Yo sí soy atrevida

Me angustia ver que vivimos en una sociedad que a menudo premia la conformidad y la cautela, pero es en el acto de atrevernos donde realmente comenzamos a explorar lo que somos capaces de hacer y ser. La vida es una colección de momentos, y cada segundo que pasa sin que nos atrevamos es un susurro de lo que podría haber sido.

La vida es demasiado corta para ser vivida en la sombra del "¿qué pasaría si...?". Creo firmemente que el arrepentimiento, ese es el peor sentimiento con el que podemos cargar. Es la pesada mochila que llevamos cuando nos damos cuenta de que el miedo nos detuvo, que las oportunidades se esfumaron mientras nos paralizaba la indecisión.

No se trata de lanzarse ciegamente sin medir consecuencias, sino de calcular el riesgo y aun así, dar el paso. Porque el crecimiento personal, las oportunidades de innovación, y las verdaderas aventuras nacen de ese primer paso atrevido.

¿Qué es lo peor que puede pasar si te atreves? Quizás enfrentar un fracaso, toparse con un error, o descubrir un resultado inesperado. Pero sobre todo eso, en su esencia, son simplemente escalones en el aprendizaje, peldaños que nos elevan y nos enseñan. El fracaso es el maestro más riguroso y, a menudo, el más generoso. Atrévete a escucharlo.

Dentro de la generación de no atrevidos y cautelosos que se ha educado, me inquieta que la mayoría son mujeres, es decir, que las atrevidas somos inclusive menos. Es decir, dentro de la gente que no se atreve a tomar riesgos, la mayoría son mujeres. Y no es de sorprendernos si es que las mujeres seguimos siendo educadas hoy día para cumplir con unos roles de la sociedad que son una construcción totalmente desalineada con la realidad que vivimos. Las niñas son educadas para que guarden silencio, para que sean muy “educadas”, pero, sobre todo, para que por nada del mundo sean atrevidas.

Y yo, aquí me sigo soñado una comunidad de niñas súper atrevidas, que sin duda alguna tendrían el poder de cambiar el mundo tomando riesgos, innovando y atreviéndose a darle rienda suena a sus sueños con acciones transformadoras. Ayúdame, tú que me lees, a convertir a una niña en una atrevida, motivándola, mostrándole un camino diferente, lavándole la cabeza para que se dé cuenta que no hay nada malo en atreverse.

Te invito a desafiar la percepción, a cambiar el relato. Ser atrevido no es un juego infantil, ni un acto de irresponsabilidad; es la esencia de una vida plenamente vivida. Sobre todo en un país como el nuestro, en donde hay tanto por hacer, por crear y por solucionar, necesitamos muchos atrevidos, pero también muchas atrevidas que revelen su potencial.

Cuando miramos hacia atrás, no serán los momentos de cautela los que recordaremos con cariño, sino aquellos en los que respiramos hondo, apretamos los dientes y saltamos. ¿Y tú, te vas a atrever a ser atrevid@?
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​*CEO Biz nation