En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí

CLUB VIVAMOS
Suscríbete
Disfruta de los beneficios de El Tiempo
SUSCRÍBETE CLUB VIVAMOS

¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo [email protected] no ha sido verificado. Verificar Correo

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión

Hola, bienvenido

¿Cual es la ciudad colombiana clasificada como la más peligrosa del mundo?
¿Cómo va el juicio al expresidente Álvaro Uribe?
¿Accidente de bus en Calarcá?
Frío inusual en Bogotá explicado por el Ideam

Crimen y castigo

Toda justicia es simbólica. Pero sin justicia la sociedad vuelve a la horda.

Alt thumbnail

Actualizado:

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon
La indefinición de la justicia está entrañablemente unida a los imponderables de la culpa y el castigo. En su origen platónico fue un atributo divino, pero puestos por la necesidad a vivir en un marco normativo, los seres humanos hallaron necesaria la sanción del transgresor de las leyes para poner una pizca de orden en el caos de la existencia. La inseguridad del juicio obligó al catolicismo a paliar con la misericordia la antigua ley que transfería la culpa de padres a hijos y pedía diente por diente. Hay diferencias entre la responsabilidad y la culpa. Cada uno es responsable de sus obras, y sin embargo nadie conoce ciertamente sus motivaciones.
En un libro de Camus alguien mata porque hace calor. No siente remordimiento. La vida le sucede. La tragedia desnuda un destino por una serie de actos fortuitos y omisiones involuntarias. Y casi siempre la revelación exige la intromisión de un dios o un oráculo que le dé un halo sagrado. García Márquez dijo que la de Edipo es la más refinada de las novelas policíacas, pues el detective al fin descubre que él mismo es el culpable que busca. Nuestra cultura está marcada por los juicios vergonzantes de Sócrates y Jesús.
Antiguamente la justicia apeló a la lapidación, la horca, el potro, el desollamiento. La pena de muerte se suavizó con la guillotina, expedita e indolora, lujo de la Revolución sa. La justicia es relativa al nivel moral de una colectividad. Para nuestra sensibilidad son intolerables la pena de abandono, el olvido del delincuente en una torre a pan y agua, sin el consuelo de un rayo de luz o una palabra amiga. En las prisiones norteamericanas pulquérrimas y automatizadas el reo debe gozar de perfecta salud para su ejecución y es libre de escoger para el último desayuno de su vida los huevos sueltos o escalfados. Pero solo maquillan el viejo problema de la purgación de la falta.
La justicia calvinista no es menos atrabiliaria, aunque es más higiénica, que la de nuestras chironas de pobres donde el individuo es atrapado en aparatosos enredos de Kafka en medio de la mugre. Entre las debilidades del Estado colombiano cuenta una justicia a veces errática. El juez municipal vestido a crédito, el togado de las altas cortes, el delirante del pabellón siquiátrico de Picaleña que se cree Simón Bolívar y el señorito que paga su pena en un club de golf parecen probarnos que la justicia es en efecto ciega. Y sorda. Toda justicia es simbólica. Pero sin justicia la sociedad vuelve a la horda, al estado de naturaleza. Algunas naciones practican una justicia cerca de la venganza. Otras por utilitarismo rastrero convierten la justicia en sainete. Hemos visto a la justicia colombiana concediendo a sus escarnecedores una jaula de oro. O condenándolos a una curul en el Capitolio.
Es otra incongruencia que en la JEP pretendan contar al Partido Comunista Colombiano entre las víctimas del penúltimo conflicto que tratamos de superar. Este fue por años un semillero de combatientes para su proyecto pánico, universitarios de clase media, y proletarios de barriada, cebados con balalaikas y películas rusas, y largas, tanto que el intermedio podía durar dos horas según un amigo mío. Y brindó a los enmontados apoyo estratégico y recursos colectados con rifas de obras de arte y peñas con empanadas y aguardiente (vodka para los gerontes), a las que asistimos en la adolescencia despistada.
Hay mucha insinceridad y oportunismo en la apelación a la matanza de la UP sin mentar la guerra intestina por la línea que en el partido conocen. En las llamadas Zidres y en los apartamentos de los comandantes hoy apaciguados siguen entronizados el Che y ‘Tirofijo’ en las repisas. Los exguerrilleros de base tratan de domar el ánimo levantisco en sus empresas agrícolas o artesanales, pero como sus comandantes parecen incapaces de purificarse del engendro ideológico que plagó de tantos sufrimientos inútiles sus propias vidas y de fracasos de la esperanza el siglo XX a nombre de la cacotopía de la justicia revolucionaria.
EDUARDO ESCOBAR

Sigue toda la información de Opinión en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon

Conforme a los criterios de

Logo Trust Project
Saber más
Sugerencias
Alt thumbnail

BOLETINES EL TIEMPO

Regístrate en nuestros boletines y recibe noticias en tu correo según tus intereses. Mantente informado con lo que realmente te importa.

Alt thumbnail

EL TIEMPO GOOGLE NEWS

Síguenos en GOOGLE NEWS. Mantente siempre actualizado con las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en Google News.

Alt thumbnail

EL TIEMPO WHATSAPP

Únete al canal de El Tiempo en WhatsApp para estar al día con las noticias más relevantes al momento.

Alt thumbnail

EL TIEMPO APP

Mantente informado con la app de EL TIEMPO. Recibe las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en tu dispositivo.

Alt thumbnail

SUSCRÍBETE AL DIGITAL

Información confiable para ti. Suscríbete a EL TIEMPO y consulta de forma ilimitada nuestros contenidos periodísticos.