El mundo iba ganando la batalla al cáncer de pulmón, pero ahora parece que ya no

Para el doctor Louis Weiner, director del Centro Oncológico Integral Georgetown Lombardi, en Washington D.C. (EE. UU.), vivimos un momento histórico en el que estamos poniendo “contra las cuerdas” al cáncer. Tan solo en Estados Unidos, entre 1971 y 2021 la tasa de supervivencia de personas con cáncer detectado pasó de 50 por ciento a 68,5 por ciento. Además, las vidas salvadas de pacientes con todos los tipos de cáncer pasaron de 500.000 en 1971 a 1,3 millones en 2021.

Esto, según Weiner, se debe a la capacidad que tenemos, cada vez mejor, de diagnosticar de manera temprana y tratar el cáncer. Sin embargo, para varios expertos, aún hay un tipo de cáncer al que, aunque le estábamos ganando la batalla, ahora empieza a remontar. Ese es el cáncer de pulmón.

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Este tipo de cáncer es reconocido como el más mortal de todos en el mundo. Si bien en la mayoría de países no es el más común, pues usualmente los que más se presentan son el cáncer de próstata (en hombres) y de mama (en mujeres) varios factores llevan a que el de pulmón deje muchos más fallecidos.

De acuerdo con cifras del Observatorio Global de Cáncer (Globocan, por sus siglas en inglés) tan solo en 2020 el cáncer de pulmón dejó 1,8 millones de fallecidos, de los 9,9 millones que dejaron todos los tipos de cáncer durante ese año. Es decir, el 18 por ciento de la mortalidad fue responsabilidad de este tipo de cáncer. El segundo en esa lista es el cáncer colorrectal, que, sin embargo, apenas alcanza poco más de 900.000 muertes, es decir, el 9,4 por ciento de la mortalidad registrada ese año.

Según explica el doctor Stephen Liu, jefe de Oncología Torácica y Desarrollos Terapéuticos en el Centro Oncológico Integral Georgetown Lombardi, el cáncer de pulmón es muy difícil de diagnosticar en sus etapas tempranas dado que no genera síntomas, lo que hace que la enfermedad avance rápidamente por el cuerpo llegando a estadios avanzados cuando, en muchos casos, ya el tratamiento tiene una menor tasa de efectividad.

Sumado a ello, señala Liu, si bien es cierto que el cigarrillo es un factor que aumenta las probabilidades de padecer cáncer de pulmón, lo cierto es que nadie está exento de la enfermedad. De hecho, en Estados Unidos, el 20 por ciento de las personas que desarrollan cáncer de pulmón nunca han fumado.

“Aún estamos aprendiendo sobre cuáles son los otros factores que llevan a las personas a desarrollar cáncer de pulmón”, resalta Liu.

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Pero lo que realmente preocupa, hoy por hoy, a expertos como Liu es que si bien entre los años noventa y los dos mil las estrictas políticas antitabaco a nivel global hicieron decrecer la curva de muertes relacionadas al cáncer de pumón, ahora esa curva parece estar en una tendencia al estancamiento y el aumento. Según cifras de la Sociedad Americana de Cáncer, en Estados Unidos se pasó, entre 1990 y 2020, en el caso de los hombres, de 80 fallecidos por cada 100.000 personas a tan solo 40 en promedio. Mientras que en el caso de las mujeres se pasó de 40 fallecidas por cada 100.000 a 30.

Sin embargo, la curva, en vez de continuar a la baja, ahora parecería indicar que puede aumentar. Esto, de acuerdo con Liu, puede estar relacionado con varias problemáticas, entre ellas la contaminación ambiental. Las ciudades en las que habitamos tienen cada día peor calidad del aire debido a actividades antrópicas como la quema de combustibles fósiles.

De hecho, según el Índice de Calidad de Vida del Aire, Colombia es el sexto país más contaminado de Suramérica y casi ningún colombiano respira un aire que no esté contaminado. De acuerdo con su informe de 2023, el 99,3 por ciento de la población colombiana vive en zonas en las que el nivel medio anual de contaminación por partículas supera las nuevas directrices de la OMS y solo el 0,8 por ciento de la población vive en zonas que superan la norma nacional de calidad del aire de 20 µg/m³, que es cuatro veces superior a la directriz de la OMS.

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“Pero todavía hay muchas dudas. No solo la calidad del aire es el único factor. Hay factores que no conocemos que inciden en la curva que estamos viendo en cuanto a mortalidad por cáncer de pulmón”, resalta Liu. Para él es clave señalar que un gran problema del cáncer de pulmón es que se investiga muy poco alrededor de la enfermedad.

Pese a ser el más mortal de todos, en Estados Unidos, uno de los países que más destina recursos en el mundo para la investigación médico-científica, el cáncer de pulmón solo recibió entre 2012 y 2016 54 millones de dólares para investigación, pese a que entre esos años dejó 771.712 muertes. En comparación, el cáncer de próstata recibió 400 millones de dólares para investigación, cuando dejó en ese mismo tiempo 142.486 muertes. Lo mismo pasó con el cáncer de mama, que recibió 600 millones de dólares destinados a investigación, pese a que dejó 206.231 muertes. Eso según cifras de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de ese país.

Liu insiste en que si hoy existen tratamientos más efectivos para enfrentar el cáncer de pulmón es gracias a que se han desarrollado amplias investigaciones en centros como el Georgetown Lombardi. De hecho, para el experto, entre los grandes avances que hemos logrado para enfrentar el cáncer de pulmón están los tratamientos de terapia dirigida junto con inmunoterapia, que han mostrado resultados incluso en personas con estadios avanzados de la enfermedad.

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Por su parte, la doctora Gabriela Chirino, neumóloga y asesora en el departamento médico de AstraZeneca Argentina, uno de los temas que preocupa en América Latina es que este tipo de cáncer no es reconocido usualmente como una prioridad en política pública. Eso a pesar de que en la región, donde hay unos 600 millones de personas, el cáncer de pulmón es responsable del 12 por ciento de las muertes entre todos los tipos de cáncer, una cifra baja si se compara con el mundo, pero que no deja de preocupar al ser la más alta entre todos los tipos de cáncer.

Según datos de The Lancet, en la región el país que más detecta nuevos casos de cáncer de pulmón frente a otros tipos es Cuba, donde el 14,3 por ciento de todos los cánceres detectados son de este tipo, le sigue Uruguay (11,4 por ciento) y Argentina (9,3 por ciento). En Colombia esa cifra es de 6,1 por ciento. Y si bien eso podría verse de una forma positiva, según expertos hay que revisar la cifra detalladamente, porque podría ser que lo que hay es un subregistro de casos que no se están detectando.

“Tanto entre países como dentro de los mismos existen a hoy diferencias en el a los métodos de diagnóstico y tratamiento del cáncer de pulmón. Además, el público en general y los responsables de las políticas públicas tienen un conocimiento limitado de los avances terapéuticos realizados en los últimos años alrededor de esta enfermedad”, enfatiza Chirino.

De acuerdo con la experta, la forma más eficaz de reducir la carga de enfermedad del cáncer de pulmón es mediante políticas antitabaco y de disminución del consumo de cigarrillo y otros productos como vaporizadores. Un indicador que preocupa, según la experta, es que si bien el consumo de tabaco ha disminuido en hombres, en mujeres se ha estancado o disminuye de forma más lenta, e incluso está incrementando en mujeres jóvenes de algunos países. Eso es algo que se refleja en las cifras de mortalidad registradas en Estados Unidos, donde si bien los hombres han disminuido en la mitad las muertes, las mujeres solo han logrado disminuir esa cifra en un 25 por ciento.

“Establecer vías de detección temprana bien planificadas para la atención del cáncer de pulmón es crucial para reducir la mortalidad. Siendo la principal causa de muerte por tipos de cáncer en América Latina, el cáncer de pulmón debe ser reconocido como una prioridad política de política pública”, agrega la investigadora.

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Para la investigadora es clave destacar que aun si todo el mundo dejara de fumar, eso no se traduciría en la desaparición del cáncer de pulmón. Eso, porque se sabe que hay factores externos que también intervienen. “Incluso con la disminución de las tasas de tabaquismo, se espera que la carga del cáncer de pulmón siga siendo alta durante muchos años”, enfatiza.

Por eso, para ella, lo más clave es potencializar la detección temprana de este cáncer, algo que no es común dadas las peculiaridades de esta enfermedad. Sin embargo, identificar la enfermedad en estadios tempranos también se traduce en reducción en los costos que tiene para el sistema de salud.

“La detección tardía es un problema importante en América Latina, donde entre el 70 y el 90 por ciento de las personas diagnosticadas presentan cáncer de pulmón en estadio IV. La detección temprana también podría reducir significativamente los costos. El costo del cáncer de pulmón en estadio IV con terapia dirigida es de 1,5 a 2 veces el costo del tratamiento para los estadios II o III”, finaliza Chirino.

EDWIN CAICEDO | REDACTOR UNIDAD DE SALUD

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