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La competencia es conmigo
Cada uno de nosotros es distinto. Tenemos virtudes y capacidades muy diferentes.
Creo que no tenemos que ser tan genios como Einstein para ver lo obvio en esta frase. Sin embargo, pareciera que lo más obvio es lo menos común en nuestra manera de ver la vida.
Las deportistas suelen interrumpir su periodo para evitar que les llegue la regla durante periodos de competencia. Otras mujeres lo hacen para evitar malos ratos en sus ratos de ocio. Foto:123RF
Constantemente nos comparamos con los que nos rodean, sin contemplar que cada uno de nosotros es distinto, y que tenemos virtudes y capacidades muy diferentes. A diario nos sentimos fracasados si no logramos lo que los otros logran o, por el contrario, nos consideramos superiores si creemos que lo hacemos mejor.
No somos ni lo uno ni lo otro. Cada quien está viviendo una vida completamente distinta a la del vecino, el colega, el amigo, e incluso a la de sus familiares.
Nos han enseñado desde niños a competir con todo el mundo; también nos dicen que la competencia nos hace mejores. Yo cuestionaría si es esa competencia feroz y permanente la que nos ha hecho más egoístas y mezquinos como seres humanos.
Desde chicos nos inculcan que hay que competir por recursos, por dinero, por parejas, por oportunidades o por cualquier otra cosa que queramos obtener o ser. Y siempre reiterándonos que nunca hay suficientes recursos, trabajo, amor o dinero para todos. Si queremos algo, tenemos que ganárnoslo comprobando que somos mejores que los demás.
¿Qué pasaría si entendemos que hay otra forma de sobresalir y de obtener todo lo que soñamos? Una manera que no implica competencia con otros, sino con uno mismo. ¿Y si nos diéramos cuenta de que no hay que ser mejor que los demás, sino que la clave es ser nuestra mejor versión? ¿Que nuestra verdadera competencia es contra aquello que nos limita a nosotros mismos: la complacencia, la pereza, el miedo y el ego?
Si dejamos de mirar hacia los lados y empezamos a mirar hacia adentro, siempre lograremos ser lo mejor en todo... ¡sin someternos a comparaciones con nadie más!