El cambio climático podría ser tan mortal como el cáncer en las regiones más vulnerables y si no se adoptan medidas urgentes, no solo se seguirán registrando muertes, también se multiplicarán las desigualdades y se profundizarán aún más las brechas en el desarrollo humano.
Este fue el contundente mensaje de las Naciones Unidas de cara a la COP27, encuentro que reúne todos los años a burócratas, líderes, activistas, empresarios y lobistas para definir cómo evitar que la Tierra se siga calentando aceleradamente a causa de la acción humana.
El escenario es siempre el mismo: la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático. Este año, la edición número 27 de este encuentro se celebra en la ciudad balneario de Sharm el-Sheij, ubicada en Egipto, entre el desierto de la península de Sinaí y el mar Rojo.
El espacio, que arranca hoy e irá hasta el 18 de noviembre, estará determinado –afirman analistas– por la capacidad de los países africanos para seguir un objetivo marcado como bloque en estos escenarios de negociación climática. Será también, según le confirmó la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, a EL TIEMPO, la primera gran apuesta del nuevo gobierno de Colombia para posicionarse como líder global en las discusiones ambientales.
Sin embargo, lograrlo no será sencillo: África, como bloque de países, suele tener gran peso en las discusiones climáticas. Normalmente comandados por potencias del norte como Egipto o del sur como Sudáfrica, los demás países suelen seguir un norte consolidado en las negociaciones que les permite tener un mayor alcance en sus peticiones. Mientras que América Latina y el Caribe suelen jugar por separado en la mayoría de discusiones, y solo unos cuantos países están dispuestos a trabajar en equipo.
En la COP27, la apuesta de Colombia será precisamente cambiar la metodología. “El objetivo clave es que Latinoamérica empiece a trabajar conjuntamente”, plantea la ministra Muhamad.
Pero ¿qué tan viable es que esto suceda y qué tanto se puede lograr en una conferencia internacional desdibujada por su falta de alcance en los objetivos que se han pactado durante los últimos años?
Diferentes discusiones
En las cumbres climáticas, el abanico de temas es amplio: financiación climática, pérdidas y daños generados por la variabilidad climática, adaptación ante un futuro incierto y transición energética. Y, sobre todo, encontrar la manera de limitar el aumento de las temperaturas por debajo de los 1,5 grados centígrados, y en caso de no lograse, impedir que la barrera de aumento supere los 2 grados.
En el gobierno del expresidente Iván Duque, Colombia avanzó en diversos compromisos, como disminuir en un 51 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero para el 2050 y detener la deforestación para el 2030. Ahora, bajo el liderazgo del presidente Gustavo Petro, se buscará ir más allá y ser el rostro visible de discusiones en las que nunca antes se ha logrado protagonismo, como por ejemplo en pérdidas y daños, adaptación y el rol de las comunidades en un escenario de cambio climático.
“Vamos a generar un fuerte posicionamiento del país en cada propuesta, en transformación y en el rol que Colombia debe jugar en la financiación climática, que se relaciona con la preservación y con una economía que conecte la biodiversidad y la conservación de los ecosistemas estratégicos. Vamos a promocionar la selva amazónica y también todos los ecosistemas del país. Y, además, asistiremos con noticias del presidente Petro sobre el aporte nacional (a la reducción de emisiones mundiales). No solamente es pedir plata en el extranjero, sino comprometer parte del aporte nacional. Esperamos que esto sea una buena base para buscar también la cooperación internacional”, agregó la ministra de Ambiente.
El reto será entonces impulsar el discurso en un escenario sin bloques trazados, advierte el investigador y profesor de la Universidad del Rosario Manuel Guzmán-Hennessey.
Para el docente es clave que Colombia consolide el Bloque de Países Amazónicos, propuesta que busca que los ocho países que comparten el bosque tropical más grande del mundo se unan para lograr frenar su degradación y alcanzar objetivos comunes como el cambio de deuda por la protección de los recursos naturales.
Pero, además, otro desafío que tendrá el país será volver a potenciar la Asociación Independiente de Latinoamérica y el Caribe (Ailac), un grupo de ocho países de la región que trabajan en conjunto en estos espacios y que se ha ido desdibujando desde su creación.
“Yo creo que el presidente Petro está dando pasos importantes en la búsqueda de una unión regional. Le favorece mucho la elección de (Luiz Inácio) Lula (nuevo presidente de Brasil) y también la conversación abierta con Nicolás Maduro, independientemente de que el mandatario venezolano quiera mantener su política extractivista. Considero que es muy saludable que Petro y Maduro hayan hablado y es muy saludable que se intente revivir la Ailac (Asociación Independiente de América Latina y el Caribe). Creo que es el momento de Colombia para intentar revivir Ailac, revivir el Pacto de Leticia, inclusive el Tratado Amazónico, para volver a tener un bloque, así como el africano, de negociación”, sugiere Guzmán-Hennessey.
Vamos a generar un fuerte posicionamiento del país en cada propuesta, en transformación y en el rol que Colombia debe jugar en la financiación climática
Para el experto, no obstante, un problema que sigue existiendo es la imposibilidad de la COP27 y de las cumbres de resolver las problemáticas de los últimos años. Desde que en la COP21 se firmó el Acuerdo de París, el mundo no ha logrado su mayor objetivo de evitar que el calentamiento suba más allá de los 1,5 grados centígrados. De hecho, de acuerdo con un reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), se advierte que al ritmo actual llegaremos a los 2,8 grados centígrados de calentamiento a final de siglo y a los 2,6 grados centígrados en caso de que se cumplan todos los compromisos que se han hecho por los 198 Estados que asisten a la COP27.
Esa es una visión que comparte el primer ministro de Ambiente de Colombia, Manuel Rodríguez Becerra. Las cumbres climáticas, a pesar de su importancia, han fracasado, indica, en sus mayores objetivos, y sin una mayor presión por parte de los Estados y de la sociedad seguirá sucediendo lo mismo.
Sin embargo, según Becerra, Colombia tiene poco peso para liderar estas discusiones, más aún si se tiene en cuenta que en la Amazonia el país posee apenas el seis por ciento de extensión del bioma en su territorio, lejos Brasil, que posee el 61 por ciento; Perú, que alberga el 12 por ciento, y Bolivia, que tiene el 8 por ciento.
“Yo creo que el presidente Petro hará los mayores esfuerzos para hacerse notar. Pero lo cierto es que Colombia no tiene el peso para ejercer un liderazgo sobre los países amazónicos. El único que lo tiene es Brasil”, reflexiona Rodríguez Becerra, quien ha tenido la oportunidad de participar en la mayoría de las cumbres climáticas.
La gente
Según le contó a EL TIEMPO la ministra Susana Muhamad, otro de los focos de discusión que se quiere llevar a la COP27 es el de las comunidades. Para la funcionaria, durante años estos escenarios han estado repletos de discursos técnicos y burocracia, por lo que cambiar el foco hacia la gente, que son quienes al final reciben los impactos de la variabilidad del clima, será clave.
Por eso, además de la delegación oficial donde participan el presidente Petro, la vicepresidenta Márquez, la ministra Muhamad y otros altos cargos del Estado, Colombia también llevará a un nutrido y diverso grupo de 30 personas que presentarán sus historias y que fungirán como las voces de la discusión. Entre los acreditados, los jóvenes son quienes se llevan la mayor participación (57 por ciento), le siguen representantes de las comunidades indígenas (27 por ciento), luego van los campesinos, afrocolombianos, raizales y palenqueros (14 por ciento) y finalmente los líderes sociales (2 por ciento).
Natalia Daza, experta en temas de comunidades y cambio climático, afirma que solo al final de la COP27 se podrá evaluar qué tan bien funcionó la nueva perspectiva del Gobierno para negociar temas de cambio climático, además –asegura– teniendo en cuenta el poco tiempo que hubo para desarrollar dicha estrategia.
“Hay que ser justos en que el tiempo ha sido limitado y el Gobierno acaba de empezar. De lo que entiendo y lo que he visto el Gobierno ha hecho una campaña llamada ‘Nos vamos pa’ la COP’, enmarcada en un concepto de que la COP es como el mundial de fútbol. A mí personalmente esa metáfora no me gusta porque la cumbre no es un partido, es un proceso de negociación complejo donde llegar a ganar no es como funciona la COP. En general me parece bastante interesante el esfuerzo de hacer la reunión más pública a los ciudadanos, que es algo que no había pasado antes”, destaca Daza.
Para ella, en todo caso, Colombia aún tiene un liderazgo que es muy naciente y que si bien se puede notar en algunas discusiones, es poco probable que sea suficiente para que el país pueda llegar a llevarse los aplausos.
“Yo creo que hay un liderazgo naciente en cuanto a cambio de deuda por protección a la naturaleza. Petro nombró esto en un discurso, y la comunidad internacional se ha agarrado con fuerza a este tema. Cuando se nombra al Presidente en el marco de las negociaciones se hace en cuanto a cambio de deuda. Ojalá esa sea una discusión mucho más nutrida porque es clave. Yo creo que África va a ser un escenario muy complejo, sobre todo en negociaciones de financiación y lo que se llama ‘circunstancias especiales’. En especial porque hay un protagonismo: es mucho más fácil acceder a la COP si se está en África que en América Latina. Va a ser difícil porque el centro va a estar puesto en África”, finaliza la experta.
En ese escenario, donde Colombia entra en desventaja en una liga liderada por equipos más fuertes, el gobierno Petro tendrá el reto (durante dos semanas) de lograr liderar el discurso.
EDWIN CAICEDO
Redacción Medioambiente
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