Noticia en Bolavip: “Es una genia: Salomé Rodríguez revolucionó las redes con su nuevo “look” de Cruella”. Comentario: La palabra genio siempre es masculina, refiérase a hombre, “James es un genio”, o a mujer, “Salomé es un genio”. Es similar a lo que pasa con la palabra ángel, que siempre es masculina, no obstante la existencia del nombre de pila Ángela. Los filósofos y teólogos de la Edad Media le gastaron muchas neuronas y muchos debates al tema del sexo de los ángeles, lo que originó la expresión discusión bizantina, con el sentido de discusión inútil. En sentido figurado un niño es un ángel y una niña es un ángel, no una ángela. Y en el caso de Salomé, es un genio. No una genia.
Pasa lo mismo con la palabra titán. Siempre es masculina. Jhon Berrío es un titán de la sostenibilidad y Luz Bonilla es un titán de la educación. No una titana. Si se usan palabras como problema, monstruo o Einstein para calificar a una persona, hay que usarlas en masculino para hombre y para mujer, Marta es un problema, Débora es un monstruo, María José es un Einstein. Todas ellas son palabras que no tienen femenino.
Femenino
Existen también palabras femeninas que deben aplicarse como tales a hombre y a mujer, como persona, víctima, eminencia, pepa, locura. James es una persona incomprendida (no un persono incomprendido), Luis Carlos es una víctima del sistema (no un víctimo), el profesor Valderrama es una eminencia (no un eminencio), Zuckerberg es una pepa (no un pepo), Lokillo es una locura (no un locuro).
Y no faltan las palabras de género común, que son iguales para hombre y para mujer, pero requieren artículo o adjetivo distinto, según el género: el juez y la juez, un terapeuta y una terapeuta, algún ciclista y alguna ciclista, el periodista verdadero y la periodista verdadera, un caminante silencioso y una caminante silenciosa. Observe que lo que cambia son los artículos y adjetivos y no el sustantivo.
Ambiguo
Las palabras de género ambiguo son las que pueden usarse en masculino o femenino, según se prefiera, sin que cambie el significado. Así sucede con el azúcar y la azúcar, el chance y la chance, el maratón y la maratón, el internet y la internet, el tanga y la tanga. No pasa lo mismo con el correo y la correa ni con el plato y la plata. Finalmente, hay palabras de género epiceno, como el lince macho y el lince hembra (no la lince ni la linza) o el avestruz macho y el avestruz hembra (no la avestruz ni la avestruza).
FERNANDO ÁVILA
*Experto en redacción y creación literaria
@fernandoav