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La parada que le pegó Carlos Antonio Lozada a ‘Iván Mordisco’
¿Qué significa que el senador de Comunes lo separe 'de la insurgencia de las Farc-Ep'? Análisis.
Alias Iván Mordisco durante el encuentro del 'Estado Mayor Central' en Caquetá. Foto: EFE / Ernesto Guzmán
El senador Julián Gallo, quien durante los años de confrontación armada se hizo llamar Carlos Antonio Lozada, frenó en seco a 'Iván Mordisco' y su grupo armado, que el domingo pasado hicieron su controversial presentación en sociedad a nombre del 'Estado Mayor Central de las Farc-Ep'.
“El autodenominado 'Estado Mayor Central' está integrado por gente que no hizo parte en ningún momento de la historia de la insurgencia de las Farc-Ep ni de su Estado Mayor. Ni siquiera llegaron a ser parte de los estados mayores de bloque. La opinión pública debe tener claro que ellos han decidido llamarse de esa manera, pero ninguno de ellos hizo parte de las direcciones nacionales o de los bloques”, dijo Lozada.
Con relación a la noticia donde se anuncia el inicio de los diálogos entre el gobierno nacional y el autodenominado Estado Mayor Central queremos expresar 4 ideas centrales 👇 pic.twitter.com/OFV5tWyxLz
Su afirmación es importante porque entrega elementos para aclarar la confusión creada entre muchos colombianos que vieron el fin de semana un déjà vu de lo ocurrido en el fallido proceso de negociación del Caguán entre 1998 y 2002 bajo la istración del presidente Andrés Pastrana: cientos de combatientes en camuflado, poderosamente armados, paseándose soberbios entre la humilde población civil.
Eran tiempos en los que los comandantes de las Farc llegaban a hablar con los dos negociadores que tuvo el Gobierno —Víctor G. Ricardo y Camilo Gómez— y de entrada ponían sus fusiles sobre la mesa. 'Iván Mordisco' —su nombre real es Néstor Gregorio Vera Hernández— llegó al acto realizado en los Llanos del Yarí con un fusil de asalto Tavor 21, de fabricación israelí, calibre 5,56 por 45 milímetros y en una camioneta Jeep Wrangler Rubicon fabricada en Estados Unidos y equipada con varios elementos de lujo.
Esa ostentación fue precisamente una de las causas que provocaron el rechazo de buena parte de los colombianos al proceso, que terminó explotando en mil pedazos. De hecho, el propio Lozada es el protagonista de un video famoso cuando fue captado subiendo sus camionetas a unos planchones para internarse de nuevo en la selva y una periodista le preguntó ¿y ahora qué?: "A la guerra mientras que llega otro gobierno a hablar en serio".
Disidentes del autodenominado Estado Mayor Central reunidos en Sabanas del Yarí, en Caquetá. Foto: 16/04/2023 Foto:Ernesto Guzmán. EFE
Al poder llegó el presidente Álvaro Uribe Vélez, quien, al día siguiente de su posesión, el 8 de agosto de 2002 viajó hasta el Caquetá, trazó una raya imaginaria y dijo: "Las Farc no me vuelven a cruzar de aquí", recuerdo que prometió.
Fueron ocho años de la política de seguridad democrática con la que se logró arrinconar a esta guerrilla, que en sus mejores momentos había logrado tener presencia en todos los departamentos del país. En una época incluso sus militantes se creyeron el cuento de que podían obtener la victoria: "Vamos a ganar", me dijo una tarde en las llanuras del Caguán 'Simón Trinidad'. ¿Por qué cree eso?, le pregunté. "Porque nosotros estamos convencidos de que podemos ganar y las Fuerzas Armadas creen que pueden perder y eso en la guerra es un factor decisivo".
Álvaro Uribe, 2002. Foto:Carlos Duque
Con Uribe, sin embargo, la correlación de fuerzas cambió. En el escenario entró la Fuerza Aérea y con su aporte produjeron unas bajas de hombres que hasta entonces se creían invencibles. De hecho, el propio 'Trinidad' fue capturado y enviado a Estados Unidos; luego murieron 'Raúl Reyes' y el 'Mono Jojoy', y el Ejército propinó unos golpes audaces, como el de haber ingresado a sus propios campamentos para arrebatarles a Ingrid Betancourt y 14 secuestrados más.
En 2008, a los 78 años de edad se murió de muerte natura el líder y fundador de las Farc, Pedro Antonio Marín, conocido con los alias de Manuel Marulanda y Tirofijo.
Llegó Juan Manuel Santos al poder convencido de que era la hora de dialogar, pero no dudó en autorizar el ataque a 'Alfonso Cano'. Garrote y zanahoria. Entonces se nombró un equipo negociador en cabeza de Humberto de la Calle y Sergio Jaramillo, quienes advirtieron a las Farc que en las negociaciones, que serían en La Habana (Cuba), importarían tanto la forma como el fondo. En primer lugar, no se negociaría el modelo económico, y para hacerlo se hablaría con ropa de civil y sin armas.
Se firmó el acuerdo que permitió que las Farc dejaran no solo las armas, sino que se convirtieran en un partido político legal, Comunes, con presencia en el Congreso. Con múltiples falencias, el Acuerdo de Paz con las Farc es una realidad que refleja los avances democráticos de nuestra sociedad. De ahí la importancia de mirar hacia adelante y no permitir mensajes erráticos como lo ocurrido en el Yarí que alimentan el escepticismo entre los colombianos.
Imagen del presidente Juan Manuel Santos y Rodrigo Londoño, en la firma del acuerdo en el teatro Colón. Foto:Carlos Ortega / EL TIEMPO
Lozada da la bienvenida a la posibilidad de que 'Mordisco' pueda hallar en el diálogo una salida a la confrontación. Pero, eso sí, sin menospreciar este logro de toda la sociedad: “Saludamos el inicio de conversaciones entre el Gobierno nacional y las mal llamadas disidencias, aclarando, además, que cualquier conversación y acuerdo que se haga con estas organizaciones no puede ser en detrimento de lo ya acordado entre las Farc-Ep y el Estado colombiano (...). La 'paz total' debe verificarse sobre lo que ya se construyó en los acuerdos de La Habana”, dijo.
Y de paso le exige frenar la persecución contra quienes firmaron la paz. “Es urgente y prioritario que el Gobierno nacional exija a estos grupos que cesen la violencia contra los firmantes de la paz y contra las comunidades y los líderes sociales. Exigimos a la vez que estos grupos públicamente se comprometan a suspender las amenazas, los desplazamientos y los asesinatos de quienes firmamos la paz”, dijo.
Alias Iván Mordisco asistió al encuentro del Estado Mayor Central en Caquetá. Foto: 16/04/2023 Foto:Ernesto Guzmán. EFE
Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. 'Mordisco' y su gente no son las Farc-Ep. La Fundación Ideas para la Paz, un riguroso centro de pensamiento, lo dice en uno de sus análisis:
1. Las disidencias no son fáciles de encajar en una misma categoría: son una amalgama de estructuras con orígenes y trayectorias heterogéneas.
Enmarcar a las facciones disidentes en una categoría únicamente por el perfil de los comandantes que tienen mayor visibilidad es un error que desconoce el origen y la trayectoria de gran parte de las estructuras.
2. Son más proyectos de unificación que estructuras con unidad de mando y control.
Más que facciones con una estructura jerárquica que imparte directrices a toda la organización, las disidencias son una federación de grupos bajo una misma sombrilla, pero con intereses, formas de operar y grados de articulación diversos, además de una gran autonomía en su funcionamiento a nivel territorial.
3. Es difícil rastrear la línea política fariana.
Gran parte de las disidencias están comandadas por personas que no tuvieron relevancia en la cadena de mando dentro de las Farc, llevaban pocos años en la organización o fueron milicianos.
De ahí la importancia del mensaje de Lozada. En el propósito de buscar la 'paz total', no se puede borrar de un plumazo la memoria de lo construido.