En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión
¡Hola! Parece que has alcanzado tu límite diario de 3 búsquedas en nuestro chat bot como registrado.
¿Quieres seguir disfrutando de este y otros beneficios exclusivos?
Adquiere el plan de suscripción que se adapte a tus preferencias y accede a ¡contenido ilimitado! No te
pierdas la oportunidad de disfrutar todas las funcionalidades que ofrecemos. 🌟
¡Hola! Haz excedido el máximo de peticiones mensuales.
Para más información continua navegando en eltiempo.com
Error 505
Estamos resolviendo el problema, inténtalo nuevamente más tarde.
Procesando tu pregunta... ¡Un momento, por favor!
¿Sabías que registrándote en nuestro portal podrás acceder al chatbot de El Tiempo y obtener información
precisa en tus búsquedas?
Con el envío de tus consultas, aceptas los Términos y Condiciones del Chat disponibles en la parte superior. Recuerda que las respuestas generadas pueden presentar inexactitudes o bloqueos, de acuerdo con las políticas de filtros de contenido o el estado del modelo. Este Chat tiene finalidades únicamente informativas.
De acuerdo con las políticas de la IA que usa EL TIEMPO, no es posible responder a las preguntas relacionadas con los siguientes temas: odio, sexual, violencia y autolesiones
Leonid Rógozov, el hombre que tuvo que operar solo su propio apéndice
En medio de una expedición en la Antártica, el cirujano ruso debió realizarse una apendicectomía.
El cirujano apenas tenía 27 años cuando debió operarse a sí mismo. Foto: Archivo de Vladislav Rógozov
La carrera entre el capitalismo y el comunismo estaba en uno de sus puntos más álgidos de la historia en la década de los 60, con la joya de la corona siendo la llegada a la Luna en 1969. Mientras que Estados Unidos buscaba demostrar las proezas que se podían lograr gracias al libre mercado, la Unión Soviética (URSS) se enfocó en celebrar a los héroes que venían de la clase obrera.
En medio de la Guerra Fría, los soviéticos dieron inicio a expediciones en la Antártica que, además de explorar el territorio y aprovechar para sentar bases estatales de investigación, buscaban el reino perdido de Shambala, un mítico poder tibetano. Los Bolcheviques a través de estas expediciones tenían el propósito de fusionar la filosofía de oriente para reforzar la influencia de la URSS en Asia Central.
En 1961, la sexta expedición dio inicio con el fin de establecer un centro de operaciones en el Oasis Schirmacher: la base Novolazarevskaya equipada por 12 . Leonid Rógozov, de 27 años, era el único médico en la expedición. Una vez establecidos, el equipo quedó atrapado en un invierno hostil.
Luego de 36 días de viaje, la expedición arribó a la Antártida por barco. La tripulación fue clara al establecer que no regresarían hasta el año siguiente debido al invierno. Volar tampoco era una opción, pues la nieve y las ventiscas lo hacían imposible.
Tras dos meses, la salud de Rógozov empezó a caer súbitamente y su equipo se vería enfrentado a una encrucijada de vida o muerte sin posibilidades de buscar ayuda del exterior.
Es así como Leonid Rógozov, luego de considerar sus síntomas y las opciones que tenía, determinó que la causa de su dolor era apendicitis aguda. Según el portal de Mayo Clinic, una apendicitis no tratada puede resultar en la perforación del apéndice, lo que causa que la infección se esparza por el abdomen, comprometiendo otros órganos. Esta situación pone en riesgo la vida del paciente.
Tras su cirugía se estandarizó la práctica de enseñar a todos los de una expedición a realizar una apendicectomía. Foto:Archivo de Vladislav Rógozov
Rógozov temía que su apéndice explotara, por eso con mínimas herramientas quirúrgicas y un equipo no familiarizado con el área de la medicina, tomó la decisión de extirparse a sí mismo el órgano.
"Era una condición médica que había tenido que operar muchas veces, y en el mundo civilizado es una operación de rutina. Por desgracia, en ese momento él no se encontraba en el mundo civilizado. En cambio, estaba en medio de un desierto polar", explicó Vladislav Rogozóv, hijo del médico, en charla con el medio británico ‘BBC’.
La cirugía a sí mismo
Era tan sistemático que incluso les dio instrucciones de qué hacer si él perdía la conciencia
El médico describió el dolor que sentía como “una tormenta de nieve, gimiendo como 100 chacales”, según un diario de viaje que le heredó a su hijo.
En medio del dolor, Rogozóv no podía simplemente cruzarse de brazos y morir en medio de la nada. Fue así que elaboró un plan detallado para realizar una auto-apendicectomía donde explicaba paso a paso cómo se realizaría a sí mismo la operación junto con tareas y funciones específicas que llevarían a cabo sus compañeros de la expedición.
"Era tan sistemático que incluso les dio instrucciones de qué hacer si él perdía la conciencia, cómo inyectarle adrenalina y practicarle respiración artificial", dijo Vladislav en la entrevista realizada por la cadena ‘BBC’.
Los ayudantes principales debían proporcionarle los instrumentos quirúrgicos, posicionar correctamente la lámpara y sostener el espejo con el que Rógozov podía ver con claridad sus órganos y completar de manera correcta la cirugía. El director de la estación, aunque no cumpliera funciones dentro del proceso quirúrgico, estaba presente en caso de que alguno de los asistentes se desmayara.
¡Atención!: imágenes sensibles a continuación.
Sheesh! that's doctor vladislav rogozov. He was the only doctor in an expedition in the Antarctic, when he felt very ill. He had to have an appendix removal surgery, so he did it himself. pic.twitter.com/jdmcUyaGg0
Rógozov pudo completar sin mayor complicación el procedimiento, aunque al llegar a la parte final, la más difícil de la operación, casi perdió el conocimiento, ya que la pérdida de sangre y las casi dos horas de operación sofocaron su cerebro.
Usado como propaganda soviética
Aunque estuvieran en medio de la nada, la guerra entre el capitalismo y el comunismo seguía presente. Una vez se hizo su autodiagnóstico, Rógozov tuvo que pedir permiso a Moscú para realizarse la cirugía a sí mismo.
El fallo de la operación, que implicaba la muerte de Rógozov, podría considerarse como publicidad negativa para el programa antártico soviético. Luego de la intervención del director de la base Novolazarevskaya, pudo conseguir la bendición del partido para iniciar la intervención quirúrgica.
El cirujano junto a su hijo, Vladislav. Foto:Archivo de Vladislav Rógozov
Tras sobrevivir a su propia operación y a la expedición, Leonid Rógozov se convirtió en un héroe nacional. La historia de su supervivencia y su increíble hazaña de operarse a sí mismo en condiciones extremas se convirtieron en una leyenda poderosa para la propaganda soviética.
La llegada de Yuri Gagarin al espacio sucedió 18 días antes de la auto-apendicectomía de Rógozov, de allí que la propaganda soviética comparara ambas historias como hechos heróicos que ponían en alto a los rusos.
Luego de su retorno a Rusia, Leonid Rógozov fue galardonado con la Orden de la Bandera Roja del Trabajo, la cual honraba las grandes hazañas que realizaban los hombres para enaltecer el Estado Soviético.