Amárrense los cinturones, agárrense duro, tengan los nervios templados y pídanle al Divino Niño del 20 de Julio y al Señor de los Milagros de Buga que intercedan por Colombia.
Con un discurso de poderosa factura oratoria, sin necesidad de vibratos veintejulieros y con estremecedores alcances políticos, institucionales y electorales, el Presidente abrió una legislatura en la que estarán en juego los pilares de la Nación, el Estado de derecho, la democracia, la separación de poderes, la reactivación económica, la seguridad nacional, la convivencia, el campo, la justicia social y las elecciones de 2026.
Para comenzar, es justo reconocerlo, Petro hizo lo correcto al asumir la responsabilidad por las acciones de Olmedo López y la pestilente corrupción de la UNGRD.
Con la misma vehemencia con la que le aplaudo esa acción, le reclamo por la persistencia de las prácticas en su gobierno que históricamente han incubado los actos de corrupción, como nombrar en altos cargos a exponentes de muchos vicios de la política o abrir la transacción con parlamentarios a la hora de considerar proyectos en el Congreso.
Así se orquestaron los pupitrazos que sellaron el trámite de la pensional y así se inicia la legislatura. Con un elemento adicional: Prada y Velasco son hermanitas de la caridad en materia de espuela política al lado de Juan Fernando Cristo, quien debutó sepultando la aspiración política de Katherine Miranda y garantizando que la Cámara baile al ritmo que el Gobierno le ponga cuando se vislumbra una agenda de altísima complejidad. Veamos.
En lo institucional, debate abierto sobre el poder constituyente, que es la médula del Estado, invocación del ‘fast track’ –mecanismo totalitarista que sofoca y anula controles democráticos–, y extensión antijurídica de los alcances de una declaración unilateral de Estado, irregular por demás.
En lo económico, nada menos que una nueva tributaria ante la olla raspada de la liquidez, el precario crecimiento, la desconfianza inversionista y el desplome de recaudos; una modificación de las vigencias futuras que se vuelve una fábrica de incertidumbres; una sensible discusión para modificar la regla fiscal y una búsqueda de nuevas inversiones forzosas al sistema financiero.
La cereza en el pastel económico será la tramitación del incandescente presupuesto del 2025 entre incremento brutal del gasto, presiones electorales y regionales, restricciones heredadas, obligaciones crediticias, ofertas populistas y mermelada multicolor.
Las tormentosas leyes que ya se cobraron la cabeza de ministros volverán al ruedo: la reforma de la salud y la estatutaria de educación, en cuyo primer sepelio Fecode cantó la misa de réquiem.
Adicionalmente, para el aparato productivo, irrumpen una incierta ley de servicios públicos y una trepidante agenda de reformas agrarias, mientras continúa el trámite de la controversial reforma laboral.
Esta es una legislatura profunda y peligrosa porque casi todo está en juego y en el tercer año muchos congresistas se vuelven lobos desesperados por bocados de Estado que los gobiernos suelen suministrar en cantidades industriales.
La conclusión es clara: esta es una legislatura profunda y peligrosa porque casi todo está en juego y en el tercer año muchos congresistas se vuelven lobos desesperados por bocados de Estado que los gobiernos suelen suministrar en cantidades industriales.
Y porque las campañas políticas prenden motores; porque los violentos están a sus anchas en muchos territorios; porque la oposición es todavía una colcha de retazos inconexos; porque la Cámara parece cooptada de entrada y en el Senado las fuerzas están muy parejas pero son volátiles, y porque quieren acudir a procedimientos que aniquilan el debate democrático.
Esta situación exige observatorios legislativos, control político, veeduría ciudadana, coraje cívico, preparación argumental, unificación de criterios y voluntades en torno del bien común, dignidad en el Senado y, en general, dignidad de los congresistas, rigor informativo y movilizaciones ciudadanas.
Lo que quedó demostrado es que a punta de ataques personales a Petro, lo único que van a lograr es que el petrismo se reelija. Ojo. Estamos advertidos. Y hay mucho por hacer.
JUAN LOZANO