Omeprazol: ¿para qué sirve el medicamento y cuáles son sus efectos secundarios?

La acidez estomacal es natural y una valiosa sustancia química que contribuye a una digestión ordenada. Pero en exceso o en el lugar equivocado, es una amenaza, inflama e irrita el esófago, suele causar acidez y a veces contribuye a la aparición de úlceras en el estómago y el duodeno, la primera parte del intestino delgado. 

Una de las soluciones a esta problemática fueron los fármacos. En 1970 la cimetidina (Tagamet) fue un gran éxito comercial; según algunos, fue el primer fármaco superventas. Otros fármacos de la misma clase, conocidos como bloqueantes H2, no tardaron en seguirle, como explica Harvard School of Medicine en un artículo.

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Medicamentos como el omeprazol, el lansoprazol, el pantoprazol, el rabeprazol y el esomeprazol forman parte de los llamados inhibidores de la bomba de protones (IBP), que se usan desde hace más de 20 años en medicina para atenuar los síntomas y tratar estas enfermedades.

Los IBP impiden la producción de ácido, natural en la digestión, entonces el cuerpo responde reconociendo que no hay suficiente ácido y trata de producir más gastrina. 

De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina, MedLine, "la presentación del omeprazol de venta con receta médica es en cápsulas o paquetes de gránulos de liberación retardada, que libera el medicamento en el intestino para evitar su descomposición por los ácidos del estómago".

La posología del omeprazol de venta con receta médica suele ser una vez al día antes de las comidas. Cuando se usa para eliminar la Helicobacter pylori puede tomarse dos veces al día cuando se utiliza con otros medicamentos o hasta tres veces al día, antes de las comidas, cuando se utiliza para tratar afecciones en las que el estómago produce demasiado ácido. Esto depende de la recomendación de cada profesional en medicina.

Al principio, existía cierta preocupación por que los IBP pudieran aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de estómago. Pero, como expone el artículo de Harvard, esas preocupaciones han sido desplazadas por otros efectos secundarios con mayor fundamentación.

1. Riesgo de fracturas. Algunos estudios han demostrado una relación entre los IBP y el riesgo de fractura, sobre todo de cadera, porque podrían dificultar la absorción del calcio. El riesgo de fractura es probablemente bastante pequeño, pero es otra razón para no tomar un IBP a menos que sea necesario.

2. Riesgo de neumonía. Varios estudios han demostrado que las personas que toman IBP parecen tener más probabilidades de contraer neumonía que las que no lo hacen.

"Normalmente, el ácido estomacal crea un entorno bastante inhóspito para las bacterias, pero si los IBP reducen los niveles de ácido, el número de bacterias puede aumentar".

3. Deficiencia de hierro y vitamina B12. La acidez estomacal ayuda a transformar el hierro y la vitamina B12 de los alimentos para facilitar su absorción. Con los estudios recientes se ha disipado un poco, porque puede ser leve. 

Si sufre de acidez, pero quiere reducir el consumo de los IBP debe tener en cuenta las recomendaciones médicas.

Algunos consejos frecuentes que recopila MedLine son:

- Mantener un peso saludable: Un aumento de peso puede incrementar el riesgo de reflujo ácido. 

- No fumar: Se cree que la nicotina también relaja el esfínter esofágico, lo que puede provocar reflujo o acidez.

- Evite ciertos alimentos y bebidas: picantes, grasos o desencadenantes como el café. 

- No consuma bebidas carbonatadas: bebidas como la gaseosa o el agua con gas  envían ácido al esófago. 

- Repose después de comer: El ejercicio o los movimientos muy fuertes pueden hacer que el ácido suba al esófago. 

- Duerma con la cabeza elevada: Al dormir, la cabeza debe estar entre 15 y 20 centímetros más alta que los pies. 

LAURA ALEJANDRA ALBARRACÍN RESTREPO 

REDACCIÓ