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¿Dónde están las mejores tierras en Colombia para la reforma agraria?
Solo hay 7,2 millones de tierras de buena calidad. En zonas como el Caribe son subutilizadas.
Entrega de tierras de la ANT desde la finca Nueva Estrella en San Marcos (Sucre). Foto: Ricardo Báez/ANT
La meta de la reforma agraria es entregar 1,5 millones de hectáreas de tierra fértil a los campesinos de aquí a 2026; sin embargo, uno de los problemas con los que se ha topado el gobierno de Gustavo Petro es que hay ofertas, tanto de particulares como de ganaderos afiliados al gremio Fedegán, que no cumplen con las condiciones óptimas porque no son productivas.
Hay propietarios que están ofertando tierras sin la suficiente calidad de los suelos, ya sea porque no tienen agua o, al contrario, se inundan de manera prolongada, tienen piedras, cuentan con exceso de sales y sodio, es difícil que entre maquinaria, son fáciles de degradar, son de pastoreo o forestales o se cultiva el producto que no se debería, entre otros.
Avanza la reforma agraria. Las primeras 5 demandas agrarias que se presentan en Colombia para resolver conflictos de tierras. Foto:Agencia Nacional de Tierras-Esteban Mantilla
Y es que si bien el paisaje colombiano cuenta con cultivos de gran extensión como café, palma, arroz, maíz, plátano, papa, banano o fríjol, no siempre se siembran en las zonas más adecuadas para este fin y, por ello, no se aprovecha al máximo su potencial.
Adicionalmente, es frecuente ver en tierras netamente agrícolas y productivas de diferentes departamentos que sus propietarios las utilizan para la cría de ganado e, incluso, en algunos casos, las buenas tierras han ido perdiendo terreno para dar paso al desarrollo urbano de las regiones.
Hasta el momento, de las más de 1,9 millones de hectáreas ofertadas, el Gobierno solo ha comprado el 2,2 por ciento (42.983) para repartirlas a los campesinos en medio del acuerdo de paz. La falta de información catastral y la ilegalidad de los terrenos son otras de las razones de la lenta reforma.
Los mejores suelos
Si bien en Colombia hay 114 millones de hectáreas, según el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (Igac), solo tienen vocación agrícola 15 millones de ellas (13,2 por ciento), y agroforestal, otros 20,2 millones (17,7 por ciento).
De esos 35,2 millones de hectáreas potenciales para la reforma agraria, los mejores suelos para cultivar apenas suman 7,2 millones, es decir que solo el 20 por ciento de las tierras que se podrían utilizar tienen una buena calidad.
“Los estudios de los suelos nos permiten identificar cuáles son las tierras más productivas. Colombia está completa en análisis a escala 100.000; en estos momentos, nos encontramos actualizando a 25.000, que nos da información con más detalle. Estamos trabajando en algunas zonas priorizadas como Córdoba, Magdalena y Sucre”, asegura Ricardo Fabián Siachoque, subdirector de Agrología del Igac.
Los mejores suelos para cultivar se encuentran dispersos en diferentes zonas del país (ver mapa). Entre los más fértiles, según los últimos estudios, que son los que se están actualizando, aparecen los de la sabana de Bogotá, en Cundinamarca. El problema de esta zona es que se ha ido desarrollando urbanísticamente de tal manera que, según el Igac, más del 60 por ciento de estos terrenos no tienen actividades agrícolas.
Entre los más fértiles, según los últimos estudios, que son los que se están actualizando, aparecen los de la sabana de Bogotá, en Cundinamarca.
También son considerados como los mejores terrenos para sembrar, catalogados como clases agrológicas tipo 2, 3 y 4 por la entidad (de las más altas), grandes extensiones de tierra en la región Caribe en departamentos como Bolívar, Cesar, Córdoba, Sucre, Magdalena y Atlántico.
Igualmente, se encuentran buenas tierras en valles interandinos como los del Valle de Aburrá, valle del Atrato y el Valle del Cauca. O también en algunas partes específicas de la región Andina como Nariño, Huila, Tolima, Antioquia y Santander.
Al contrario, es difícil encontrar tierras aptas para cultivar en la región de la Amazonía y en algunos departamentos de la Orinoquía como Arauca y Vichada. En estas zonas hay más terrenos con un alto grado de vulnerabilidad a degradarse, ya sea por fuertes pendientes, erosión o baja calidad de la tierra y con mayor uso forestal o áreas de conservación.
Precisamente, según Fedegán, las mayores ofertas se han dado hasta el momento en Arauca (el 29 por ciento del total) y en el Meta (el 23 por ciento).
“No vamos a comprar la tierra por comprar, sino para desarrollar la agricultura. Nos ofrecen muchas en los Llanos, pero esas no están focalizadas. También ofertan tierras despojadas, o en cursos de restitución de tierras. El 60 por ciento de los predios no corresponden a las características necesarias para la compra”, dice la
Jhenifer Mojica - Tierras Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO - Agencia Nacional de Tierras
Muchas veces, estas tierras altamente productivas no se ponen a trabajar y se abandonan, o cuando sí se cultivan se hace con un producto que no es el oportuno para ese suelo o se sobrecarga de ganado. Con ello se pierde su potencial, lo que podría tener consecuencias hacia el futuro.
En total, el 28,9 por ciento de los 114 millones de hectáreas que tiene el país están mal utilizadas. Estos conflictos del suelo se dan por dos razones: la sobreutilización de los terrenos, porque los propietarios aprovechan en exceso la calidad de los suelos para cultivar productos como arroz, caña de azúcar, café o tabaco, y la subutilización, porque se abandonan o se utilizan para actividades diferentes como la ganadería. En el primer caso hay identificados 15,8 millones de hectáreas, y en el segundo, 14,9 millones.
En total, el 28,9 por ciento de los 114 millones de hectáreas que tiene el país están mal utilizadas.
“Si en la montaña, con un suelo poco profundo, se cultiva con maíz o trigo e intento meter la maquinaria, se va a erosionar por un mal uso agrícola, y a este proceso se le denomina sobreutilización. En cambio, cuando hay una tierra fértil con buenas propiedades químicas, físicas y biológicas y actualmente está abandonado o en rastrojo es lo que denominamos subutilización. Se necesita que el uso actual coincida con el potencial”, explica el subdirector del Igac.
Según los últimos registros, la peor parte se la llevan los departamentos de Norte de Santander y los de la región Caribe como Sucre, Atlántico, Magdalena, Cesar, Córdoba y Bolívar. En estos últimos lo más común es una subutilización, principalmente por la ganadería extensiva y nómada y suelos desaprovechados.
Estos son precisamente los que tiene en el punto de mira el Gobierno para su reforma agraria: son altamente productivos, pero están siendo subutilizados. “La estrategia de compra de tierras está nucleada, en primer lugar, en aquellas áreas en donde se ubican los mejores suelos, por lo que se espera que sea en la Costa Caribe y en el Magdalena Medio. Esto no impide que se analicen otras zonas, en donde la cantidad de ofertas de tierra fértil permita pensar en proyectos para una vida digna del campesinado”, señaló la ministra.
A finales de enero, la ANT le compró al Fondo de Víctimas el predio Lucitania, que es un terreno productivo con cultivo de palma de aceite. Este tiene una extensión de 447 hectáreas. Foto:ANT
Predios actualizados
Con el objetivo de que el Gobierno pueda tomar las decisiones con mayor precisión técnica para saber dónde es mejor comprar y a qué precio, el Igac planea levantar información de 6 millones de hectáreas cada año, con prioridades en los valles interandinos y los departamentos cafeteros, en el sur y el centro de país, y la Orinoquía.
Este año ya ha levantado información sobre 3 millones de hectáreas con estudios de suelos a una escala 25.000 de la zona costa Caribe en los departamentos de Cesar, Magdalena, Bolívar, Sucre y Córdoba.
La meta es terminar el 2027 con el levantamiento edafológico de 21 millones de hectáreas en estudios semidetallados de suelos a escala 25.000, además de actualizar el 70 por ciento del catastro multipropósito del país.