En un mundo donde la violencia se ha naturalizado en distintos ámbitos de nuestra vida, surge una pregunta crucial: ¿es posible interactuar de manera efectiva y sin daño? A menudo creemos que no somos violentos por no infligir daño físico, sin embargo, la violencia se manifiesta de muchas formas, incluyendo las palabras hirientes y las actitudes despectivas.
La Comunicación No Violenta (CNV), desarrollada por el psicólogo Marshall Rosenberg, ofrece una alternativa para romper el ciclo de agresión y victimización a través de un método estructurado en cuatro componentes clave: observación, sentimientos, necesidades y peticiones.
La violencia también incluye las palabras hirientes y las actitudes despectivas. Foto:iStock
Este enfoque no solo promueve una interacción más consciente y respetuosa, sino que fomenta una verdadera conexión humana, según explica Ana Isabel Dokser, licenciada en Psicología Clínica y docente de la Fundación Columbia.
Primer paso: observación sin juicios
El proceso comienza con la observación objetiva de las acciones o situaciones, evitando juicios o interpretaciones personales que puedan provocar conflicto. Este es un desafío constante, ya que estamos acostumbrados a evaluar y reaccionar a las conductas de los demás desde nuestros propios prejuicios.
Segundo paso: reconocimiento de los sentimientos
Identificar y expresar nuestros sentimientos en respuesta a las observaciones es el siguiente paso. Es crucial ser honestos acerca de cómo nos sentimos sin atribuir nuestras emociones a las acciones de otros, facilitando así un espacio de comprensión mutua.
Al entender los sentimientos, podemos explorar las necesidades subyacentes. ¿Qué es lo que realmente requerimos que nos hace sentir de esta manera? Reconocer nuestras necesidades permite clarificar nuestras motivaciones y preparar el terreno para solicitudes constructivas.
Cuarto paso: formulación de peticiones claras
Finalmente, la CNV nos enseña a hacer peticiones concretas en vez de demandas. Estas deben invitar al diálogo y al entendimiento mutuo, en lugar de imponer o exigir, promoviendo así la colaboración y la resolución pacífica de conflictos.
Adoptar la Comunicación No Violenta puede transformar las interacciones cotidianas. Foto:iStock
Adoptar la Comunicación No Violenta puede transformar radicalmente nuestras interacciones cotidianas. Este método no solo evita el daño, sino que construye puentes de entendimiento y colaboración. Aplicar la CNV en situaciones de conflicto, ya sea en el trabajo, en casa o en cualquier ámbito social, permite desactivar la reactividad y fomentar soluciones que respeten la dignidad de todas las partes involucradas.
Implementar la CNVrequiere un esfuerzo consciente para desaprender patrones de comunicación agresivos que hemos reforzado durante años. Aunque el cambio no es instantáneo, el compromiso con la práctica de estos principios puede llevar a una convivencia más armoniosa y pacífica.
La CNV no es solo una herramienta de comunicación, es un paso esencial hacia la construcción de una sociedad más empática y comprensiva.
Ana Isabel Dokser
Licenciada en Psicología Clínica y docente de la Fundación Columbia
*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación (GDA), y contó con la revisión de un periodista y un editor.
En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal,
elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada
con
sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando
esta
utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí