Si hay algo cierto en Colombia hoy es que toda clase de mafias, todo tipo de grupos violentos y toda clase de malhechores y asesinos se han tomado el territorio nacional. Un día sí y otro también, aumenta el número de promotores de paz que mueren a manos de esa partida de criminales y de mafiosos, quienes pretenden dominar grandes zonas del territorio nacional a sangre y fuego.
La inseguridad y el terror predominan en extensas zonas del país. La Fuerza Pública, no obstante su mucha voluntad y enorme valor, no da abasto para controlar tanta violencia. Por lo demás, las complicadas circunstancias jurídicas y personales del personaje más poderoso e influyente de este país en las últimas décadas, el expresidente y exsenador Álvaro Uribe, sus desacuerdos con la Corte Suprema de Justicia, han enredado muchísimo el ambiente nacional y han confundido, cada vez más, los deberes y las obligaciones de las autoridades con los ciudadanos.
Sin la menor duda, él ha sido el personaje más popular, pero también el más polémico del país en las últimas décadas. Además de ser congresista, fue gobernador de Antioquia, alcalde de Medellín y director de la Aeronáutica Civil. Y hoy es el padre putativo del presidente de la república, Iván Duque, a quien sacó de un cargo de segunda en el BID en Estados Unidos para conseguirle una curul en el Senado y luego lanzarlo como candidato a la presidencia de la República. Por lo tanto, la influencia del poderoso Álvaro Uribe en el Gobierno Nacional es evidente. “En el país no se mueve la hoja de un árbol sin autorización del expresidente”, ha dicho algún observador.
En esta orfandad
de dirigentes y de partidos políticos, es una necesidad avalar la resurrección del Nuevo Liberalismo, partido que dio ejemplo de calidad, de rectitud y de independencia.
No obstante su poder, su enorme prestigio y su visible influencia en el Gobierno, la situación personal del importante personaje no está pasando por su mejor momento. Su nivel de aceptación, que superaba con creces el 70 %, se desplomó a un 35 % de favorabilidad. Sobre el tapete están las acusaciones por manipulación de testigos en relación con la controversia que sostiene con el senador Iván Cepeda.
Que la Corte Suprema de Justicia le hubiera impuesto al expresidente y en ese entonces senador Álvaro Uribe un obligatorio retiro en su latifundio de El Ubérrimo para impedir el riesgo de manipulación de testigos indignó al exmandatario. Acusó a la Corte de perseguirlo. Y por derecho propio, se ha constituido en su víctima.
Pero ahora, libre hace rato, y a un paso de definirse su situación judicial, todo pinta en beneficio del expresidente Uribe. El fiscal del caso, abogado Gabriel Jaimes –ficha del fiscal general, Francisco Barbosa–, ya solicitó la preclusión del caso, decisión que la revista Semana celebró con una edición dedicada a elogiar al expresidente.
A pesar de que la popularidad del exmandatario viene cayendo en picada, buena parte de sus seguidores no se detienen. Entre tanto, directores de partidos políticos y potenciales candidatos presidenciales buscan qué camino coger. Suena el resurgimiento del Nuevo Liberalismo, partido del inolvidable Luis Carlos Galán. Sus hijos, Juan Manuel y Carlos Fernando, quienes han sobresalido como congresistas y dirigentes, buscan revivir el partido que se destacó en su momento por sus ideas y propuestas.
En esta orfandad de dirigentes y de partidos políticos, es una necesidad avalar la resurrección del Nuevo Liberalismo, partido que dio ejemplo de calidad, de rectitud y de independencia.
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El Director. Sabia decisión tomaron los dueños del periódico al nombrar como nuevo director a Andrés Mompotes, reconocido periodista con muchos años de oficio como reportero. Ellos –los reporteros– son los que se meten en los terrenos peligrosos, los que se atreven, los que se exponen. Son la razón de ser del periodismo. Como siempre he creído que la reportería es la esencia de este oficio, cuando presidí el jurado del Premio de Periodismo Simón Bolívar promoví la candidatura de un reportero estrella, Javier Darío Restrepo. No solo fue el primer reportero en recibir ese premio, sino un ejemplo para todos los periodistas.
Lucy Nieto de Samper