Déspotas y maltratadores

Se multiplican los escándalos por acoso laboral –y en algunos casos, sexual– en el alto gobierno del presidente Gustavo Petro. Los líderes del mandato del cambio, que tanto dicen defender los derechos de los trabajadores, cuentan en sus filas con destacados maltratadores, abusadores y gritones, que así se desempeñan con sus empleados en la función pública.

Luis Francisco Cante, exmilitante del M-19 y quien aterrizó en la dirección andina de Migración Colombia, es procesado por la Fiscalía por abusar de su superioridad jerárquica para asediar sexualmente a una subalterna, y usar un lenguaje machista e insinuante. Según revela ‘Semana’, a la primera denunciante se sumarán otras, tras una protesta de medio centenar de empleados de la entidad en contra de Cante.

Otro cercano a Petro, el embajador en México, Álvaro Moisés Ninco, no se contentó con ser designado sin que su currículo cumpliera los requisitos. Una vez en el cargo, ha sido pródigo en maltratar a sus subalternos y hablarles “con un lenguaje repulsivo”, según denuncias hechas a la Procuraduría.

También se luce el cónsul en Chile, Sebastián Guanumen, quien en la campaña de 2022 propuso “correr la línea ética” para desatar una guerra sucia en redes sociales contra los otros candidatos. Como el Gobierno ha sido incapaz de nombrar embajador en Santiago, Guanumen es quien manda en la sede diplomática, con despliegue de poder y maltrato a funcionarios y residentes colombianos, sobre todo si no son petristas, me confirman fuentes de la Cancillería.

Según la Unidad Investigativa de EL TIEMPO y el medio digital ‘Casa Macondo’, subalternos han denunciado a la directora de Artesanías de Colombia, Adriana Mejía Aguado, por una amplia gama de maltratos, desde gritos e insultos, hasta calumnias y amenazas de despido. El Mintrabajo y la Procuraduría indagan sobre un ambiente laboral que en Artesanías describen como “de terror”.

María Gaitán Valencia, directora del Centro de Memoria Histórica, fue convocada por el Viceministerio de relaciones laborales del Mintrabajo, para una audiencia de conciliación tras reiteradas denuncias de acoso laboral en la entidad a su cargo.

Otros casos afectan al presidente de Colpensiones, Jaime Dussán, y al minsalud, Guillermo A. Jaramillo –perro de todas las bodas en materia de desatinos– por un ambiente laboral de maltratos en esa cartera. Su más reciente perla fue criticar que, en gobiernos anteriores y gracias a la Ley 100, que él se empeña en acabar, los hospitales hubiesen triplicado sus camas UCI. Olvida que esas camas salvaron miles de vidas en pandemia.

Lo del maltrato laboral tiende a ser endémico en el petrismo: lo confirman las denuncias contra la congresista del Pacto Histórico Susana Boreal, llamada a juicio disciplinario en la Procuraduría por abusos de hecho y de palabra contra integrantes de su unidad legislativa.

Se suma a la lista el canciller Álvaro Leyva, quien hace poco y ante testigos la emprendió a gritos e insultos contra la directora de la Agencia Jurídica del Estado, la exfiscal Martha Lucía Zamora, porque le hizo ver a la Cancillería que los graves errores en la licitación de pasaportes nos van a costar a los colombianos cientos de miles de millones de pesos.

Según denunció Daniel Coronell, Jorge Leyva, hijo del Canciller, y su amigo Juan Carlos Losada, funcionario de la Cancillería y quien había salido de la JEP tras la desaparición de delicados expedientes, se habrían reunido en París con empresarios del Medio Oriente interesados en esa licitación.

Al parecer, la exfiscal Zamora puso el dedo en la llaga y eso desató la ira del Canciller, quien, según cuenta ‘Semana’ y me confirman otras fuentes, les grita sobre todo a las mujeres, objeto favorito de sus cóleras, con lo cual Leyva se ha ganado un lugar más que destacado en este club de déspotas y maltratadores del gobierno del cambio.

MAURICIO VARGAS

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