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Crisis pediátrica en el país: están cerrando unidades de atención por no ser rentables
El Gobierno asegura estar tomando medidas ante el déficit de camas de atención pediátrica.
Especialistas lanzan alerta por nuevos cierres en servicios de pediatría en Medellín. Foto: Javier Nieto / EL TIEMPO y Hospital Infantil Concejo de Medellín
Colombia cuenta actualmente con 9.604 camas de hospitalización general pediátrica. Ya, en ese punto de partida, hay un problema: según los estándares de la Organización Mundial de la Salud, el país debería tener unas 30.000 camas (2,5 por cada 1.000 habitantes), lo que deja un déficit de más de 20.000 camas.
Las camas que hay se dividen en diferentes servicios, pero específicamente los de hospitalización han visto desde hace más de una década una crisis al acecho que se viene acentuando en los últimos tres años con el cierre sostenido de unidades pediátricas por no ser rentables, mayoritariamente en clínicas de carácter privado.
Desde 2020, el Sindicato Nacional de Pediatras de Colombia (Sicolped) ha venido registrando el cierre sostenido de unidades de atención pediátrica, gineco-obstétricas y cuidado intensivo pediátrico. El problema es que en estos servicios, que son de segundo nivel de complejidad, en la mayoría de los casos la patología que genera la hospitalización se resuelve con pocos insumos, lo que deja una rentabilidad baja a las clínicas y sus inversores.
Tan solo en esos últimos tres años las cifras indican que se han clausurado 22 unidades especializadas, siendo Antioquia la más afectada, con 9 cierres en Medellín, un cierre en Bello, uno en Caldas y otro en Itaguí. En Bogotá se han dado dos cierres y en Cali otros dos.
Camas y equipos nuevos en la entrega de la torre del Hospital de Kennedy. Foto:Alcaldía
Y es que, tan solo en junio, la Clínica El Rosario de Medellín cerró los servicios de atención del parto, cuidado básico neonatal, cuidado intermedio neonatal y cuidado intensivo neonatal. Un mes después, una situación similar sucedió en Cali, en la Clínica Farallones. Y el pasado 3 de agosto, el Hospital Infantil Concejo de Medellín también tomó la determinación de cerrar su servicio de pediatría.
También el Hospital Alma Mater, al nororiente de Medellín, cesó la atención en pediatría durante la última semana. Desde la IPS le explicaron a este diario que se trata de un cierre temporal mientras se evalúa la posibilidad de prestar servicios de alta complejidad a niños y niñas.
Sobre el tema ya se había pronunciado la Sociedad Colombiana de Pediatría (S) hace algunos días solicitando al ministro de Salud una reunión inmediata, para encontrar soluciones a la problemática e instando a que la prestación de servicios para menores en el país no se vea regida únicamente por temas económicos.
“En los últimos años, esta problemática ha venido acentuándose de manera preocupante, justificada en que estas camas no generan suficiente rentabilidad económica. Resulta imperativo destacar que este enfoque netamente financiero ignora el valor incalculable de la salud y el bienestar de los niños, niñas y adolescentes de nuestra nación. En este contexto, la S hace un llamado vehemente a las autoridades competentes, instando a la toma de medidas inmediatas para proteger la salud y el bienestar de los niños, niñas y adolescentes de Colombia, entendiendo que la inversión en la atención médica pediátrica no debe regirse por criterios puramente económicos”, señaló la S.
XI congreso de pediatría Foto:Archivo particular. EL TIEMPO
Del problema ya es consciente el Gobierno. El ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, quien cirujano cardiovascular pediatrico, aseguró que, de hecho, él mismo como médico ya había padecido esta problemática de cierres de unidades pediátricas en una clínica donde trabajó hace algunos años. Esto, por falta de rentabilidad.
“Esta ha sido una constante de muchos años atrás. Cuando yo fui Secretario de Salud de Bogotá tuve que tener muchos encuentros, inclusive insatisfactorios, con clínicas y hospitales. Y al mismo tiempo con algunas integraciones verticales de las EPS, porque resulta que hay servicios que no son rentables, desafortunadamente”, aseguró el funcionario.
Según Jaramillo, el problema es que el Ministerio no tiene capacidad de ordenarle a clínicas privadas que abran servicios que no les funcionan económicamente hablando, por eso, como solución, el jefe de la cartera sanitaria plantea que es necesario reforzar la capacidad de los hospitales públicos.
“Cuando se cierra un pabellón pediátrico o una unidad de cuidado intensivo pediátrico en una entidad privada, nosotros desafortunadamente no tenemos como obligar a esa empresa con ánimo de lucro a mantener un servicio que no les da rentabilidad. ¿Qué es lo que sucede? Tenemos que fortalecer los hospitales públicos, tenemos que financiarlos con los recursos de todas y todos. Y eso es lo que vamos a hacer. Vamos a apoyar a los hospitales que estén interesados en mejorar la calidad de atención e nuestros niños y abrir esas salas”, aseguró Jaramillo.
El ministro señaló que ya han iniciado con acciones en ese sentido, ordenando la apertura de una nueva unidad pediátrica en el hospital de Buenaventura. “Le ordené al gerente del hospital de Buenaventura que me abra una Unidad de Cuidado Pediátrico y le vamos a apoyar para abrirlo. Eso es lo que vamos a hacer desde el Ministerio de Salud”, resaltó el funcionario.
¿Y mientras tanto?
Otra organización que también se ha pronunciado sobre el tema es el Sindicato Nacional de Pediatras de Colombia (Sicolped). La organización envió un derecho de petición al Ministerio de Salud hace algunas semanas alertando de esta problemática y pidiendo que se tomen medidas para frenar la caída en el número de espacios diseñados y preparados para atender neonatos y niños en Colombia.
Según explica Diocel Lancheros, presidente de Sicolped, la forma en la cual está diseñada el sistema de salud colombiano ha llevado a que las IPS se decanten por quitar sus servicios pediátricos.
“El bajo costo de los de medicamentos, exámenes y procedimientos hace que no sea rentable. En los niños no se hace tanto volumen de procedimientos como en los adultos, proporcionalmente, porque no requieren tantas intervenciones cardiovasculares como los adultos, además el cáncer es menos frecuente en niños”, señala Lancheros.
El médico también enfatiza en que la caída en los nacimientos en Colombia no ha sido un factor que haya disminuido la demanda, sino que lo que ha pasado es que los pacientes que antes atendían en servicios de pediatría especializados ahora han pasado a otras áreas clínicas. De acuerdo con el pediatra, esto lo que está generando es que los niños “terminen hacinados” en Unidades de Urgencia, o en espacios que no están diseñados para su correcto tratamiento.
Pero también las mujeres se ven afectadas por esta problemática, pues pueden verse enfrentadas a escenarios de violencia obstétrica en atenciones de partos al no ser atendidas en un área especializada y preparada para ello.
Por su parte, Clemencia Mayorga, Presidenta del Colegio Médico de Cundinamarca y Bogotá de la Federación Médica Colombiana y expresidenta de la Sociedad Colombiana de Pediatra Regional Bogotá y de Sicolped, señala que lo que se requiere es que el Gobierno ofrezca subsidio a la oferta en la prestación de servicios pediátricos en Colombia.
“Nosotros estamos pidiéndole al Gobierno nacional, específicamente al Ministerio de Salud, que solucione este tema por dos vías: lo primero es que los hospitales, públicos y privados, requieren un subsidio a la oferta para hacer que estos servicios sean sostenibles para ellos. Necesitamos unos recursos económicos que garanticen que las clínicas y hospitales pueden seguir ofreciendo su servicio de pediatría. Y segundo, estamos pidiendo un acto istrativo, vía decreto, para reglamentar esas condiciones de habilitación de cómo debería ser un cierre de una unidad de pediatría, para que la población no se vea expuesta a un cierre de servicios de un momento a otro”, asegura la pediatra.
A Mayorga le preocupa que el país tiene dos picos de infección respiratoria, el primero entre marzo y junio y el segundo entre mediados de septiembre y noviembre. El problema es que con el aumento de los cierres de unidades pediátricas, los que terminarían viéndose afectados al final son los niños, que no tendrían espacios adecuados para su atención.
“Nuestra preocupación es cómo vamos a afrentar este segundo pico de infección respiratoria aguda con unos servicios de urgencias que no pueden ubicar pacientes a hospitalización y que, por lo tanto, se van a ver en graves condiciones poniendo en riesgo la salud de los niños”, señala Mayorga.
El problema es que los cierres siguen creciendo, y mientras tanto, aunado al déficit, la pérdida de camas pediátricas empeora la situación para bebés, niños y mujeres que requieren de una atención que, aunque es de la más alta calidad, a nivel económico deja muy pocas ganancias.