Cada vez que he trabajado como Community Manager confirmo una y otra vez que el trabajo de los influencers no es nada fácil. La creación constante de contenidos es muy exigente y demanda creatividad a un ritmo industrial. Podría uno pensar que los influencers políticos están más cerca de la retórica que de la acción, sin embargo, nunca al Congreso se habían sumado tantos jóvenes dedicados al activismo digital.
Algunos influencers del nuevo Congreso llegaron arrastrados por obra y gracia de las listas cerradas, principalmente a la Cámara. Otros lograron incluso una curul en el Senado con su propio nombre y con apenas el aval de un partido.
Gracias a listas cerradas, como la del Pacto Histórico, llegaron a la Cámara jóvenes como la directora de orquesta Susana Gómez, más conocida como Susana Boreal. Su ingreso al activismo digital en forma se dio tras viralizarse un video suyo durante el paro de 2021, dirigiendo una masiva interpretación del himno nacional deconstruido, compuesta por David Gaviria. Con nombre propio alcanzó una curul, por ejemplo, Miguel Polo Polo, un defensor del uribismo que hace varios años practica el activismo digital. Llegó a la Cámara por la Circunscripción Especial Afrodescendiente, con más de 35.000 votos.
Es momento de prepararnos para que algún cercano, un youtuber o un tiktoker, sea presidente.
El caso más interesante es el de Jonathan Pulido Hernández, de la Alianza Verde, más conocido como JP Hernández. Johnatan fue vendedor de empanadas, de dulces, cantante de música cristiana y luego un exitoso creador de contenido que, cuenta, nunca pudo pagar su estudio en Comunicación Social y creó por eso un noticiero desde las redes. Llegó directo al Senado sin haber participado nunca en una elección popular y hoy, con 30 años, dice que ganaba más como generador de contenido que como senador.
Obtuvo la tercera votación más alta del senado, con más de 186 mil votos. Es un creador de contenido con trayectoria, eso se nota porque la mayor cantidad de s los tiene por YouTube, la red social más difícil de consolidar actualmente. A diferencia de la mayoría de influencers como Susana o Polo Polo, twitter no es su canal más importante.
Se ha ganado la enemistad de muchos porque ha liderado el proyecto de reducción de salario de los congresistas, que consiste en reducir la prima especial de servicios, que redondeando significaría bajar 10 de los 35 millones de salario. Hernández logró enlazar su nombre en los medios a ese proyecto y todos hablan de “El Proyecto de JP Hernández”. Además difundió la lista de quienes no se adhirieron a la iniciativa, en la que coincide gente tan disímil como Iván Cepeda, María Fernanda Cabal, Piedad Córdoba, Paloma Valencia e Imelda Daza, del partido Comunes.
Para atacarlo o apoyarlo el país está hablando hoy de JP Hernández, quien maneja la comunicación digital perfectamente porque ahí comenzó. Todos estos casos muestran una tendencia en la política, una dirección a futuro que no tiene reversa, porque las plataformas digitales son hasta ahora el canal más democrático que ha inventado el ser humano para comunicarse. Es momento de prepararnos para que algún cercano, un youtuber o un tiktoker, sea presidente.
CAROLINA AVENDAÑO