La conmovedora historia de la enfermera que adoptó a un bebé abandonado en un hospital: 'Voy a dar todo por él'

En ese momento se enteró de que el niño, que padece de insuficiencia intestinal y cuya esperanza de vida es reducida, había sido hospitalizado desde su nacimiento. También había sido dejado y no contaba con visitas.

“Me di cuenta de que estaba molesto y necesitaba que le cambiaran el pañal. Lo bañé, le cambié la ropa, lo alcé y lo hice jugar”, cuenta Teresita. Al siguiente día, la situación se repitió y, al concluir su turno en ese sector, decidió seguir visitándolo incluso fuera de sus horas de trabajo.

Más adelante, se informó de que al bebé se le había declarado en estado de adoptabilidad, lo que significa que no era factible su rencuentro con su familia biológica y que el tribunal consideraba que podía ser adoptado.

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No obstante, debido a su condición de salud, que demanda cuidado constante, no se encontró a ningún postulante en el registro de guardas adoptivas dispuesto a tomar al niño. Ante esta situación, Claudia Güemes, la jueza de familia a cargo, inició una convocatoria pública nacional (un llamado a toda la sociedad), pero tampoco se obtuvieron resultados.

“Al empezar a visitarlo, no me di cuenta de cómo iba a crecer, día a día, ese amor que siento por él. Cuando me enteré de que estaba la posibilidad de adoptarlo por una convocatoria pública, me postulé: lo que él necesitaba era una familia y yo estaba segura de aceptar los cambios que iban a venir en mi vida”, recuerda Teresita.

El pasado viernes, a las 8.30 de la mañana, durante una conmovedora audiencia judicial realizada en el hospital, la jueza le concedió a Teresita la custodia preadoptiva del niño, que ahora tiene un año y once meses.

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“Es un niño que esperaba mucho amor. Le gusta mucho jugar, las cosquillas y los libros: su preferido es La Granja de Zenón. A pesar de que tiene una malformación en los brazos que le provoca rigidez y no puede flexionarlos, él hace todo para poder dar vuelta las páginas”, describe su mamá.

Al rememorar su relación con Serafín (nombre ficticio utilizado en este artículo para proteger su privacidad), Teresita relata episodios clave que fortalecieron su conexión. Como cuando, con la ayuda de otras enfermeras y doctores, organizó su bautizo y la celebración de su primer año de vida.

En febrero de este año, Teresita aprovechó un mes completo de vacaciones y llegó a una conclusión: deseaba pasar todos los días al lado del niño.

“Empecé a notar que cuando estaba con él las horas pasaban y yo no me daba cuenta. Cuando me iba a mi casa pensaba en cómo habría dormido, si alguien lo habría alzado y cuidado”. Desde ese instante, comenzó a considerar seriamente la idea de presentarse a la convocatoria pública para su adopción.

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“Lo pensé mucho, todos los días, hasta que lo decidí. Sabía que iba a cambiar por completo mi vida, a tener que estar en el hospital todo el tiempo, las 24 horas, los siete días de la semana, por su condición de salud”, detalla.

“Yo vivo sola, tengo mi rutina, me gusta ir al teatro, ver danzas, salir a compartir con mi familia. Todo eso iba a cambiar. Pero me di cuenta de que el amor que yo le tenía y que él merecía, valía todo”, resalta la mujer.

La jueza Claudia Güemes señala que en Salta hay una “escasez de expedientes de candidatos a adopción”.

“Tenemos solamente 17 en toda la provincia, y hay que tener en cuenta que la mayoría se postula para bebés que sean sanos”. Por eso, se llenó de emoción al enterarse de que había una candidata para adoptar a Serafín.

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“Me dio más alegría todavía el saber que era una persona del ámbito de la salud, porque lo que más me preocupaba era su condición. Cuando supe que había una interesada y encima enfermera, con esa vocación enorme, dije: ‘Esto no puede ser más perfecto’”.

Tras conocer a Teresita, su intuición se confirmó: “El amor que tiene hacia el niño es emocionante. Es la madre ideal para ese bebé”.

Teresita proviene de una familia grande, con sus padres y cinco hermanos. A principios de marzo, junto a una de sus hermanas, visitó la Oficina de Protección de Menores para informarse sobre los procedimientos de adopción. Posteriormente, después de Semana Santa, entregó toda la documentación necesaria.

“Claudia, la jueza, se encargó de mover cielo y tierra para que saliera lo más rápido posible, entendiendo que Serafín tiene una enfermedad de una complejidad enorme, que limita sus posibilidades de vida, y que los tiempos de él no pueden esperar lo que muchas veces se demoran algunos trámites”, comenta Teresita.

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Ella confiesa que siempre tuvo el deseo de adoptar. “Pensaba: 'Si hay un niño esperando una familia, ¿por qué no darle ese amor?' Aunque nunca creía que iba a ser un niño con estas condiciones de salud. Es increíble cómo manda el corazón. Me dijo: ‘Aquí es’ y ahí fue”, explica respecto a Serafín. Y añade emocionada sobre su hijo: “Para mí, es el más bello”.

Los padres de Teresita son educadores y, hasta ahora, ninguno de sus hermanos ha tenido hijos, por lo que Serafín es el primer nieto y sobrino de la familia. Desde que les comunicó su decisión, todos apoyaron a Teresita en su camino para ser madre. 

De hecho, ya habían conocido al pequeño durante su bautizo, evento al que ella los invitó: “Cuando les conté que me iba a postular para adoptarlo, se emocionaron y se pusieron a llorar. A la audiencia de la semana pasada vinieron todos, fue hermoso”.

El evento crucial tuvo lugar el viernes 26 de abril a las 8.30 de la mañana, en una sala con todos los participantes legales del caso, el equipo interdisciplinario del hospital, Teresita y su familia.

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Posteriormente, Güemes realizó un gesto significativo, llevando a Teresita a ver al niño: “Entré con barbijo a la habitación, tomando todos los cuidados que requiere su estado de salud, y le dije: ‘Acá está tu mamá que te ama y que te quiere cuidar’”, relata la jueza.

Desde ese instante, Teresita, quien se ha acogido a una licencia de adopción en su trabajo, permanece a tiempo completo con el niño. Duerme junto a su cama, en una silla plegable: “Puede ser dura, pero para mí no hay nada mejor que estar al lado de él, que poder cantarle cuando se despierte, adornar su camita, abrazarlo y mimarlo”.

Desde su nacimiento, Serafín jamás ha abandonado el hospital. Las caminatas que Teresita realiza con él se limitan al interior del centro médico, llevando consigo un soporte para el suero que necesita para su alimentación.

Esta madre ansía poder llevarlo a casa y está gestionando con su seguro médico la autorización para una atención médica domiciliaria: “El alta médica para dejar el hospital ya la tiene”, menciona.

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Una vez en casa, el niño seguirá requiriendo cuidados continuos. “Él vive gracias a una alimentación que se llama nutrición parenteral que se istra por un catéter venoso”, detalla Teresita.

Aunque está consciente desde el inicio de la grave condición médica de Serafín, como madre, “es muy difícil” asumirla: “Obviamente uno quiere que tenga muchos años de vida por delante. Es un niño que canta, balbucea, se hace entender, juega. Voy a hacer todo por él, ir a donde sea, con tal de que tenga la mejor calidad de vida”.

Los cambios que Güemes ha observado en el niño desde que lo conoció hasta ahora, debido al lazo que ha formado con Teresita, son significativos: “Es impresionante cómo evolucionó gracias a la estimulación y el amor de su mamá. Es otro niño. Un niño que mira a su mamá con esos ojos que ven los hijos: embelesado”.

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