Desde que José María Vargas Vila, en el siglo XIX, tuvo que abandonar el país por razones políticas y radicarse en España, son muchos los escritores que han optado por el exilio.
Hay escritores que lo hacen voluntariamente, como es el caso del escritor manizaleño Eduardo García Aguilar, quien ha vivido en México y Francia, por cincuenta años. O narradores que se han visto forzados a abandonar su “tierra de promisión” — parafraseando a José Eustasio Rivera—, como ha sido el caso de muchos compatriotas que han tenido que alejarse de su territorio.
Es lo que se ha llamado como el fenómeno de la diáspora. Una palabra de origen griego que significa dispersión.
Entre los miles de artistas y escritores colombianos que hacen parte de la diáspora intelectual, tenemos que destacar al periodista y escritor Arturo Prado Lima, que hace veinticinco años salió del país para radicarse en Madrid (España).
Prado Lima es un escritor de origen pastuso que, a pesar de los años de la ausencia, aún mantiene viva su esencia de un hombre nacido en el sur del país.
Lo conocí en uno de los tantos viajes que he realizado a la capital española, junto con otros exiliados, como el dramaturgo Carlos Bernal, el crítico de arte Carlos Jiménez, el pintor Juan Fernando Cobo, Gustavo Guzmán y Luz Ángela Valencia.
En una mesa rociada de vinos y deliciosas tapas, Prado Lima nos hablaba de la importancia de volver a leer al poeta Aurelio Arturo, y de la lejanía que existe entre el departamento de Nariño, ubicado en el sur, y el resto de Colombia.
Sobre Arturo afirmó que es el primer poeta ambientalista que le ha rendido tributo a la naturaleza.
Hoy en día, cuando el mundo está en riesgo por el abuso que ha hecho el ser humano sobre la naturaleza, vale la pena releer a este poeta minimalista nacido en el sur del país.
Sobre la lejanía entre el sur y el resto del país —parafraseando el bolero de Rolando Laserie—, Prado Lima afirma que es más fácil viajar de Madrid a Tombuctú que de Pasto a Bogotá.
Esto porque el famoso aeropuerto de Chachagüí de Pasto está enclavado entre las montañas de los Andes, y por la nubosidad espesa, los aviones deben esperar en el aire a que el tiempo abra para meterse por un hueco que deja la niebla.
“Viajar a Nariño es un asunto de ciencia ficción”, afirma Arturo Prado Lima, quien durante este cuarto de siglo en la madre patria no deja de pensar en su país, y persiste en su labor como escritor de la diáspora.
Su última producción literaria es un libro de relatos, titulado La reina de Hamburgo (Caza de Libros), en el que los viajes incesantes de aquí y de allá, y las relaciones interculturales están presentes en la vida de la gente.
Por su interés por conectar el mundo europeo con el mundo latinoamericano, Prado Lima sostiene, desde hace años, la exquisita revista virtual Conexión Norte/Sur.
Finalmente, debemos mencionar su sobria y refinada poesía, que aparece en su reciente poemario, titulado Melizza, juntos moriremos menos (Turpín Editores).
Un libro inspirado en las mujeres de Julio Cortázar:
“Yo tenía un país al sur de tu cuerpo, Melizza,
una patria adolescente
donde jugaba a esconderme entre tus llanuras
y tus selvas
y una nación que iba a la fiesta de tu vientre
con sus enaguas húmedas…”.
FABIO MARTÍNEZ