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Experto IPCC: 'Cada retraso cierra ventana para asegurar un mundo vivible'
Cada incremento de temperatura va a tener efectos importantes en agravar los riesgos.
La dramática imagen muestra gente caminando en el fondo del lago Hubei (Henan, provincia China), totalmente seco por efecto del cambio climático, en 2009. Foto:
“Nos queda poco tiempo” para contener el calentamiento global y evitar algunas de sus peores consecuencias, asegura Roberto Sánchez-Rodríguez, especialista en impactos climáticos en Latinoamérica y miembro del Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC), que incide en que “cada retraso cierra un poco más la ventana de oportunidad para asegurar un mundo vivible”.
Así lo señala en entrevista con EFE este experto en planificación urbana y estudios ambientales, investigador y profesor en el Colegio de la Frontera Norte (institución que pertenece al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México) y profesor emérito en la Universidad de California, Riverside.
Las migraciones han agravado las condiciones de vida de mucha gente que ha visto la migración como la medida más próxima y accesible de adaptación”
Sánchez-Rodríguez es también uno de los 270 autores del sexto Informe de Evaluación sobre impactos, vulnerabilidad y adaptación al cambio climático que la ONU ha publicado esta semana y en el que los científicos del IPCC advierten de que las consecuencias del acelerado aumento de temperatura media que experimenta el planeta son más graves y están más cerca de lo que se pensaba hasta ahora.
“Cada incremento de temperatura, por pequeño que sea, va a tener efectos importantes en agravar los riesgos, sobre todo si sobrepasamos el 1,5 ºC de calentamiento global”, aduce el especialista, que prevé que este umbral se sobrepase “en los próximos 15 o 20 años” si se mantiene el ritmo actual de emisiones de gases de efecto invernadero.
América Latina es una de las regiones más vulnerables a esos riesgos, según el informe, no solo por su exposición a los impactos -con un alto nivel de crecimiento urbano “informal” y una población muy concentrada en la costa, entre otros muchos factores- sino también por la mayor dificultad que encuentra para adaptarse y paliar los daños.
La V Asamblea de la ONU para el Medioambiente (UNEA-5), principal organismo de toma de decisiones ambientales del mundo, constató en Nairobi grandes avances para impulsar el primer tratado global contra la contaminación por plástico. Foto:AFP
“Los retos del desarrollo en la región dificultan la adaptación climática”, asevera Sánchez-Rodríguez, que destaca en concreto las elevadas tasas de pobreza y desigualdad, las instituciones débiles o la “falta de gobernanza inclusiva”, condiciones que empeorarán a causa del calentamiento, lo que hará que sean todavía más frágiles ante el cambio climático.
“Es un círculo vicioso” concluye, y destaca la urgencia de una “acción global coordinada” para, además de mitigar el cambio climático (con una reducción drástica de las emisiones de CO2 y una captura y almacenamiento del ya emitido), destinar mayores recursos a los países en desarrollo para favorecer la adaptación a los impactos inevitables.
Sánchez-Rodríguez precisa que este apoyo no debería consistir únicamente en la financiación, que a su juicio es también insuficiente pues, asegura, solo un 10 % de las aportaciones de los países desarrollados para apoyar la acción climática en el Sur Global se destina a la adaptación.
Pero además se requieren “programas de capacitación” para poder poner en marcha los planes de adaptación que a menudo no se implementan, así como para fortalecer las instituciones y empoderar a la ciudadanía, indica, de forma que se combine el conocimiento científico con los saberes indígenas y de las comunidades locales, que están familiarizadas con algunas de las amenazas climáticas.
Entres las medidas de adaptación que se pueden llevar a cabo, Sánchez-Rodriguez resalta la infraestructura verde, como los tejados vegetales en edificios (donde se podría impulsar también la agricultura urbana) y los parques urbanos con los que combatir el calor y amortiguar la entrada excesiva de agua durante episodios meteorológicos extremos, para evitar que se congestionen los sistemas fluviales y se inunden las viviendas.
También subraya el papel “fundamental” de los ecosistemas de manglar para protegerse frente a la subida del nivel del mar, un problema al que los países del centro y sur de América están especialmente expuestos, dice, y argumenta que, por sus raíces históricas como colonias europeas, la población allí está concentrada en las ciudades costeras, en torno a los antiguos puertos que eran el punto de conexión con la metrópoli.
La subida del nivel del mar es un asunto al que este experto considera debería prestarse más atención, pues “cuando decimos que el nivel del mar se ha incrementado en 10 centímetros, estos incrementos se vuelven metros cuando ocurren eventos extremos, como tormentas”, incide.
Todos estos riesgos contribuyen a empeorar la salud y el bienestar de los ciudadanos, recuerda, y por tanto son factores que motivan las migraciones, un fenómeno que en Latinoamérica ha ido en aumento desde el anterior informe de expertos climáticos de la ONU (publicado en 2014) y que tenderá a ser más acusado en Los Andes, el noreste de Brasil y los países de Centroamérica más septentrionales.
Aunque Sánchez-Rodríguez valora que el cambio climático “no se puede tomar como única causa” de las migraciones, sí insiste en que “ha agravado las condiciones de vida de mucha gente que ha visto la migración como la medida más próxima y accesible de adaptación”, como ha ocurrido ya en la diáspora reciente de América central, "sobre todo de Honduras, parte de Guatemala y parte de México, hacia Estados Unidos".