La crisis por el conflicto bélico que hoy ha causado Rusia al invadir Ucrania no puede sino tener consecuencias negativas para el medioambiente y la lucha contra el cambio climático, al menos en el corto plazo.
La Unión Europea importa de Rusia más del 40 % del gas que consume. De esta forma, las sanciones internacionales a Rusia, como lo son las restricciones al comercio con este país y la
cancelación del gasoducto Nord Stream 2, pueden afectar de manera directa los mercados energéticos europeos, los cuales tendrían que desplazarse a otros energéticos, como el carbón, lo que dispararía las emisiones de gases de efecto invernadero y afectaría el cumplimiento esperado para esta década de los Acuerdos de París y el límite de no aumentar el calentamiento más de 1,5 Cº.
Según explica el médico y ambientalista, Camilo Prieto, es importante señalar que el consumo de gas en países como Austria y Finlandia depende prácticamente un 100 % de Rusia. Mientras que en el caso de Alemania, este valor es cercano al 60 %.
"Alemania, además, ha bloqueado la certificación del gasoducto ruso Nord Stream 2. Este proyecto busca llevar gas ruso, no solamente a este país, sino al resto de la Unión Europea, y está proyectado que su alcance sea para más de 26 millones de hogares. Sin duda, sin este energético los países tendrían que trasladarse a fuentes fósiles como el carbón. El conflicto en Ucrania no es solo una tragedia humana, sino un potenciador de la crisis ambiental global", señala Prieto.
De acuerdo con Prieto si bien existe la visión de que con la crisis y la salida de Nord Stream 2 los países europeos se verán forzados a acelerar sus paso hacia energías limpias, lo cierto es que en el corto plazo estas no podrían entregar la cantidad de energía requerida para satisfacer las necesidades de los ciudadanos de distintos países.
En ese sentido, lo más probable, por ahora, es que las naciones europeas que requieren del gas ruso para producir energía, sobre todo en las épocas de invierno, empezarán a mirar hacia el carbón como una alternativa muy viable, pero que también tiene mucho impacto en la manera en la que enfrentamos el cambio climático.
Nord Stream es un sistema para transportar gas de Rusia a Alemania y a otros países europeos a través del mar Báltico. El sistema consta de dos gasoductos: Nord Stream I, que funciona desde 2011, y Nord Stream II, que se terminó de construir en el 2021, pero que su licencia para operar estaba engavetada desde noviembre pasado.
REDACCIÓN MEDIOAMBIENTE
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