Con frecuencia se oye, y peor, se lee, “No se cole en TM”, “No force la puerta”, “Se le hela la sangre” y otras conjugaciones verbales que desconocen su régimen irregular.
Vamos a comenzar por el principio. Los verbos irregulares se conjugan como amar, temer y partir, como enseñaban los hermanos maristas en sus libros de gramática, inspirados en los principios cristianos: amar al prójimo, temer a Dios y partir al cielo.
Así, si para amar se dice “yo amo”, “tú amas”, “él ama”, para los demás verbos con infinitivo terminado en -ar, se hace lo mismo, “yo cazo” (de cazar), “tú atormentas” (de atormentar) “él vota” (de votar), pero ¡atención!, hay verbos irregulares, que no se conjugan según ese modelo (amar).
Entre esos verbos irregulares están colar, forzar, helar. La irregularidad consiste en que al conjugarlos en ciertos tiempos y personas tienen cambio en la raíz. Entonces, “yo me colo”, “tú forzas”, “a él se le hela la sangre”, que serían las formas correctas si estos verbos fueran regulares, cambian a “yo me cuelo”, “tú fuerzas”, “a él se le hiela la sangre”.
El origen de la palabra se dio en el año 2013. Foto:iStock
Los dos primeros tienen como modelo de conjugación el verbo contar. La o de la raíz cambia al diptongo ue. Nadie dice “yo conto”, “tú contas”, “él conta”, sino “yo cuento”, “tú cuentas”, “él cuenta”. De ese mismo grupo es el verbo almorzar, que nadie conjuga “yo almorzo”, “tú almorzas”, “él almorza”, sino “yo almuerzo”, “tú almuerzas”, “él almuerza”.
¡Ojo! La irregularidad, el cambio en la raíz, solo se da en algunos tiempos y personas, no en todos. No hay cambio de la raíz en “vos te colás” y “vosotras forzáis”, del presente; “yo me colé”, “nosotros forzamos”, de pretérito; “ella se colará”, “nosotras forzaremos”, del futuro, por dar apenas algunos ejemplos.
Si usted consulta en el DLE la tabla de conjugación del verbo colar 1, va a encontrar “yo colo”, “tú colas”, “él cola”. ¡Alerta! Ese verbo, colar 1, significa ‘conferir canónicamente un beneficio eclesiástico’. Debe buscar colar 2, ‘introducirse a escondidas o sin permiso en alguna parte’, para comprobar lo que aquí decimos.
Novela, biografía, crónica periodística o poesía: casi todos los géneros aparecen en los libros elegidos. Foto:iStock
Helar, ‘poner o dejar a alguien suspenso y pasmado’, tiene como modelo de conjugación el verbo acertar, “yo acierto”, “tú aciertas”, “él acierta”. La e de la raíz se convierte en diptongo ie. Por eso no se dice “se me hela”, “se te hela”, “se le hela la sangre”, sino “se me hiela”, “se te hiela”, “se le hiela la sangre”. Lo mismo pasa en “yo quiero” (de querer), “tú sientes” (de sentir), “él tiene” (de tener).
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