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¿Qué tan grande será el giro a la derecha del nuevo Parlamento Europeo y qué implicaciones tendrá?
La derecha ganará las elecciones al Parlamento Europeo en tres semanas, pero las divisiones entre radicales y moderados limitarán su capacidad de imponer la agenda.
Luces en el monumento del Arco del Triunfo anuncian las próximas elecciones al Parlamento Europeo. Foto: AFP

ANALISTA SÉNIORActualizado:
La inmensa mayoría de los encuestadores coincide en que la derecha será la ganadora de las elecciones al Parlamento Europeo que tendrán lugar durante la primera semana de junio en los 27 países de la Unión Europea, pero los principales analistas creen que ese triunfo se verá limitado por las divisiones internas del amplio espectro derechista, entre moderados y radicales, y entre amigos y enemigos de la Unión Europea y de la Otán.
De las 720 bancas que tendrá el Parlamento continental elegido en junio, los partidos del centro-derecha y derecha pueden superar el umbral de 361 curules que marca la mayoría absoluta. La izquierda, que cubre desde los socialdemócratas moderados hasta la izquierda radical, cederá terreno para ubicarse en torno a los 180 diputados, mientras los verdes sufrirán un retroceso notable al caer de 67 a poco más de 40. También perderán fuelle los partidos centristas agrupados en Renew Europe, que de 108 curules caerán a unas 80. Otros grupos minoritarios conseguirán unas 50 o 60 sillas.
En contra de la tendencia de elecciones pasadas a una participación baja, la más reciente entrega de la encuesta Eurobarómetro apunta a un alza de la intención de voto y predice una participación que podría acercarse al 70 % de los 400 millones de electores potenciales. Ese porcentaje está diez puntos por encima de lo que predecía la misma encuesta a estas alturas de la campaña, en las pasadas votaciones realizadas en 2019.
Los del Parlamento Europeo durante una votación en plenaria. Foto:EFE
Los más radicales están organizados en dos bloques. El primero es el grupo de Conservadores y Reformistas (ECR), que se distingue por sus críticas y su escepticismo frente al funcionamiento de la Unión Europea, y por sus llamados a endurecer los controles a la inmigración. Los partidos más importantes son Hermanos de Italia (que gobierna ese país por intermedio de su líder Giorgia Meloni), la Reunión Nacional (RN), de la líder sa Marine Le Pen, y Fidesz-Unión Cívica, del primer ministro de Hungría, Víktor Orban, aunque también hay partidos menores como el español Vox.
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Una derecha más extrema está agrupada en el bloque Identidad y Democracia (ID), que incluye a líderes como Mateo Salvini, de la Liga de Italia, y la muy cuestionada organización de tintes neonazis Alternativa por Alemania (AfD). Cada uno de estos dos grupos conseguiría de 80 a 90 bancas.
El centroderecha ganará las votaciones en países clave como Alemania (con el CDU) y España (con el PP), mientras el ECR se impondrá en Francia (con el RN), Italia (Hermanos de Italia) y posiblemente Hungría. En cuanto a ID, este sector extremista avanzará en Alemania (AfD), donde pasaría del 11 al 17 % de los votos, y se hará fuerte en Bélgica, donde puede ser el partido más votado entre los electores de habla flamenca, con el 23 % de los sufragios, casi cinco puntos por encima de su resultado en 2019.
La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, del partido Hermanos de Italia. Foto:EFE
Una derecha dividida
En el ECR, tanto el RN de Le Pen en Francia como el partido de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, han enfocado sus esfuerzos en moderar sus posturas para asegurarse la conquista de una buena porción de los votos centristas. Eso implica un respaldo razonable a la Unión Europea de parte de Le Pen, y un claro posicionamiento a favor de Ucrania y de la Otán en el caso de Meloni.
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Eso explica que ni Meloni ni Le Pen quieran verse asociadas con el extremismo del grupo ID, en especial con la imagen neonazi que proyecta Alternativa por Alemania (AfD), muchos de cuyos líderes han sido denunciados por sus nexos con el régimen de Vladimir Putin en Rusia.
“En lo referente a Europa, Meloni ha asumido posturas mucho más cercanas al EPP que a su grupo ECR, pues su sueño es liderar una gran alianza entre el centroderecha y una derecha no extrema que deje atrás el populismo nacionalista, lo que explica que a Meloni la ubiquen como referencia de una nueva tendencia, el pospopulismo”, explicaba la semana pasada un diplomático europeo en París.
El abanico derechista está dominado por diferencias de enfoque y disputas frente a temas críticos como la guerra de Ucrania. Foto:AFP
Tal y como explicaba hace poco la editorialista del diario parisino Le Monde, Françoise Fressoz, con base en un análisis del Instituto Montaigne, “aun en caso de un gran empuje de los partidos nacionalistas populistas (de derecha) en junio, las divisiones entre ellos son tales, en especial sobre Ucrania y la Otán, que la constitución de una coalición parece improbable”.
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Su verdadero objetivo es ganar la presidencia de Francia en 2027, y para eso lleva años dedicada a moderar sus planteamiento
“Bardella nos habla a los jóvenes –decía un votante de 22 años, al diario parisino Le Figaro, en un mitin del RN en el sur de Francia– y despercude la imagen de la política, mientras los demás partidos olvidan a los jóvenes”. Muchos de esos votantes que hace poco salieron del bachillerato vivieron la inseguridad y amenazas de grupos radicales islamistas que se han hecho frecuentes en los colegios, y eso los ha empujado a votar por la derecha.
Marine Le Pen. Foto:CHRISTOPHE ARCHAMBAULT/ AFP
Lo que viene
No se sabe si la democristiana alemana Ursula von der Leyen, que ha presidido la Comisión Europea (el Ejecutivo al frente de la UE) desde 2019, y que aspira a un nuevo mandato de cinco años, vaya a lograrlo. Pero tiene opciones. Contaría con el apoyo de la bancada del EPP del que hace parte (unos 180 votos), con el de los centristas (en torno a 80 votos más) y posiblemente con el de los socialdemócratas y socialistas (más de 140) que la ven como un dique de contención contra la extrema derecha.
Esto es especialmente cierto en cuanto al establecimiento de exigencias más severas a la hora de otorgar el derecho de asilo a extranjeros que, según muchos candidatos de esta campaña, lo mismo centristas que derechistas, es un recurso del que muchos inmigrantes están abusando.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Foto:EFE
Menos inmigrantes, menos normas ambientalistas y más control y seguridad es una agenda que desde ya resulta previsible en la legislación que surja del Parlamento Europeo que sea elegido dentro de tres semanas. Pero no mucho más: el gran giro electoral a la derecha no debería implicar cambios radicales en cuanto al funcionamiento y la existencia misma de la UE, ni en cuanto al mantenimiento de la alianza militar representada en la Otán y el respaldo a Ucrania en su guerra con Rusia. Será un giro a la derecha más bien continuista.
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