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Resistencia a los antibióticos, un desafío futuro de la salud pública
El primer mandamiento para contrarrestar el problema es tomarlos solamente si el médico los recetó.
Del 90 al 100 por ciento de los enfermos hospitalizados por covid-19 recibieron un antibiótico. Foto: iStock
El principal daño colateral de tomar antibióticos sin tener una infección de este tipo es que las bacterias generan un mecanismo de resistencia a estos medicamentos que hace que cuando en un futuro realmente se necesiten habrá microorganismos ante los cuales ya no tendrán efecto.
“Si uno toma antibióticos para una infección que no es por bacterias, por ejemplo, infecciones virales, lo que va a hacer es generar resistencia sin ningún beneficio”, explica Carlos Álvarez, médico infectólogo, miembro de la Asociación Colombiana de Infectología (Acin).
Álvarez agrega que la resistencia no solo se genera con las bacterias que conviven con nosotros, sino que “a su vez, como interactuamos con otras personas, podemos facilitar la transmisión de estas bacterias y, por lo tanto, hacer que otra persona tenga bacterias resistentes, incluso si no ha tomado antibióticos”.
En este sentido, lo que ocurre cuando se consume antimicrobianos es que las bacterias, que son organismos vivos, tratan de buscar mecanismos para defenderse.
En concreto, las bacterias son susceptibles a los antibióticos, es decir, se mueren cuando se consume el antimicrobiano, pero hay otras bacterias que no mueren, adquieren la posibilidad de buscar un mecanismo que evite la acción del antibiótico, generan alteraciones genéticas que se traducen en barreras para la acción del antibiótico.
De este modo, de acuerdo con Álvarez, hay que tener en cuenta que las bacterias son muy “buenas vecinas”.
“Los mecanismos de resistencia no solo se los pasan a sus clones o hijas entre comillas, sino que adicionalmente se los pueden pasar a bacterias vecinas y esto hace que ese fenómeno de resistencia que generó una bacteria pueda ser utilizado por otras bacterias que están alrededor de aquella”, explicó el infectólogo, haciendo énfasis en que, dada la gravedad del problema, es quizás uno de los desafíos que deberá encarar la salud pública en el futuro.
Los 12 mandamientos
Asimismo, normalmente cuando se habla de los antibióticos lo primero que se viene a la mente es que aparezcan efectos secundarios, pero lo más importante es que, en el caso de los antimicrobianos, está el riesgo y la posibilidad de que los microorganismos generen una resistencia a estos.
En ese contexto, desde 2017 el Ministerio de Salud y Protección Social planteó algunas estrategias para hacer frente a la resistencia antimicrobiana.
En primera medida, la recomendación principal es que solo se ingiera un fármaco antibiótico si el médico lo recetó, teniendo en cuenta que ante síntomas de cualquier enfermedad se debe acudir con un especialista y no automedicarse en ningún caso.
Así, resulta fundamental tener presente que automedicarse antibióticos puede tener riesgos para su salud: tomarlos en momentos innecesarios puede crearle en el futuro mayores complicaciones en el tratamiento de enfermedades.
Si uno toma antibióticos contra una infección que no es por bacterias, por ejemplo las infecciones virales, genera resistencia sin obtener beneficio
Por otra parte, en caso de que el médico tratante le haya formulado antibióticos, tómelos tal como se los recetaron y por el tiempo indicado, en razón a que los medicamentos están diseñados para tratar enfermedades específicas y su médico conoce en profundidad cuál es el medicamento que será más efectivo para tratar su afección.
Incluso, de acuerdo con el Ministerio de Salud, la comunidad científica insiste en la necesidad de ser rigurosos a la hora de consumirlos, pues su mal uso está haciendo que estos medicamentos pierdan eficacia.
A lo anterior se suma tener claro que aumentar la dosis de antibiótico no lo mejora más rápido, pero en cambio aumenta el riesgo de efectos secundarios. “Aumentar la dosis de un medicamento puede generarle una intoxicación y tener un efecto adverso en su cuerpo”, explica la cartera de Salud.
Si los síntomas de la infección persisten, no prolongue el antibiótico, en cambio consulte a su médico.
Foto:istock
De otro lado, tenga en cuenta que los antibióticos solo sirven para infecciones causadas por bacterias y que estos medicamentos no sirven para curar infecciones causadas por virus como el de la gripa, a lo que se suma que los antibióticos no previenen el contagio de esta ni de otros virus.
Otra buena práctica es no compartir los fármacos con familiares o amigos. Es frecuente que una persona que se siente mal, con dolor de garganta, molestias urinarias o fiebre, recurra a esas pastillas de antibiótico que le sobraron de un tratamiento previo, propio o de algún familiar: no lo haga, ya que esto puede que no trate los síntomas efectivamente.
No istre sus antibióticos a sus mascotas, ellas requieren ser vistas por el veterinario en caso de necesitarlos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que las industrias agropecuarias, piscicultora y alimentaria dejen de utilizar sistemáticamente antibióticos para prevenir enfermedades en animales sanos.
Finalmente, el lavado de manos frecuente evita el contagio de virus y bacterias. Según la OMS, el lavado de manos es una de las estrategias claves para una vida saludable.