¿Por qué mientras hay récords de altas temperaturas al sur del mundo en el norte nieva?

Desde el año pasado el mundo está en alerta por los efectos que puede generar en la climatología global el fenómeno de El Niño. Esta anomalía climática, que se presenta periódicamente, se ve reflejada en el aumento de las temperaturas en el océano Pacífico y en cambios en la fuerza y dirección de los vientos alisios que se mueven a través del planeta.

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Eso, que parece tan sencillo, se traduce en un montón de escenarios: altas temperaturas y sequías en el hemisferio sur y fuertes nevadas y mucho frío en el hemisferio norte, como hemos visto durante las últimas semanas. Además de lluvias, tornados, heladas e inundaciones. Pero si a eso se le suma la presencia del cambio climático, el panorama se va aún más hacia el extremo. 

Según Juan Benavides, experto en cambio climático e investigador de la Universidad Javeriana, El Niño es una anomalía normal, pero que se esté dando en tiempos de crisis climática es como si se le echara gasolina a un fuego inatajable. “Aunque esa gasolina va a durar poco, porque en términos climáticos El Niño va a durar más de un año, imagínese un año en las condiciones como estamos”, resalta Benavides. 

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Durante este último mes, en Suramérica se han roto todos los récords en altas temperaturas. En Chile se alcanzaron los 38,8 °C en Talca (centro del país); en Argentina, 41,7 °C en Trelew (noreste), y en Colombia se alcanzaron los 40,4 °C en Jerusalén (Cundinamarca). Todos esos registros superan anteriores datos, y esas son solo algunas de las decenas de ciudades que están rompiendo récords en toda la región. Esa realidad se ha reflejado en incendios forestales y caída de los niveles de los ríos. Tan solo en nuestro país se han registrado más de 500 conflagraciones y bajas en las cuencas del Magdalena y el Cauca. 

Mientras tanto, en el hemisferio norte, Finlandia y Suecia reportan las temperaturas más bajas de este invierno, con registros que superan los -40 °C en algunas zonas, lo que ha llevado al cierre de ferris y afectación en transporte ferroviario. Además, en Estados Unidos, donde se han registrado importantes nevadas en estados del Norte, se esperan para esta semana inundaciones repentinas en el área de Nueva Orleans, Little Rock, Nashville y Houston. En estas últimas ciudades podrían registrarse entre siete y 12 centímetros de lluvias. 

De acuerdo con Benjamín Quesada, climatólogo y director del pregrado en Ciencias del Sistema Tierra de la Universidad del Rosario, lo que llama la atención para varios fenómenos extremos que estamos viendo, como olas de calor, sequías o inundaciones, son ciertas características como su intensidad, su frecuencia o su duración a lo largo de los años recientes, que pueden ser fuertemente influenciadas por El Niño y por el cambio climático. 

“En Colombia, por ejemplo, en este momento de primera temporada baja de lluvia se juntan la gran influencia de El Niño y de temperaturas oceánicas altas con las condiciones atmosféricas de poca nubosidad en todo el país, y de fondo el cambio climático. Todos estos son ingredientes que actúan de concierto para altas temperaturas, gran cantidad de incendios forestales y desabastecimiento de agua en el país”, resalta el experto. 

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Según Quesada, si bien estamos viendo algunos climas extremos en zonas del norte como Finlandia, Islandia, Suecia, Noruega o Estados Unidos, lo que muestran los datos es que estas olas de frío, de hecho, son “más calientes”. Es decir, sí hay nevadas, lluvias y eventos climáticos extremos propios de la época, pero las temperaturas no son tan bajas como en otros momentos. 

“Las olas de frío en invierno en estas regiones son comunes y no van a desaparecer en las próximas décadas; sin embargo, su duración, intensidad y frecuencia están disminuyendo a lo largo de los años por el calentamiento global del planeta. La literatura científica ha podido mostrar que en Europa las olas de frío son más calientes”, agrega el climatólogo. 

Sin embargo, lo cierto es que lo que estamos viendo son aún los primeros síntomas de una enfermedad que es todavía mayor. Los incendios forestales que tienen en crisis a Colombia, por ejemplo, son, según los expertos, apenas el inicio de una crisis de las fuentes hídricas por las altas temperaturas provocadas por El Niño. 

Esta crisis ya se puede ver en la sequía por falta de árboles que se ha registrado durante las últimas semanas en zonas como la Amazonia, donde el abajo nivel de algunas cuencas ha llevado a “puntos de quiebre amazónicos” que impiden que el ecosistema pueda mantener de manera correcta los ciclos hídricos. 

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Ante ello, explica el meteorólogo Christian Euscátegui, es clave destacar que actualmente estamos aún en una etapa de “madurez” de El Niño, y que podríamos sentirlo con mayor fortaleza en los próximos meses. 

“En este momento estamos en la fase de madurez del fenómeno, el cual ha alcanzado una intensidad fuerte. Es probable que desde el próximo mes empiece su fase de decaimiento; sin embargo, sus efectos relacionados con el déficit de precipitación y el aumento de temperatura, especialmente en regiones Caribe, Andina y algunas zonas de la Orinoquia, se sentirá aproximadamente hasta el mes de marzo”, finaliza el experto. 

EDWIN CAICEDO | REDACTOR MEDIOAMBIENTE

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