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¿Qué implica la decisión de EE. UU. sobre la fumigación en Colombia?

'Lobby' colombiano se alineó con intereses de Biden para derrotar bloqueo a aportes a la aspersión.

Los Air Tractor tienen una capacidad de vuelo de entre 4 y 5 horas, y que de acuerdo a la cantidad de mezcla que transporten, pueden asperjar, un solo equipo o misión, 44 hectáreas. Foto: César Melgarejo. EL TIEMPO

16.12.2021 12:10 Actualizado: 16.12.2021 18:58

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Este miércoles, el Congreso de Estados Unidos eliminó una serie de medidas sobre Colombia que, de haber sobrevivido su paso por el legislativo, amenazaban con afectar la ayuda que Washington le brinda al país anualmente.

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En particular, una que bloqueaba el uso de fondos para programas de fumigación de cultivos. Pero también otra que impedía la venta de armamento y entrenamiento al el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la Policía Nacional de Colombia.

En ambos casos, la decisión de excluir las disposiciones es relevante, tanto por sus efectos prácticos como por su contenido simbólico.

Las medidas habían sido incluidas en el Acto de Autorizaciones para la Defensa Nacional (NDAA por su sigla en inglés), que establece los parámetros y guías que se deben seguir para los gastos relacionados con defensa y seguridad.

Eso gracias al esfuerzo de la representante Alexadria Ocasio-Cortez y otros legisladores demócratas que vienen haciendo oposición desde hace años a la aspersión aérea de glifosato para erradicar cultivos ilícitos y también castigar a la Policía por los excesos que dicen fueron cometidos por el Esmad durante las jornadas de protesta social de este año y el 2019.

De hecho, en el proyecto para el Acto de Autorizaciones del año pasado, correspondiente a este 2021, se intentó introducir enmiendas semejantes pero estas solo alcanzaron a llegar hasta la Cámara de Representantes antes de ser derrotadas en el Senado.

Pero este año, la amenaza fue más latente ya que las prohibiciones fueron aprobadas tanto por la Cámara baja como por el Senado y solo terminaron excluidas a última hora durante el proceso de conciliación, cuando legisladores de ambas ramas se juntan para armonizar las diferencias y unificar los proyectos.

Sus proponentes pensaron que tras el triunfo en las elecciones del año pasado, cuando los demócratas asumieron las mayorías en el Congreso -y la Casa Blanca con Joe Biden-, las chances de finalmente prohibir el apoyo a la fumigación estaba a la vuelta de la esquina.

La supervivencia del programa estaba en riesgo, además, porque varios de los funcionario que hoy ocupan cargos de relevancia en la istración Biden habían criticado la estrategia en el pasado.

Juan González, por ejemplo, que actualmente ocupa el cargo de asesor del presidente para el hemisferio en el Consejo Nacional de Seguridad, hizo parte el año pasado de una Comisión nombrada por el Congreso para evaluar la lucha contra las drogas en el país a lo largo de estas dos décadas.

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Desde el punto de vista del uso de recursos, el auge de las plantaciones ilícitas lleva a la contracción de otros cultivos y al encarecimiento de la mano de obra. Foto:Luis Robayo / AFP

Y una de sus conclusiones fue que desde la perspectiva antinarcóticos, el Plan Colombia había sido un fracaso pues hoy día hay más hectáreas de coca sembradas que cuando se arrancó en el año 2000 pese a los millones que se han gastado en erradicación forzosa, incluida la fumigación.

Pero se les atravesó un intenso lobby del gobierno colombiano, encabezado por la embajada en Washington, que los hizo recapacitar. Para estos, la fumigación es una herramienta esencial que debe tenerse en cuenta a la hora de controlar el crecimiento exponencial de los cultivos ilícitos, que en los últimos han alcanzado niveles récord.

A propósito de este tema, el embajador de Colombia en Washington, Juan Carlos Pinzón, reaccionó a este decisión y le dijo a este diario que "lo más importante es que Colombia tiene un gran apoyo bipartidista en el Congreso".

"Congresistas demócratas y republicanos tienen una firme convicción frente a la importancia de la relación estratégica de nuestros dos países y apoyan permanentemente las capacidades que Colombia requiere en materia de seguridad para promover derechos humanos, proteger la democracia y sobre todo defender a los colombianos de las empresas criminales y el terrorismo”.

Si bien la fumigación en el país se suspendió en el año 2015 por consideraciones de salud y medio ambientales, el Gobierno está a punto de reanudarlas y solo espera el visto bueno del Consejo Nacional de Estupefacientes, luego de cumplir con una serie de requisitos de seguridad que estableció la Corte Constitucional.

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Y en eso la ayuda de EE. UU. es importante. Antes de que se suspendieran las fumigaciones, gran parte del costo del programa de fumigación lo asumió Washington, que pagaba gasolina, químicos y hasta las avionetas para las aspersiones. Un costo que anualmente podía llegar a los US $50 millones.

El hecho de que Washington respaldara el programa, además, le ofrecía blindaje a una política que siempre ha sido controvertida tanto en EE. UU. como en Colombia. Y reiniciar sin su apoyo habría sido aún más polémico.

Aunque la istración Biden sugirió cambios en su política antidrogas desde que llegó a la Casa Blanca, estos tampoco terminaron siendo tan radicales como algunos esperaban.

En entrevista con este diario, Heide Fulton, subsecretaria asistente en la oficina contra las drogas del Departamento de Estado, dijo que si bien EE. UU. favorecía una aproximación integral al problema de la producción y tráfico, consideraba la fumigación como una herramienta complementaria para utilizar en situaciones específicas.

Es decir, tampoco les interesaba que el Congreso cerrara la puerta del todo a esa posibilidad. Entre otras cosas, porque hay consideraciones domésticas que son importantes para Biden.

El presidente está capoteando toda una epidemia de sobredosis por estupefacientes que ha batido todos los récords previos. Y si bien es jalonada por el abuso de opioides, también tiene su componente de cocaína.

Estar a favor de prohibir una herramienta para controlar los cultivos en Colombia lo habría dejado vulnerable a las críticas de los republicanos.

Por otra parte, aunque el Esmad no recibe actualmente ayuda de EE. UU. incluir en la ley un "castigo" enlodaba el nombre de todo el escuadrón -y la Policía- cuando se supone que los excesos fueron cometidos por algunos de sus , que, según el gobierno, están siendo investigado y sancionados.

SERGIO GÓMEZ MASERI

CORRESPONSAL DE EL TIEMPO

WASHINGTON