Cuando hace más de 3 años, gracias a una frase de mi amigo del alma, Jorge Restrepo, comencé a conocer y a practicar el trabajo comunitario, no imaginé el mundo de sorpresas que iba a descubrir. La primera y la más importante es que el bien se pega. Dicen: “Haz el bien y olvídalo”, pero yo digo: “Haz el bien y cuéntalo”. Siempre que se comienza a fraguar algo positivo para la gente, algo positivo sucede para ayudar a realizarlo.
Vamos en orden. Por medio de mi enfermera, la gran Palmina Alvis, supe de la existencia de una casa para adultos mayores en el barrio Zaragocilla, el Refugio La Milagrosa de ciudadanos abandonados por sus familias que sor Paola recibe y milagrosamente aloja y alimenta. Apenas decidimos adoptar a estos 70 viejitos llegó una donación de leche en polvo y de arroz que dio inicio a una carrera espontánea para abastecer el refugio y a un grupo de gente que además de donar para tener el corazón contento quiere participar en la manutención de estos abuelos.
Viejos huérfanos abandonados por su propia familia que a través de nosotros y de ustedes van a encontrar una familia más numerosa, gracias a la cual no les va a faltar nada. Mi amigo Juan del Mar, gran restaurantero de San Diego, me ofreció su colaboración mensual para que sor Paola no tenga más problemas de alimentos, y hasta cine les tenemos. Cuando le conté a mi amigo Munir Falah, presidente de Cine Colombia, me ofreció enseguida una invitación para todos, incluidos crispeta y refresco, así que nos vamos a cine, abuelos. Y la directora operativa de Corazón Contento, Agripina Perea, ya se enamoró del proyecto y va a mantener una bodega exclusiva para ellos.
Así que hagamos un pequeño balance de nuestra actividad solidaria número uno, ‘Corazón contento’: de 250 a 300 almuerzos de lunes a viernes, más un espacio que provee una educación no formal. A través de nosotros alimentamos a 150 niños del barrio Villa Hermosa, en Nelson Mandela, donde la gran doña Ludís, sin ayuda de nadie, está construyendo un verdadero colegio: Los Hijos de María. A la Fundación Abrazando Esperanzas le colaboramos con aportes de alimentos para los niños de la calle de El Pozón, y al Refugio La Milagrosa, en Zaragocilla, le colaboramos en todo lo que podamos. Y ahora, la gran sorpresa de unirnos a Ángeles Somos y constituir una veeduría ciudadana que siga todos los trabajos de la ciudad para evitar la cantidad de elefantes blancos que manchan nuestras hojas de vida como gobernantes y ciudadanos de Cartagena de Indias.
SALVO BASILE