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Noticia
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COP16 | Aunque el 45 por ciento del territorio colombiano está en el océano, esta sigue siendo una región desconocida: hay un plan en curso para explorarla
Desde la Comisión Colombiana del Océano presentaron en el marco de la COP16 el Plan Nacional de Expediciones Científicas Marinas que articula esfuerzos por ampliar el conocimiento de estas zonas.
En el año 2000 la Unesco declaró al Archipiélago como Reserva de Biósfera Seaflower. Foto: Claudia Rubio
Colombia, un país con a dos océanos, tiene aproximadamente el 45 por ciento de su territorio en zonas marinas. Sin embargo, expertos aseguran que es aún muy poco lo que se conoce de estas zonas, más si se tiene en cuenta que las aguas profundas son regiones especialmente difíciles de explorar para los seres humanos, por lo que se hace necesario recurrir al desarrollo de tecnología especializada para hacerlo.
“Las aguas profundas son un territorio donde aún no se ha podido llegar, teniendo en cuenta que las capacidades humanas no lo permiten y para ello se requieren unos equipos tecnológicos de punta y avanzados que en este momento el país está tratando de adquirir por medio de proyectos de investigación con entidades como la Dirección General Marítima, como el Ministerio de Cultura, de Ciencias, que son entidades que se articulan para mejorar estas necesidades, estas debilidades en pro de salir a investigar más nuestro territorio”, explica el teniente de navío, Sebastián Reyes, jefe del área de asuntos marinos y costeros de la secretaría ejecutiva de la Comisión Colombiana del Océano (CCO).
Mientras esos recursos se concretan, en Colombia se sigue trabajando por conocer esa parte del territorio marino al que sí se puede llegar. Es por eso que desde esta comisión del Gobierno presentaron en el marco de la COP16 el Plan Nacional de Expediciones Científicas Marinas, un documento que busca articular a diferentes instituciones a favor del desarrollo de estudios en estos ecosistemas con el ánimo de fortalecer una línea de base de información necesaria para la toma de decisiones.
“En este momento tenemos dos programas activos: el Seaflower y el del Pacífico, con miras a activar un programa del Caribe continental. Esto es algo que queremos hacer en un futuro. Cada uno de estos programas funciona de la misma manera, hacemos investigación científica marina, nos articulamos con investigadores, con universidades, con organizaciones gubernamentales y no gubernamentales y las comunidades locales, esto nos permite realmente entender los territorios, sus necesidades en lo que respecta a la investigación científica marina y costera”, indica Juliana Acero, coordinadora del programa Seaflower del Plan Nacional de Expediciones Científicas Marinas.
Plan Nacional de Expediciones Científicas Marinas. Foto:CCO
Acero detalla que para el programa Seaflower tienen diez áreas geográficas priorizadas, que corresponde a los cayos de la Reserva de Biosfera (una de las áreas marítimas mejor protegidas del Caribe en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina): “Hemos levantado hasta el momento un 85 por ciento de línea base de toda la reserva, y en el Pacífico colombiano tenemos identificadas seis áreas geográficas de las cuales ya hemos completado cuatro, por lo que nos faltarían dos más para completar esa línea base de información del territorio marino y costero de estas dos zonas del país”.
El plan reúne cinco plataformas, una científica, una técnica, istrativa, territorial y operacional, para garantizar el engranaje institucional con diferentes sectores y la materialización de las expediciones en campo a través de las plataformas de investigación científica o los buques con los que cuenta la Dirección General Marítima (Dimar).
Conocer la biodiversidad para protegerla
En materia de resultados, desde la Comisión Colombiana del Océano aseguran que este plan, que se ha implementado desde el 2014 en el Atlántico y desde el 2018 en el Pacífico, ha permitido ampliar el conocimiento que tenemos en temas de biodiversidad de los ecosistemas marinos y costeros (solo en Seaflower se han hecho 425 nuevos registros de especies), de la disponibilidad del recurso pesquero hidrobiológico, del estado de los arrecifes de coral, los bosques de manglar, los pastos marinos, y los ecosistemas de profundidad.
En el océano Pacífico se han hecho 55 nuevos registros de especies. Foto:Cortesía Invemar
“También revisamos el estado de contaminación de ciertas áreas geográficas. Nos articulamos con las comunidades locales como tomadores de decisiones, justamente para que esta información que estamos levantando sirva para la toma de decisiones, y que realmente sirva tanto para las comunidades locales como para el país”, señala Juliana Acero.
Un ejemplo de esto es la información que se ha levantado sobre el caracol pala, un molusco marino ligado estrechamente con la gastronomía del Archipiélago de San Andrés y Providencia cuya existencia se puede ver amenazada de no controlarse su comercio. Es por eso que se han establecido temporadas de veda y límites seguros para su extracción.
“Nosotros no somos tomadores de decisiones, pero proveemos esa información a quienes sí lo son justamente para que apliquen o implementen vedas, que implementen zonas de no se debe pescar De esa manera, este es uno de los ejemplos que hemos contribuido a estos tomadores de decisiones”, explica Acero.
Pero en esa tarea investigativa, el financiamiento sigue siendo el principal desafío, aseguran desde la CCO. “Es un reto tener una hoja de ruta clara como gobierno. Esto compete a muchos ministerios, a muchas autoridades locales, autoridades ambientales. Tenemos que plantear una hoja de ruta y un portafolio de investigaciones científicas marinas en conjunto como país, justamente para no duplicar esfuerzos, para manejar mejor los recursos financieros, tanto nacionales como internacionales”, indica Acero.
En el marco de la crisis de la pérdida de biodiversidad que atraviesa el planeta –tema principal de la COP16 que se celebra en Cali– la exploración científica del territorio marino cobra relevancia en un país como Colombia, en la medida de que se debe conocer con qué recursos se cuenta para manejarlos y conservarlos, aseguran desde la CCO.
“De alguna manera este diálogo intersectorial que planteamos fue justamente con miras a la COP16 y esos acuerdos a los que se va llegar en estas dos semanas. Se va a hablar de temas de financiamiento, de cómo los países han venido implementando sus planes de biodiversidad y uno de esos aspectos clave es cómo lo vamos a financiar a largo plazo. Nosotros como país estamos teniendo esa misma pregunta y esa misma visión a un futuro”, indica la representante de la CCO.