Las llamadas fraudulentas han aumentado en los últimos años, al punto de que muchas personas evitan contestar incluso cuando el identificador de llamadas no las marca como spam.
También es frecuente recibir mensajes de WhatsApp desde números internacionales que ofrecen supuestas oportunidades laborales, pero que en realidad buscan engañar. Ante esta situación, diversas autoridades han señalado cuáles son los prefijos telefónicos que se deben evitar.
Según la Guardia Civil española, los números más utilizados para estafas provienen de Albania (355), Costa de Marfil (225), Ghana (233) y Nigeria (234).
Los números con prefijos 355, 225, 233 y 234 suelen ser utilizados en fraudes telefónicos. Foto:iStock
Los fraudes telefónicos suelen iniciarse con llamadas automatizadas a números al azar. El teléfono suena apenas una o dos veces antes de que la llamada se corte.
El engaño ocurre cuando la persona intenta devolver la llamada. Al hacerlo, se conecta a una línea de tarificación especial, donde el costo por minuto es más alto de lo habitual. En muchos casos, los estafadores reciben un porcentaje del dinero que paga la víctima por esa comunicación.
Los estafadores usan grabaciones de voz para autorizar transacciones sin consentimiento. Foto:iStock
Por otro lado, el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) de España alertó sobre la manipulación de voz en grabaciones, una técnica utilizada para concretar fraudes. Además, advirtió que el simple hecho de responder “sí” en una llamada puede ser aprovechado para autorizar pagos o suscripciones no deseadas.
Para reducir riesgos, es fundamental verificar el prefijo de los números que intentan comunicarse y evitar atender llamadas de remitentes desconocidos.
Si ya contestó una de estas llamadas, es recomendable no compartir información personal, financiera o bancaria, como el código de seguridad de su tarjeta o el token del cajero automático. Además, los expertos advierten que los estafadores buscan prolongar la conversación para aumentar los costos de la tarifa especial.
*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación, y contó con la revisión de un periodista y un editor.
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