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Océano Ártico, cerca de ser uno de los sumideros de carbono más críticos de la Tierra
Este océano absorbe hasta 180 millones de toneladas métricas de carbono por año: las consecuencias.
El hielo marino en el Océano Ártico ha estado disminuyendo debido al calentamiento global. Foto: iStock
La escorrentía de uno de los ríos más grandes de Norteamérica, en un contexto de subida de temperaturas, está generando intensas emisiones de dióxido de carbono en el Océano Ártico, informa la Nasa.
Se estima que las frías aguas del Ártico absorben hasta 180 millones de toneladas métricas de carbono por año (más de tres veces lo que la ciudad de Nueva York emite anualmente), lo que las convierte en uno de los sumideros de carbono críticos de la Tierra.
Pero hallazgos recientes muestran que el deshielo del permafrost y la escorrentía rica en carbono del río Mackenzie de Canadá hacen que parte del Océano Ártico libere más dióxido de carbono (CO2) del que absorbe.
El estudio explora cómo los científicos están utilizando modelos informáticos de última generación para estudiar ríos como el Mackenzie, que desemboca en una región del Océano Ártico llamada Mar de Beaufort.
Como muchas partes del Ártico, el río Mackenzie y su delta se han enfrentado a temperaturas significativamente más cálidas en los últimos años en todas las estaciones, lo que ha provocado un mayor derretimiento y deshielo de vías fluviales y paisajes.
El mundo cuenta con cinco océanos: Pacífico, Atlántico, Índico, Antártico y Ártico. Foto:iStock
En este rincón pantanoso de los Territorios del Noroeste de Canadá, el segundo sistema fluvial más grande del continente finaliza un viaje de mil millas que comienza cerca de Alberta.
A lo largo del camino, el río actúa como cinta transportadora de nutrientes minerales y de materia orgánica e inorgánica. Ese material desemboca en el mar de Beaufort como una sopa de carbono disuelto y sedimento. Parte del carbono eventualmente se libera o desgasifica a la atmósfera mediante procesos naturales.
Los científicos han pensado que el sureste del Mar de Beaufort es un sumidero de CO2 de débil a moderado, lo que significa que absorbe más gases de efecto invernadero de los que libera. Pero ha habido una gran incertidumbre debido a la falta de datos de la región remota.
Para llenar ese vacío, el equipo de estudio adaptó un modelo biogeoquímico oceánico global llamado ECCO-Darwin, que fue desarrollado en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la Nasa y el Instituto de Tecnología de Massachusetts en Cambridge.
El modelo asimila casi todas las observaciones oceánicas disponibles recopiladas durante más de dos décadas mediante instrumentos marinos y satelitales (observaciones del nivel del mar de los altímetros de la serie Jason, por ejemplo, y la presión del fondo del océano de las misiones GRACE y GRACE Follow-On).
Los científicos utilizaron el modelo para simular la descarga de agua dulce y los elementos y compuestos que transporta (incluidos carbono, nitrógeno y sílice) a lo largo de casi 20 años (de 2000 a 2019).
Los investigadores, de Francia, Estados Unidos y Canadá, descubrieron que la descarga del río estaba provocando una desgasificación tan intensa en el sureste del mar de Beaufort que inclinó el equilibrio de carbono, lo que provocó una liberación neta de CO2 de 0,13 millones de toneladas métricas por año, aproximadamente el equivalente a las emisiones anuales de 28.000 automóviles propulsados por gasolina.
La liberación de CO2 a la atmósfera varió entre estaciones, siendo más pronunciada en los meses más cálidos, cuando la descarga de los ríos era alta y había menos hielo marino para cubrir y atrapar el gas.