El 28 de septiembre de 1895 falleció el científico Louis Pasteur, el químico, matemático, físico y bacteriólogo francés al cual se le atribuye la creación de la primera vacuna contra la rabia en el mundo.
Gracias a todas sus investigaciones, no solo en el área de la bacteriología, muchas vidas humanas y animales lograron salvarse. A Pasteur se le atribuyen, entre otras, las primeras investigaciones en el cólera de las aves, el ántrax y la muy célebre pasteurización.
Por este motivo, y también para resaltar la vida de este importante científico, se conmemora el Día Mundial contra la Rabia todos los 28 de septiembre.
Esta celebración se hace gracias a un esfuerzo conjunto entre la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), y la Alianza Mundial para el Control de la Rabia (GARC, por sus siglas en inglés).
Estos organismos, junto con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), buscan llamar la atención de los gobiernos, las autoridades y también de los propietarios de animales de compañía en la prevención y el control de la rabia.
Hechos, no miedo
Este es el lema que acompaña la versión 2021 del Día Mundial contra la Rabia. Se debe a que, con ocasión de la pandemia de covid-19, la palabra “vacuna” se ha convertido en una de las más buscadas y más empleadas en todo el mundo; sin embargo, en torno a ella todavía persisten muchas dudas, conceptos erróneos y noticias falsas.
Para luchar contra la desinformación, y también ayudar a combatir la rabia y otras enfermedades prevenibles, la mejor herramienta es crear conciencia sobre la existencia de las patologías, fomentar la vacunación de los animales de compañía, y educar a todas las personas sobre los peligros de la rabia y, también, cómo prevenirla. Ya que “a los miedos se los combate con hechos”.
¿De qué se trata la enfermedad?
La rabia es una enfermedad zoonótica (es decir, que se transmite de ciertos mamíferos silvestres y domésticos, dentro de los cuales se encuentran los perros y los gatos, al hombre), a través del o directo con la saliva infectada por medio de mordeduras o arañazos (aunque en menor proporción).
Esta es producida por un virus perteneciente al género Lyssavirus y a la familia Rhabdoviridae. Este virus afecta el sistema nervioso central de las personas, produciendo síntomas como dolor de cabeza, malestar general, debilidad, fiebre, confusión, ansiedad, delirios y alucinaciones, y encefalitis. Si la persona no es tratada a tiempo de manera efectiva, la rabia puede incluso llegar a producir la muerte.
Los animales pueden presentar, además de los síntomas anteriormente mencionados, salivación excesiva (que es uno de los síntomas más comunes de la enfermedad), convulsiones, parálisis, dificultad para respirar y cambios en el comportamiento normal, como agresividad, irritabilidad, aversión a la luz (fotofobia) o al agua (hidrofobia), y también automutilación.
¿Por qué es importante?
Cada año, aproximadamente 60.000 personas en 150 países tienen o con la enfermedad y mueren a causa de ello.
Las estadísticas más recientes mencionan que una persona fallece en el mundo cada nueve minutos debido a esta enfermedad que es mortal, pero prevenible.
La mayoría de estos casos (aproximadamente el 99 por ciento), se presenta por accidentes con perros o gatos que no cuentan con un esquema de vacunación actualizado, por lo cual los animales de compañía juegan un papel importante en la prevención y control de esta enfermedad.
A pesar de que en Latinoamérica se ha logrado disminuir drásticamente la incidencia de la rabia humana en cerca de un 98 por ciento (pasando de 300 casos en 1983, a 2 casos en el 2020), países como Colombia, México, Perú, Cuba, Brasil, Bolivia, Guatemala, Haití y República Dominicana aún reportan casos de rabia humana y canina con cierta frecuencia.
Según cifras de la OPS, cada año un millón de personas recibe profilaxis posterior a la exposición con el virus y cerca de 100 millones de animales de compañía son vacunados.
Aunque las cifras son alentadoras, los animales silvestres están cobrando más relevancia en la cadena de transmisión del virus debido a factores como la expansión de las poblaciones, la deforestación y la explotación minera
El papel de los tutores
La vacunación es la principal herramienta para evitar la rabia en los animales de compañía y, por esta vía, también en los seres humanos.
Perros y gatos, sin importar si son mascotas o se encuentran en condición de calle, deben ser vacunados a partir de los cuatro meses de edad y se deben revacunar cada año. Esta vacuna se puede aplicar de manera gratuita en las secretarías de salud y los centros de zoonosis de cada ciudad.
También es importante la educación para la prevención de los accidentes rábicos, la tenencia responsable de animales de compañía (principalmente esterilizar e identificar a las mascotas), la no manutención de animales silvestres como mascotas y el reporte a tiempo.
GABRIEL GARCÍA - PARA EL TIEMPO
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