del vecino país.
JUAN PABLO PENAGOS Redacción Política