El lunes pasado, el Departamento Nacional de Estadística (Dane) dio a conocer los resultados del producto interno bruto (PIB) de Colombia correspondiente al tercer trimestre de este año. La economía nacional registró, entre julio y septiembre, un crecimiento de 2 por ciento, superior al -0,6 por ciento reportado en el mismo período del 2023 y en línea con lo registrado en el segundo trimestre de este 2024.
Las expectativas sobre la dinámica económica en el tercer trimestre eran cruciales, ya que constituían un indicador del ritmo de la reactivación productiva del país. Si bien el dato final es positivo y marca un camino de recuperación, los analistas del mercado esperaban un número un poco más alto, entre 2,1 y 2,5 por ciento. Esto significa que, sin desconocer el avance, el crecimiento del PIB en los próximos meses necesita tomar más ritmo.
La fotografía del reporte del Dane refleja un balance agridulce. Por un lado, diez de las doce ramas productivas en la medición están en terreno positivo y se destaca el aumento del 14,1 por ciento de las actividades artísticas y de entretenimiento. Otro resultado para resaltar es el del sector de agricultura y ganadería, con un alza de 10,7 por ciento en comparación con el mismo trimestre del año pasado.
Se requiere una recuperación económica equilibrada y sostenible, y el mejor instrumento es un plan integral de reactivación.
Con ese crecimiento de dos dígitos, el agro se consolida como el principal motor jalonador de la economía nacional. La actividad cafetera, con su positivo entorno internacional, seguida de la pesca y la acuicultura sostienen estos importantes desempeños. Las buenas noticias del campo deben ampliarse para varios productos –flores, banano y otros– y servir de incentivo para atender con más eficiencia los desafíos estructurales de la economía rural del país.
Por otro lado, los dos rubros del PIB que cerraron el tercer trimestre en rojo despiertan serias alertas. Las industrias manufactureras cayeron un 1,3 por ciento y ello evidencia la ausencia de una estrategia concreta y clara para la reactivación de este importante sector económico. En último lugar, el Dane reportó el desempeño de las actividades de minería e hidrocarburos con una contracción del 7,1 por ciento. Por sus altas contribuciones en materia de generación de empleo, impuestos y regalías, el bajón industrial y de crudos y carbón es motivo de alarma.
SSin desconocer el tránsito de la economía colombiana, lejos del terreno negativo y con mayor crecimiento, despierta preocupación esa tendencia divergente entre los comportamientos de esas ramas de la producción. Si bien los desempeños y las contribuciones de los renglones económicos son heterogéneos y responden a diversas dinámicas, la estrategia de reactivación debe contemplar e integrar de la mejor manera los distintos sectores. En especial si se trata de motores jalonadores de crecimiento y creadores de puestos de trabajo como las industrias, los comercios y la construcción de vivienda.
En conclusión, las buenas noticias de la agricultura y el entretenimiento deben ponderarse con las alertas desde las industrias, la vivienda y los hidrocarburos. Se requiere una recuperación económica equilibrada y sostenible, y el mejor instrumento es un plan integral de reactivación, bajo el liderazgo del Gobierno Nacional.