La glándula tiroides es la responsable de producir las hormonas que regulan el metabolismo del cuerpo y en esencia el ritmo al que andan todas las funciones del organismo.
Es importante aclarar que existen varios tipos de tumores que pueden afectar
a este órgano, que dependen del tipo de células afectadas y que por lo tanto tienen evoluciones y pronósticos diferentes.
Bajo estas premisas hay que decir que algunos de estos tumores crecen lentamente y otros pueden ser más agresivos. Sin embargo, si se hace diagnóstico temprano y se sigue el tratamiento adecuado en casi todos los casos el pronóstico puede ser favorable.
Frente a los síntomas, normalmente los tumores de la tiroides no producen señales o alteraciones en sus etapas tempranas, pero a medida que crecen pueden encontrarse nódulos (masas) que se pueden palpar a través de la piel del cuello, cambios en la voz por compresión del nervio que mueve las cuerdas vocales, dificultad para tragar, dolor en el cuello y presencia de ganglios.
Las causas
Como con la mayoría de los tumores, no existe una causa específica, aunque se sabe que este se puede presentar cuando las células de la tiroides presentan mutaciones que las transforman y se multiplican de manera rápida hasta formar un tumor que puede invadir los tejidos cercanos y propagarse a otras partes del cuerpo.
Factores de riesgo
Aun sin causa específica, hay algunos factores que pueden aumentar la probabilidad de tener esta enfermedad. Entre ellos se encuentran la exposición a niveles altos de radiación, la presencia de síndromes genéticos heredados y una mayor incidencia y prevalencia en las mujeres.
Los tipos de cáncer
Como se ha dicho, los tipos de
cáncer dependen de las células del cual se derivan y entre ellos están el papilar, que es el más común y se desprende de las células foliculares que producen las hormonas de esta glándula. Aunque se presenta en cualquier edad es más común después de los 30 años.
Otro tipo de tumor es el folicular, que surge de otras células y tiende a ser menos común, más agresivo y se presenta con mayor frecuencia en personas mayores de 50 años.
Otros tumores son el anaplásico y el medular, que son más raros y más difíciles de tratar.
Los tratamientos dependen del tipo de tumor, del estado en que se encuentran y de las características de cada persona, y pueden incluir intervenciones oncológicas integrales, que van de la cirugía a terapias hormonales, quimioterapia y otros procedimientos.
Vale recordar que el diagnóstico se hace a través de exámenes físicos, pruebas de sangre, imágenes y biopsias específicas, además de pruebas genéticas cuando sean necesarias.
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