Nunca fui buen amigo de la periodista española Salud Hernández-Mora, pero esta vez la apoyo con toda mi alma en su campaña contra la contaminación de las basuras arrastradas por los caños y los ríos de Colombia. Y voy a repetir literalmente sus palabras en que acusa a los colombianos que han convertido los ríos de este país en alcantarillas fluviales.
Qué vergüenza, una ciudad como Barranquilla que se ufana de su emprendimiento y modernismo, que gasta billones en obras suntuarias y soporta este delito de lesa humanidad de uno de los arroyos de la ciudad que transporta miles de toneladas de basura. ¿Dónde están los alcaldes, dónde está mi amiga Érika, directora de El Heraldo; dónde están los ambientalistas?
Esa imagen que pueden bajar de Semana TV me ha golpeado tan duramente que dan ganas demandar o entutelar al alcalde de Barranquilla por no mirar esta vergüenza que está en las pantallas del mundo entero. Mucho puente, mucho paseo fluvial, miles de toneladas de cemento, cuando a la vuelta de la esquina sus habitantes usan los caños como basureros inmundos. Dice Salud: “Barranquilla, qué vergüenza. ¿Esa es la ciudad para mostrar? ¿La Barranquilla del progreso? ¿No se les cae la cara de vergüenza, no sienten remordimiento de contaminar de esta manera los ríos y el mar?
Yo les pediría a los gobiernos que pongan este video del río de basura en los colegios todos los días después del himno nacional, después de lecciones, a ver si entramos en razón y algún día comprendemos que nada es más sinvergüenza para un ser humano que descuidar la naturaleza. Y esto mismo ocurre con el pestilente río Bogotá y con el Atrato, y ni decir del Magdalena, convertidos en alcantarillas fluviales. Es una imagen dantesca, es un crimen de lesa humanidad, porque nada nos hace más daño que la contaminación del agua”.
No crean, mis amigos barranquilleros, que este es un ataque a su ciudad. También en mi Cartagena hay problemas de contaminación, y siempre son la ignorancia y la falta de educación ambiental que hacen del magnífico sistema de caños y lagunas un basurero. La gente, ignorante y sin escrúpulos, echa basura sin pensar que con las primeras lluvias se tapan los cuerpos de agua y comienzan las inundaciones. Tenemos un código del medio ambiente escrito por los ángeles, pero nos portamos como verdaderos demonios hacia nuestra madre Tierra. Pero cuidado, Gaia se vengará.
SALVO BASILE