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Amigdalitis: atienda el malestar de garganta antes de que se complique
La inflamación de las amígdalas es causada por una infección que puede ser viral o bacteriana.
La amigdalitis es la inflamación de las amígdalas que se da por una infección viral, y puede causar mucho dolor para tragar y malestar general. Conozca cómo tratar esta afección y sus posibles complicaciones.
Las amígdalas son, según la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU., dos masas de tejido ubicadas en la parte posterior de la garganta, una a cada lado.
Junto con las adenoides, las amígdalas conforman el sistema linfático, que se encarga de eliminar las infecciones y mantener equilibrados los fluidos corporales atrapando los gérmenes que entran por la boca y la nariz.
Sin embargo, cada cierto tiempo y dependiendo del sistema inmunológico, una persona puede tener una infección viral en las amígdalas.
De hecho, también es posible que las infecciones bacterianas, como la faringitis, puedan causar amigdalitis.
Síntomas
De acuerdo con la Clínica Mayo, la amigdalitis afecta con mayor frecuencia a los niños entre la edad preescolar y la adolescencia, y presenta síntomas como el enrojecimiento e inflamación de las amígdalas.
También se pueden ver parches o recubrimientos blancos o amarillos en ellas mediante un examen visual simple.
Además de estos dos signos de alerta, la amigdalitis puede provocar dolor de garganta, dificultad o dolor al tragar, fiebre, voz rasposa, mal aliento, dolor de estómago, dolor en la nuca y de cabeza.
Asimismo, la clínica referencia los signos de alarma en niños pequeños que no pueden describir su sintomatología: babeo por la dificultad o dolor al tragar, no querer comer y agitación inusual.
Complicaciones
Aunque la amigdalitis no es una afección de gravedad alta, esta inflamación o hinchazón de las amígdalas, cuando es frecuente, puede causar algunas complicaciones que es mejor prevenir con un tratamiento rápido.
Algunas de ellas, según destacan los expertos, incluyen la interrupción de la respiración durante el sueño, lo que se conoce como apnea obstructiva del sueño.
También es posible que se propague una infección profundamente a los tejidos circundantes, a esto se le llama en la medicina celulitis amigdalina.
Algunos tipos de infección podrían causar una acumulación de pus detrás de una amígdala, esto sería un absceso periamigdalino.
De acuerdo con la Clínica Mayo, si la amigdalitis causada por el estreptococo del grupo A u otra cepa bacteriana de este tipo no se trata, o no se completa el tratamiento, el paciente tiene un mayor riesgo de sufrir trastornos como:
-Fiebre reumática, una enfermedad inflamatoria grave que puede afectar al corazón, las articulaciones, el sistema nervioso y la piel.
-Complicaciones de la escarlatina, una infección estreptocócica caracterizada por una erupción prominente.
-Inflamación de los riñones (glomerulonefritis posestreptocócica).
-Artritis reactiva posestreptocócica, una enfermedad que causa inflamación en las articulaciones.
Tratamiento
En ese sentido, lo mejor es consultar con el médico cuando una persona presente uno o varios síntomas de la lista, tanto para descartar la infección como para tratarla oportunamente.
El tratamiento de la amigdalitis depende de la causa. Si es por un virus, no existe una medicina para esta afección, por lo que el profesional deberá indicarle el procedimiento.
En caso de que sea producto de una infección bacteriana, el paciente recibirá una receta de antibióticos, y es importante que estos se tomen en la dosis, frecuencia y tiempo que lo indique el especialista.
De cualquier forma, para todas las personas hay algunos factores que pueden ayudar a mejorar el estado de salud frente a una amigdalitis, como descansar mucho, beber mucho líquido y hacer gárgaras con agua salada.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, cuando hay mucho dolor se puede tomar un analgésico sin receta, como el acetaminofén, y comer alimentos fríos como las paletas de helado, para calmar la garganta.
Cabe recordar que los antibióticos no deben tomarse sin receta médica, pues el uso desmedido de los mismos y sin razón médica puede provocar resistencia por parte de las bacterias, perdiendo su efecto.
Aunque la amigdalitis no es contagiosa en sí, las bacterias y virus que la producen sí lo son, por lo que se recomienda tener un lavado frecuente de manos para evitar la propagación.