Brecha de género también se reflejó en la financiación de campañas políticas en 2023

La desigualdad de género durante las elecciones regionales del año pasado no solo quedó en evidencia en los resultados por la diferencia entre mujeres electas (4.364) frente a los hombres elegidos (13.136), sino también en la amplia brecha que hubo en la financiación de sus respectivas campañas.

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Así lo muestra un informe del Consejo Nacional Electoral (CNE), realizado por el magistrado César Lorduy, el cual arroja como principal conclusión que las mujeres, en comparación con los hombres, recibieron menos recursos provenientes tanto de sus partidos políticos como de los anticipos de financiación estatal.

Y es que, si bien fueron menos candidatas, las cifras estuvieron por debajo de lo esperado.

Según el reporte realizado en el aplicativo Cuentas Claras, del total de $ 671.445 millones reportados que ingresaron a las campañas políticas, solo $ 143.874 millones, es decir un 21,4 por ciento, fueron para las mujeres, a pesar de que ellas representaron el 39 por ciento de las candidaturas de las regionales.

Estos datos son analizados según los reportes de los aspirantes que cumplieron con la obligación de reportar sus ingresos y gastos en dicho portal.

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En total, un 88 por ciento de las candidatas mujeres sí hicieron el informe -es decir, 44.223 de las 50.254 aspirantes-, mientras que por el lado de los hombres, el 89 por ciento también cumplió; es decir, 70.199 de 78.276 candidatos.

Teniendo en cuenta esos datos, y el total de los ingresos que se obtuvo por género, cada mujer candidata, en promedio, contó con 2,9 millones de pesos para hacer campaña, menos de la mitad de lo que tuvieron los hombres, que contaron, en promedio, con 6,7 millones de pesos.

Según el CNE, el hecho de que las aspirantes tuvieron menos ingresos se vio reflejado en que ellas reportaron menores gastos que los hombres.

Del total de $ 690.554 millones que gastaron las campañas, $ 141.419 millones (un 20,5 por ciento), fue gastado por las mujeres candidatas.

Ahora bien, el documento señala que al analizar los ingresos por corporación según el género, se observa que tuvieron un comportamiento similar, pues las mayores fuentes de financiación fueron recursos propios de los candidatos y aportes de particulares. Sin embargo, hay aspectos en los que hubo diferencias, pues las mujeres recibieron, proporcionalmente, menos recursos de financiación estatal y menos aportes de sus respectivos partidos políticos.

Uno de los cargos en el que la brecha de género se hizo muy evidente fue en las gobernaciones. En total, se inscribieron 251 candidatos. De ellos, 205 fueron hombres y solo 46 fueron mujeres. Eso quiere decir que las candidatas solo representaron el 18,3 por ciento del total de aspirantes frente al 81,6 por ciento que corresponde a los aspirantes masculinos.

La diferencia, igualmente, se hizo evidente en la financiación que recibieron.

Por ejemplo, las mujeres candidatas recibieron un total de 20.321 millones de ingresos, mientras que los hombres recibieron $ 90.468 millones.

Al analizar de dónde proviene dicho dinero, se hace evidente que las mujeres tuvieron que recurrir más a recursos propios que sus pares masculinos.

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Del total de candidatas, un 39,5 por ciento reportó recursos propios y familiares, mientras que los hombres lo hicieron en un 7 por ciento menos.

Esto tiene que ver, probablemente, con que por ejemplo los anticipos de financiación estatal fueron ampliamente diferentes entre ambos géneros.

De los 119 millones de pesos que se anticiparon en total, 92 por ciento fue dirigido a los hombres y solo un 8,4 por ciento a las candidatas.

En lo que tiene que ver con las alcaldías –otro cargo en el que más se hizo evidente la dificultad que tienen las mujeres para participar en política– se aprecia una distribución similar en cuanto los tipos de ingreso (ver gráfico).

También se repite el mismo patrón en los anticipos del Estado: de los 2.163 millones que se distribuyeron de anticipos para alcaldías, apenas el 4,7 por ciento fue para ellas, a pesar de que el 16 por ciento de las candidaturas a alcaldías fueron de mujeres.

Frente a las campañas para asamblea, el CNE señala que hay un factor diferenciador, ya que “es la única corporación en la que las mujeres recibieron más financiación estatal que los hombres”.

En total, recibieron 64 millones, 16 más que los candidatos masculinos.

Sobre este punto, es importante recordar que, según la normativa colombiana, las responsables de distribuir estos recursos que otorga el Estado son las organizaciones políticas.

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El documento del magistrado Lorduy indica, en este sentido, que las mujeres recibieron menos aportes de sus partidos y esta, precisamente, es una de las quejas más recurrentes entre las candidatas que quieren llegar a alguno de estos cargos de elección popular.

Durante la campaña de 2023, dice el CNE, de los $ 15.185 millones reportados por las campañas como aportes de su partido, $ 4.459 millones fueron para mujeres, es decir, un 29,4 por ciento, cuando ellas representaron el 39,1 por ciento de las candidaturas.

Para María del Rosario Perea, coordinadora de Inclusión y Diversidad de la Misión de Observación Electoral (MOE), estos datos abren una discusión necesaria respecto a la “falta de capacidad económica para poder hacer una campaña política”.

Perea señala que justamente una de las barreras para la participación política de las mujeres –además de la violencia psicológica, física y simbólica– es la violencia económica porque ellas “no pueden acceder a los recursos o se les niegan de entrada, para poder hacer su campaña. La realidad es que hacer una”.

La coordinadora indica que en los diálogos que sostuvieron el año pasado con algunas aspirantes se evidenció que en Colombia es necesario contar con “bastantes recursos” para poder adelantar este tipo de campañas.

“Es el momento clave para sentarse con organizaciones políticas y distintas autoridades para establecer ideas, mecanismos y precedentes para que las mujeres efectivamente puedan acceder a esa financiación”, concluye Perea.

Este diario conversó con dos representantes a la Cámara que ya han adelantado campañas políticas y lograron llegar al Congreso. Ambas coinciden en la dificultad para obtener recursos.

Jennifer Pedraza, representante de Dignidad y Compromiso, afirma que “es más difícil para las mujeres endeudarnos para poder financiar las campañas. Tenemos un país con pobreza feminizada, en donde la propiedad está concentrada sobre los hombres. No puedes ni hipotecar una casa”.

Para ella, una solución podría ser que el CNE cree incentivos para los partidos que promuevan la participación de las mujeres y “ojalá, que incluso, superen el 30 por ciento establecido en la ley a la hora de conformar las listas”.

Martha Alfonso, representante de la Alianza Verde, dice que, por ejemplo, ella no obtuvo apoyo de su colectividad cuando se presentó a las elecciones en el 2022. Añade que una de las causas detrás de esta situación es la desconfianza que hay ante los liderazgos femeninos.

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“Se cree que las mujeres tienen menos posibilidades de llegar y, por tanto, hay menos énfasis en sus campañas. Las personas que invierten en política suelen hacerlo en las campañas de los hombres porque las creen más seguras de éxito”, sostiene.

Ambas consideran que ese panorama debe cambiar y se tienen que hacer esfuerzos para mejorar la financiación de las candidatas y, de paso, evitar que el apoyo a la participación política de las mujeres no sea por cumplir una cuota, sino por verdadera voluntad política. Hay dos años para trabajar en ello.

En una línea similar estuvo la representante Catherine Juvinao: “Está probado que las mujeres reciben menos financiación que los hombres, por diversos factores, entre los que se encuentran que ellos llevan años trabajando sus estructuras y fuentes de donación, mientras que las mujeres por lo general cuando entramos a la política no tenemos este terreno ‘ganado’ y nos toca de cero”.

Ante esas diferencias históricas, Juvinao indicó que una de las posibles soluciones es que en la reforma política haya un enfoque feminista que permita llevar propuestas que permitan superar la histórica brecha. “Una de ellas debería ser financiación preferente para campañas de mujeres, máxime cuando sean nuevas en política. El apoyo a las labores de cuidado que tienen esas mujeres antes de entrar a la política también debería ser una corresponsabilidad de los partidos y organizaciones políticas a las que pertenecen”, señaló.