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Análisis
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Las alarmantes cifras que muestran la crisis en la educación rural: alta deserción, los peores resultados, pocos docentes, y sin electricidad ni internet
Según informe de la Universidad Javeriana, los bajos resultados de las instituciones rurales son consecuencia de claras desventajas y problemas estructurales. ¿Cuáles son?
Tres de cada 4 colegios rurales no tienen a Internet Foto: Icfes
En Colombia es sabido que los niños, niñas y adolescentes tienen una enorme desventaja en materia educativa con respecto a quienes viven en zonas urbanas. Sin embargo, un reciente informe del Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana revela qué tan grandes son estas desigualdades, las cuales, según el documento, se evidencian en brechas que van más allá del desempeño académico, sino también del a elementos tan básicos como la energía eléctrica.
Y es que el informe, que tomó como base cifras oficiales del Dane y el Ministerio de Educación, destaca que nada más el a la educación es alarmantemente bajo en algunas regiones. Los investigadores analizaron la cobertura bruta del total de la población en edad para estudiar en educación preescolar, básica (primaria y secundaria) y media (10º y 11º).
Destacaron que dicha cobertura en zonas rurales enfrenta serios desafíos, en especial en el nivel de preescolar, donde es solo el 47 por ciento, y en el nivel media (10º y 11º), donde apenas llega al 46 por ciento. Es decir, en estas zonas rurales, más de la mitad de los niños, niñas y adolescentes no accede a preescolar ni termina su bachillerato.
La situación se hace alarmante en algunos departamentos del país. Foto:Secretaria de Educación.
La situación se hace alarmante en algunos departamentos en particular, como Vaupés, Vichada o Nariño, donde la cobertura en preescolar rural no llega ni al 30 por ciento, o Vichada y Guaviare, donde menos del 20 por ciento termina bachillerato.
Y, de acuerdo con las cifras del Sistema de Información Nacional de Educación Básica y Media (Sineb) del Ministerio de Educación, la cantidad de estudiantes que se pierden año tras año en la ruralidad es mucho más que preocupante.
Basta con ver un ejemplo: para el año 2016 cursaban grado sexto en colegios rurales en Colombia eran 201.991 menores. Esa misma cohorte es la que en teoría debió cursar grado once en 2021 de haber continuado sus estudios de manera normal. Sin embargo, para dicho año, la matrícula rural en grado once fue de apenas 96,604 estudiantes, es decir, más de la mitad de los alumnos se quedaron en el camino, ya sea por repitencia, deserción o suspensión de sus estudios.
Pero de acuerdo con Gloria Bernal, directora del LEE, la problemática es multidimensional, y va más allá de la cobertura: "Las problemáticas de la educación rural son inaceptables: desde alta carencia de docentes hasta tasas de deserción escolar que duplica a la urbana. Es prioridad implementar medidas que prevengan la deserción significativamente y que impulsen la escolarización de alta calidad con enfoque territorial".
Y es que precisamente el tema de los profesores es uno de los que más preocupa. De acuerdo con el LEE, existen enormes dificultades en la asignación de profesores para zonas rurales, debido a las dificultades en materia de movilidad e incluso de calidad de vida, lo que dificulta que los maestros decidan por voluntad propia dictar clase en estas zonas.
Esto se evidencia en que el 42 por ciento de los docentes en áreas rurales ocupan cargos provisionales frente al 27 por ciento de los docentes urbanos. “Además de las potenciales limitaciones de presupuesto para ampliar o capacitar a la planta docente, son relativamente pocos los docentes calificados dispuestos a trabajar en áreas rurales bajo condiciones inadecuadas y en contextos de conflicto”, afirman los investigadores.
Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO
De acuerdo con el analista Ricardo Rodríguez, “esta ha sido una de las situaciones que han impedido que la educación rural avance. Los docentes calificados se quedan en las ciudades, no encuentran estímulos suficientes para migrar a la ruralidad, donde las condiciones de vida son precarias, donde están lejos de sus familias, en algunos casos hasta incomunicados. No existen incentivos para llevar a los profesores a las regiones apartadas”.
A esto se suma que, de acuerdo con el informe ‘Docencia rural en Colombia: educar para la paz en medio del conflicto armado’, en el que la Fundación Compartir, el cual hace un balance de la situación de los docentes del país que trabajaron en el campo durante los sesenta años del conflicto, desde 1958 y hasta 2018, un total de 1.579 maestros fueron víctimas de la violencias. De estos, el 35,5 por ciento de los hechos ocurrieron en zonas rurales, siendo el asesinato el delito del que más han sido víctimas, con un 68 por ciento del total. Esta falta de garantías en algunos territorios también afecta la disponibilidad de profesores.
Todo esto, termina por repercutir en los indicadores de calidad educativa. Por ejemplo, en las pruebas Saber 11 de 2023, las últimas aplicadas, los colegios ubicados en zonas urbanas alcanzaron un promedio de 262, mientras que en territorios rurales este mismo indicador fue de 233, una diferencia de 29 puntos.
Se trata de una brecha que se ha hecho mayor, si se tiene en cuenta que para el 2019 fue de 24,1 en el puntaje global, y en 2021 subió a 26 puntos. Esto hace de 2023 el año donde la brecha entre lo urbano y lo rural ha sido la más grande desde que los resultados son comparables, es decir, desde 2014.
Estudiar en peores condiciones
Estudiantes de instituciones oficiales. Foto:Cortesía Comunicaciones Alcaldía de Barranquilla
El informe del LEE también revela que los menores que logran estudiar en la ruralidad, deben hacerlo en condiciones precarias, con serias dificultades en materia de transporte y de infraestructura educativa.
Las cifras muestran que el 15,5 por ciento de las sedes educativas rurales ni siquiera cuentan con electricidad, lo cual se dispara en algunos departamentos en específico, donde esta cifra es asombrosamente alta, como Vichada (69,7 %), La Guajira (68,7 %), Guainía (61,8 %), Chocó (60,3 %) y Vaupés (55,1 %). Es decir, hay zonas del país donde 7 de cada 10 escuelas rurales no tiene siquiera electricidad para un ventilador o prender un bombillo.
Y en el caso de cobertura de Internet, las cifras son más altas. En total, 3 de cada 4 colegios rurales de Colombia no cuenta con conectividad, y en algunos departamentos como Vichada, La Guajira, Guainía y Vaupés, son 9 de cada 10 instituciones en estas condiciones.
Para el experto educativo Benjamín Bernal, esto plantea serios retos para el nuevo ministro de Educación, Daniel Rojas: “El nuevo ministro no tiene una tarea fácil. Todos estos indicadores muestran problemas estructurales de vieja data que tiene a millones de niños, niñas y adolescentes en una desventaja muy evidente. El Gobierno debe priorizar superar estas brechas desde esta base. Una inversión en educación, en primera infancia, a largo plazo, trae mayores retornos sociales y económicos que cualquier otro tipo de inversión social”.