El Consejo Estado acaba declarar la responsabilidad del Ministerio de Defensa y del Ejército por la ejecución extrajudicial de David Leonardo Osorio, un joven que fue presentado falsamente por los militares como una baja en combate en agosto de 2008.
En su sentencia, el Consejo de Estado aseguró que el Ejército “simuló un combate en el que presentó a David Leonardo como un resultado operacional falso”.
De acuerdo con el Colectivo de Abogados y Abogadas José Alvear Restrepo (Cajar) entre las medidas de reparación, este Tribunal ordenó al Estado: “efectuar un acto de reconocimiento de responsabilidad y disculpas públicas por estos hechos lamentables y remitir la sentencia a la Fiscalía Especializada encargada de adelantar este caso y a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) para dar cumplimiento a la obligación de investigar, juzgar y sancionar a los responsables de estos hechos”.
Familiares de víctimas de ejecuciones extrajudiciales han protestado pidiendo verdad y justicia. Foto:César Melgarejo. Archivo EL TIEMPO
Según Cajar, el Ejército Nacional intentó culpar a la víctima, argumentando que su muerte había sido legítima, pues se encontraba en un combate armado.
“Desde el Colectivo de abogados y abogadas José Alvear Restrepo (Cajar) hacemos un llamado a la JEP para que implemente estas órdenes judiciales y de esa manera, dentro del macrocaso 03, en la fase nacional, priorice e impulse la investigación de los asesinatos y desapariciones forzadas de personas presentadas ilegítimamente como bajas en combate ocurridas en el departamento de Boyacá”, señaló María Paula Lemus, abogada del Cajar y representante de víctimas.
David Leonardo era un joven de 23 años que se dedicaba a la venta de ropa y otros artículos en el sector de San Victorino, Bogotá. Era el mayor de sus hermanos y se destacaba por ser laborioso y emprendedor. El 1 de agosto de 2008 le comunicó a su padre que se reuniría con algunos amigos en la localidad de Suba, pero nunca llegó; desde ese momento se desconoce su paradero.
Justo antes de su desaparición, David le había comentado a su hermana de un ofrecimiento laboral que le habían hecho: trabajar como guía turístico en la ciudad de Medellín. Como es sabido por la opinión pública, muchas de las víctimas de este crimen de Estado eran engañados con ofertas laborales falsas.
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